Juan Daniel Brusa está a cargo de la comuna de La Vanguardia, un pequeño pueblo ubicado a 50 km de Rosario. Trabajó toda su vida en la construcción, tarea que está pensando retomar porque "la plata no alcanza". Aunque agradece la confianza que la gente depositó en él, dice que se siente "sapo de otro pozo" entre los políticos y asegura: "Estaba salvado antes, no ahora"
"No me siento político, siempre tuve un rechazo". Las palabras parecerían no tener sentido cuando parten, precisamente, de un político. O,de quien, al menos, cumple con esa función. Pero cuando se indaga profundamente, uno le encuentra sentido a esa expresión, que puede resultar extraña. Juan Daniel Brusa es el presidente comunal de La Vanguardia, un pequeño pueblo de algo más de 400 habitantes y distante a 50 kilómetros de Rosario. Este hombre de 43 años se encontró al frente de una comuna, casi sin querer. Pero el dato que lo hace distinto al resto de quienes integran el mundo político —muchas veces rechazado por la gente —es que hasta hace unos meses trabajaba como intendente por la mañana y como albañil por la tarde. Porque el de albañil es su verdadero oficio, y al que no cambia por nada, porque "es donde mejor me siento". Si bien hizo una impasse en esta tarea por falta de tiempo, la realidad económica que golpea a todos los argentinos también le llegó a él. "Sinceramente lo estoy evaluando porque el dinero no alcanza. Si bien no es un sueldo malo, lo cierto es que no puedo llegar a fin de mes y analizo retomar mi otro oficio", contó con sinceridad absoluta el hombre que sólo terminó la primaria y a partir de ahí nunca dejó de trabajar.
Cuando Más llegó a la localidad, Brusa estaba en el ingreso explicándoles a dos empleados cómo se usa una lavadora con la cual iban a limpiar el cartel de bienvenida. El artefacto es de su propiedad, según relató. La misión era preparar todo para la inauguración de la nueva ruta, la 22S, un acto que se realizó el 1º de diciembre y que contó con la presencia del gobernador, Miguel Lifschitz. También se aprovechó la ocasión para presentar el monumento realizado en honor al ex intendente Juan Carlos Divita, quien falleció el año pasado en un accidente y debido a este episodio Brusa asumió para cumplir el mandato (luego en diciembre ganó las elecciones).
"No es un político típico. La humildad es una de sus características más sobresalientes" El presidente comunal derrama humildad. Se nota en su expresión, en su hablar y al observarlo en el contactocon la gente. En su despacho, rodeado de fotos familiares, con su esposa y tres hijos, se pone a cebar mates y a contar una historia que no debería llamar la atención. Tendría que ser más habitual pero no lo es si uno observa cómo algunos políticos no sólo cambian su personalidad sino también su estilo de vida en poco tiempo. No le gustan las entrevistas a Brusa, y lo dice sin vueltas, anque con una sonrisa. "Esto me cuesta, así como dar discursos".
"El monumento lo hice yo, trabajé con algunos muchachos y va a quedar en la historia. Al menos es algo que voy a dejar para siempre", confió orgulloso en la pequeña oficina comunal, donde un par de empleadas van de un lado para otro acomodando papeles y atendiendo a algunos habitantes que se acercaban para ponerse al día con los impuestos.
"Nunca sentí que fuera político. Hay gente que es fanática, yo no lo siento así. Sé que tengo que tratar con políticos. Pero entré a la comuna por el Flaco (Divita). Mi familia fue siempre peronista. Y entré con radicales, nada que ver... Con lo que le pasó a él, me tocó asumir", relató tímidamente con voz tenue, pausada y mate en mano.
En La Vanguardia y otras localidades de la zona Brusa es reconocido desde hace años por suslabores en la albañilería, algo que debió dejar por los compromisos que conlleva conducir un pueblo por más pequeño que sea. "Tuve que aflojar un poco porque no podía estar en los dos lados, en la comuna o en la obra. Por el momento se lo dedico a la comuna porque quiero poner todo", sostuvo.
¿Albañil o intendente? "Me gustan las dos cosas. La construcción es mi pasión. Y la verdad es que con el sueldo de la comuna no llego a fin de mes. Tuve que acortar mucho mis gastos. Llegué a tener 20 empleados. Nada que ver con este sueldo, que no es malo, pero sinceramente no llego. En la construcción hubo días en que estaba seco y en otros momentos que manejaba mucha plata. La construcción es así. Pero es mi pasión".
"Estoy mirando —insistió— para hacer algo. El tema es que a la mañana no la tengo y a veces a la tarde tampoco. Y a la gente hay que cumplirle con el trabajo que quiere. Pero pienso en que voy a tener que salir a hacer algo. Cuando realizo un trabajo en una obra, hacé de cuenta que estoy en el paraíso. Me olvido de todo, me despejo".
