Es casi seguro que mientras está leyendo esta nota está pensando, además, en muchas otras cosas. La mente divaga, va y viene, conecta con hechos del pasado y se entretiene imaginando lo que vendrá. Se distrae. Se dispersa. Regresa al presente.
Es casi seguro que mientras está leyendo esta nota está pensando, además, en muchas otras cosas. La mente divaga, va y viene, conecta con hechos del pasado y se entretiene imaginando lo que vendrá. Se distrae. Se dispersa. Regresa al presente.
Lograr que cada uno de los momentos que vivimos a diario se transiten de una manera mucho más consciente, más atenta y sin juzgarlos son objetivos de Mindfulness (léase mainfulnés), un método basado en las tradiciones orientales y adaptado a las necesidades occidentales que propone prestar atención de una manera especial a aquello que se está haciendo ahora. ¿Las ventajas? Encontrar el equilibrio, reducir el estrés, regular la ansiedad, vivir con más armonía y más amorosamente.
El interés por esta práctica está creciendo en la Argentina entre los usuarios y los profesionales. La ciencia también se ha ocupado de estudiar las ventajas de Mindfulness.
En Rosario más de 50 personas participaron en febrero y marzo de un curso intensivo dictado por uno de los entrenadores con más experiencia en el país, el psicólogo Martín Reynoso. La respuesta a la convocatoria sorprendió. “Ya estamos planificando otros cursos y actividades”, contó Ileana Bauza, de Ineco Grupo Oroño, la institución médica que organizó el curso.
Reynoso pertenece al staff de profesionales de Ineco (Instituto de Neurología Cognitiva) que dirige el neurólogo Facundo Manes. Fueron pioneros en impartir en el país este método como complemento de terapias médicas.
Hijo de padres filósofos, Reynoso se inició siendo muy joven en la búsqueda del bienestar psicofísico espiritual. Es cinturón negro de karate y también incursionó en distintas prácticas meditativas. Su formación en Mindfulness la hizo en el Center For Mindfulness en Boston (el centro precursor), en Massachusetts, y en Nueva York.
En diálogo con Más, el experto mencionó que desde el 2000 se han incrementado en el país los programas e intervenciones basados en Mindfulness en medicina, deportes y empresas. “La técnica impactó de manera significativa en los usuarios y generó confianza en quienes demandan este tipo de servicios y también en los profesionales derivadores (psicólogos, médicos, psiquiatras que la recomiendan como complemento de tratamientos)”.
Para Reynoso este método tiene dos pilares fundamentales: la actitud de atención plena (curiosidad, ecuanimidad, aceptación) hacia todo lo que vivimos, y el entrenamiento que conduce a la mejora de esa habilidad para “vivir con más plenitud”.
De hecho se ha comprobado neurocientíficamente que el entrenamiento en Mindfulness —realizado de manera constante y a través del tiempo— produce cambios positivos a nivel cerebral en lo que se refiere a la capacidad de concentración y atención.
En Rosario. El sábado 28 de febrero se realizó en la ciudad el primer encuentro masivo con el Mindfulness. Fue un curso intensivo de 12 horas que se repartió en dos intensas jornadas. Médicos, profesores universitarios, psicólogos, amas de casa, empresarios formaron parte de un heterogéneo universo de practicantes novatos.
Después de una breve introducción sobre los principales lineamientos del método se dio paso a los primeros intercambios, a las primeras impresiones de quienes asisten. Escucharse, escuchar al otro con atención y respeto, describir emociones, sensaciones y registrarlas es parte del proceso.
Reynoso muestra tramos de películas, publicidades, apela a frases célebres e inspiradoras, explica cómo funciona el cerebro para captar la atención de los que llegan ávidos de aprendizaje, pero aún con muchas dudas a causa de lo desconocido del Mindfulness en nuestro medio. Estos aspectos teóricos se van intercalando con la práctica de ejercicios mentales y físicos que promueven la concentración, el reconocimiento del propio cuerpo, de los sonidos con los que convivimos, y hasta la identificación de cada una de las cosas que molestan y estresan.
Conocer profundamente a esos “estresores” cotidianos, desmenuzarlos, permitirá luego identificarlos rápidamente para “bloquearlos” de un modo consciente e impedir que nos afecten tanto.
Quizá el mayor desafío del coach (entrenador) sea trasladarle a la gente cuáles son los verdaderos fundamentos de la práctica, lo basal, lo vital. Y no sólo es cuestión de que lo comprendan, sino de que lo internalicen, lo hagan pasar por la mente y el cuerpo.
El profesor busca que los alumnos se lleven una idea —al menos cercana— de qué es Mindfulness. Todo un reto.
“Prestar atención momento a momento. Vivir consciente, ser consciente, darse cuenta, sea lo que sea que está ocurriendo”, dice Reynoso, pausada pero firmemente.
A diferencia de otras prácticas que buscan “despegar” mentalmente de lo que está pasando, alejarse, esta técnica busca lo contrario: tomar lo que sucede tal como es, sin definirlo como bueno o malo, sin ponerle etiquetas, sin querer evitarlo. “Busquen la comodidad en la incomodidad”, repite Reynoso durante uno de los ejercicios, intentando demostrar que es posible soportar mejor, con más alivio y sin tanta carga eso que nos toca vivir, sea la espera del colectivo que parece que nunca llega, un embotellamiento, el zumbido de una mosca cuando estamos estudiando, el ringtone insoportable del celular del compañero de trabajo, el perro del vecino que no para de ladrar, la tristeza por un amor no correspondido, la bronca por una tarea que nos desagrada, la ansiedad por una decisión difícil que debemos tomar.
