De la mano de la creciente resistencia social a la utilización masiva de agroquímicos para la producción de alimentos, las diferentes formas de la agricultura no industrial ganan terreno y se convierten en una opción no sólo más sustentable para el ambiente y las personas, sino también para la economía de los productores.
Una de las corrientes más antiguas de la agroecología es la agricultura biodinámica, una forma de entender y llevar adelante la producción de alimentos que encuentra sus orígenes en el pensamiento filosófico desarrollado en los años 20 del siglo pasado por el austríaco Rudolf Steiner y que se basa en los abonos verdes, la rotación de cultivos y una concepción integral del proceso productivo.
Uno de los mayores expertos de esa escuela es el suizo Ueli Hurter (co-director de la sección de Agricultura Biodinámica Mundial), quien estuvo en Rosario, donde brindó una charla y conoció de primera mano la experiencia de las huertas urbanas locales del Programa de Agricultura Urbana de la Municipalidad de Rosario.
El especialista destacó que la agricultura orgánica "es el futuro" y recordó que Naciones Unidas así lo explicitó en el último informe de la FAO. Además mencionó el ejemplo de Dinamarca —país escandinavo que tiene a la agroecología como política de Estado— que se puso como meta duplicar los cultivos orgánicos en 2020 con el objetivo de convertirse en el primer país del mundo 100 por ciento libre de agroquímicos.
—¿Cómo podría definir a la agricultura biodinámica?
—Es una de las corrientes de la agricultura orgánica, la más antigua, ya que tiene casi 100 años. Es muy consecuente y abarcativa, en ese sentido se puede decir que está basada en una ciencia de lo vivo que se manifiesta en diferentes formas y que puede ponerse en práctica en grandes extensiones o en huertas urbanas pequeñas. Es una forma de hacer agricultura muy vinculada a la cuestión de la alimentación y al valor de nutrirse. Se llama biodinámica porque mas allá de la parte biológica no se utilizan agrotóxicos, ni químicos ni transgénicos.
—¿Qué significa biodinámico en este contexto?
—Significa que retoma esa visión de lo dinámico de la naturaleza. Dinámico significa estar a la par y trabajar con las fuerzas de la vida, lo que incluye también los ritmos cósmicos además del sol. Significa lograr el mejoramiento de las plantas a partir de la naturaleza de cada especie, no alterándolas con químicos sino a partir de sus propias esencias y de su potencial. Obviamente que es una disciplina que entiende al suelo en su aspecto vivo y busca potenciarlo como parte de un todo. También busca integrar a los animales silvestres y domésticos como algo fundamental del ciclo ecológico. Se trata de integrar todo bajo el concepto base del organismo, por eso cada emprendimiento agrícola es tomado como un organismo superior que debe ser entendido como un ser que requiere cuidados.
—¿Qué tipo de insumos utiliza esa forma de producción?
—Una de sus características es la utilización de una serie de preparados orgánicos que se llaman preparados biodinámicos que se elaboran en base a plantas. Se usan como insumos para fertilizar. Decimos que son una suerte de homeopatía para la tierra porque son no sintéticos, y se usan muy poquito.
—En Argentina el modelo agrícola dominante es el industrial. ¿Qué lugar puede tener la agricultura biodinámica?
—Si miramos en perspectiva cuál es la agricultura que nos puede brindar un futuro mejor podemos tomar en cuenta el informe de la FAO de Naciones Unidas y del Banco Mundial sobre el futuro de la agricultura, en el cual un equipo de 400 científicos del mundo entero concluye que la agricultura regional autogestionada y ecológica es la que será capaz de responder a los nuevos desafíos, y no la agricultura química. Por lo que, proyectado a 20, 30 o 40 años, este paisaje por ahora predominante de agricultura industrial tendrá que cambiar. Yo creo que lo que existe hoy, los proyectos y las experiencias de agroecología, son los gérmenes de algo que está por venir, y que necesariamente debe venir.
—¿Cuál es el grado de difusión de la agricultura ecológica en Europa?
—Existen muchos países europeos como Alemania, Francia e Italia, y otros como Estados Unidos o Japón donde los productores orgánicos están mucho mejor que los convencionales, ya que se trata de un sistema que ofrece respuestas ambientales y también económicas. En Europa la agroecología es un movimiento que no para de crecer. Si bien todavía es minoritario, crece de forma muy rápida. En Austria el 19% de los emprendimientos son agroecológicos, en Suiza el 12% y creciendo, Dinamarca tiene una política pública que prioriza los emprendimientos ecológicos, Italia también tiene un sector orgánico muy grande, con muchos empleados que hacen producción intensiva para exportar frutas y verduras al norte de Europa.
—¿Cómo puede replicarse esa experiencia acá en Rosario?
—En Rosario pude ver el trabajo que se hace en las huertas urbanas, es muy interesante saber cómo surgieron y se construyeron, la forma en la que un basural se convirtió en tierra fértil que además les da la posibilidad de un trabajo a personas con vulnerabilidad social que así pudieron reinventarse. Todo esto acompañado de una producción de alimentos sanos, y de una forma de ganarse la vida. Debemos de una buena vez entender que la salud del suelo, de las personas y de las sociedades deben ir juntas. La mitad de la población mundial vive en grandes ciudades, por lo que la agricultura urbana tiene un gran futuro, y la agricultura biodinámica tiene todo para ofrecer en ese sentido.