La política, dicen, no es para cualquiera. Hay que estar preparados o, en general, llegan a esos lugares personas con cierto poder o prestigio. Brusa sólo completó la primaria y tiene un oficio duro como el de albañil. Así lo entiende el presidente comunal: "La mayoría de los intendentes son abogados, doctores o contadores y tienen otro estilo de trabajo. Me han visto, por ejemplo, laburando en el monumento y eso llama la atención, pero es algo habitual que haya agarrado la cuchara, ja. No es un ejemplo, es algo normal porque realizo lo que siempre hice".
Los mates van y vienen y Brusa se suelta otro poco. Se siente cómodo y se anima a relatar sensaciones internas o situaciones que le tocó transitar. "Muchos me dicen que me salvé (económicamente). Yo digo que estaba salvado antes, ahora no. Tenía mucho trabajo, no me peleaba con nadie, estaba tranquilo. Ahora a una persona le quisiste cobrar un impuesto y te mira diferente y se enoja. Tenés un enemigo que antes no tenías. Acá me peleo con gente para defender el pueblo, que es de todos y no mío".
La alta función que tiene en la localidad "me dio respeto porque no es lo mismo decir que sos albañil que intendente", aunque también "estuvo a punto de quitarme lo que es mi vida familiar. Y para mí lo primero es la familia. Por suerte nos adaptamos a esto y pudimos salir adelante".
Brusa tiene la palabra "agradecido" incorporada. La repite a cada instante. Por eso expresó una vez más: "Doy gracias de haber aprendido el oficio de albañil". Sabe que hoy está en otro lugar, con un título diferente y que no deja de sorprenderlo. "Estuve con gente que no pensaba que iba a estar. El gobernador (Miguel Lifschitz) por ejemplo. Hay veces que me pregunto: ¿qué hago acá? No me sentía parte del lugar. Es raro. Soy sapo de otro pozo".
"Brusa admite que tratar con los políticos "es difícil". A pocas horas de dar un discurso frente al gobernador se lo notaba nervioso"
La simpleza que tiene la gente del pueblo está intacta en este hombre. No está "contagiado" de los vaivenes de un ámbito que muchas veces llega a ser nocivo. Brusa se expresa con la coherencia de cualquier persona que lucha día a día por subsistir. "Cuando veo las fotos de algún político con un chico me choca. Porque, ¿sabés?, te das cuenta de que no es natural. Se ve mucho en las elecciones cuando van a los barrios, saludan a la gente y abrazan a los chicos cuando no lo hacen nunca antes", tiró sin fisuras, no ajeno a la realidad.
El termo se vacía durante la entrevista. Mientras toma el último mate habla una vez más de su máxima preocupación por estas horas. El discurso que dio, luciendo un traje por primera vez, junto al gobernador y los habitantes de La Vanguardia, a la vera de la nueva ruta: "Eso me está preocupando bastante. No me gusta ser el centro de atención".
>> Un tema sensible que genera divisiones "Los argentinos tenemos instalado el concepto de que no hay honestidad. Que no se puede confiar en nadie. Lo cierto es que las leyes son muy blandas en nuestro país. Cualquiera hace cualquier cosa y no pasa nada. Para mí deberían ser más bravas, caso contrario no hay miedo a nada. Si tenés la oportunidad de llenarte de plata o cometer un crimen lo hacés, total, no pasa nada", analizó Brusa sobre una realidad dura que transita nuestro país y a la que parece que ningún político le encuentra una solución concreta.
En su modo de pensar, existe también un tema que genera divisiones entre los argentinos. Un tema complejo, a veces difícil hasta de plantear. "Si funcionara la pena de muerte creo que hay cosas que no pasarían. Yo creo que sería una solución. No me sale decir que estoy a favor, pero no niego que puede ser un camino porque nadie le tiene miedo a nada, y eso no puede ser. Por supuesto que esto debería ser aplicado en casos extremos, muy extremos. Acá un tipo te mata y sale al otro día. Y no puede pasar eso. Es cierto que se debe tener mucho cuidado para que no se castigue a un inocente. Es lo que pienso de un tema realmente delicado", opinó.
>> Sobre Macri
"Creo que el tipo tiene una estrategia y que saldremos adelante o nos terminamos por hundir. No es mucho el camino. No creo que quiera tener una mala imagen. O se la dejaron muy difícil y no supo reflotarlo. Cuando te dejan algo mal es difícil remontarlo, pasa en las comunas. A lo mejor le pasó algo así y, obviamente, en escala mayor. Viene todo complicado y cada vez se pone peor. Ojalá salgamos adelante con algún cambio o con la estrategia que tenga. Nunca me gustó Macri como candidato a presidente, pero hay que pensar en salir adelante", sostuvo Brusa al dar su impresión sobre el presidente de la Nación.