Aquí y ahora. “Es traer la mente y el corazón a este momento. Y también el cuerpo. Que estemos acá en esto que estamos haciendo. Cada instancia que transitamos es algo único y Mindfulness te entrena para que puedas darte cuenta de cómo tu mente va del pasado al futuro perdiéndose lo único real que tenemos que es el presente: el único momento que hay para cambiar, para amar, para escuchar, para crecer”, enfatiza.
Antecedentes. Mindfulness se conoce en Estados Unidos a fines de los 70. Algunos años después comenzaron a aparecer las primeras publicaciones científicas sobre Mindfulness, y su número sigue en aumento. En una encuesta publicada en 2007 por Psychotherapy Networker (una de las más populares entre los psicólogos norteamericanos) se vio claramente cómo había crecido el interés de los profesionales en prácticas basadas en este método.
Pero también la investigación básica (en especial la neurofisiología) se ocupa cada vez más de este conjunto de técnicas. Y en ámbitos educativos crece su importancia ya que muchos consideran que la práctica en la infancia puede traer grandes beneficios en el aprendizaje.
Mindfulness es “la capacidad humana universal y básica que consiste en la posibilidad de ser conscientes de los contenidos de la mente momento a momento”, según una de las definiciones más extendidas a nivel mundial.
¿Qué cambios concretos provoca? Reynoso explica que “se consigue mejorar niveles de ansiedad, estrés y depresión. Mejorar la atención, concentración y a veces la memoria de trabajo como también la aceptación y la tolerancia al dolor”. En definitiva, agrega: “Permite tener un rol activo de autoprotección/autocuidado que traerá incluso mejoras en la alimentación y el ejercicio físico”.
¿Es difícil? “No, pero hay que estar predispuestos, tener la intención de conocer el método. El gran desafío es la práctica que conlleva cierta rutina y disciplina. Si no practicás, nada de todo esto sirve demasiado”.
► El camino es un elogio del presente
Vivimos en los tiempos del multitasking, de la multitarea. Agitados, agobiados, sin mucho espacio para lo que nos gusta o da placer. “El tiempo de la vida se convirtió para el hombre en un simple obstáculo que hay que superar a velocidades cada vez mayores. No se piensa demasiado en el camino como un elogio del presente, esa franja de tierra por la que se va a pie y que tiene sentido en sí misma”, reflexiona el psicólogo y entrenador de Mindfulness Martín Reynoso, parafraseando a Milan Kundera.
Caminar el presente, sentir, interrogarse sobre lo que nos duele o molesta es imprescindible para lograr vencer al estrés (o al menos convivir mejor con él), uno de los grandes productores y promotores de enfermedades tanto física como mentales.
Una de las tareas que promueve Mindfulness es la identificación de estresores propios. “Cada uno tiene los suyos, las cosas que a mí me molestan o resultan insoportables no necesariamente son las mismas que generan malestar a otro”, detalla Reynoso. Sin embargo, después de años de trabajo con cientos de personas que pasaron por los cursos, el terapeuta está en condiciones de afirmar que hay estresores comunes que aparecen en el relato de los practicantes con bastante frecuencia. El dinero, las injusticias, los pensamientos catastróficos, el tiempo, la resistencia, la soledad, los estímulos en exceso, son algunos de ellos.
En Mindfulness se invita a reflexionar sobre estos “enemigos” para conocerlos con mayor profundidad y de ese modo intentar convivir con ellos de una manera más armónica. “No se trata de aislarse, de evitar el dolor, de escapar, sino de atravesar cada instancia de la vida de la mejor manera pero con todo lo que traen”, señala el psicólogo.
Algunas preguntas para hacerse:
• Dinero: ¿Qué significado le doy? ¿Reconozco el poder que el dinero da? ¿De qué manera manejo ese poder? ¿Es un medio o un fin en sí mismo? ¿Puedo adaptarme a un cambio en la entrada de dinero (sea esta mayor o menor)? ¿Puede mi familia y entorno aceptar y adaptarse a ese cambio? ¿Regulo los gastos de manera coherente a ese momento? ¿Gasto más de lo que gano?
• Injusticia: ¿Puedo conscientemente diferenciar el dolor del sufrimiento? ¿Puedo aceptar que el concepto de justicia es a veces diferente para cada uno?
• Pensamientos catastróficos o anticipatorios: ¿Reconozco ser una persona con pensamientos catastróficos o anticipatorios? ¿Son estos permanentes o sólo ocasionales? ¿Se refieren a un tema específico o son generalizados? ¿Al observarlos, puedo descubrir que cuando la mente imagina y se anticipa generalmente se aleja de lo real? ¿Soy consciente de que los pensamientos se construyen en función de un patrón o esquema determinado? ¿Puedo darme cuenta de ese patrón o esquema? ¿Puedo darme cuenta de la retroalimentación entre los pensamientos, emociones y sensaciones?
• Soledad: ¿Por momentos puedo vivir la soledad como una oportunidad para la introspección? ¿Puedo estar solo conmigo? ¿Puedo reconocer la soledad como algo momentáneo?
• Estímulos invasivos: ¿Puedo manejarlos de manera consciente? ¿Puedo ver como la mente a más estímulos requiere más estímulos? ¿Puedo observar esta exigencia de la mente y controlarla? ¿Puedo reconocer aquellos estímulos invasivos que puedo dosificar? ¿Soy consciente de cómo me afectan?
Comenzar a responderse algunas de estas preguntas puede ser un buen comienzo para iniciar el cambio.