Habla durante casi dos horas del enamoramiento que puede producir el té. De los sentimientos y sensaciones que en él provoca, y de la enorme cantidad de personas que quedan atrapadas, año tras año, en la pasión por esta bebida. Ese amor, esa devoción, explican por qué el rosarino Diego Morlachetti le dedicó su primer libro a esta infusión. Y por qué lo hizo con tanta dedicación y delicadeza, tanto esmero, tanto detalle.
Sobre la "semilla de la pasión de Diego" hace referencia, en la introducción de El Libro del Tea Gourmand, el experto Rajah Banerjee, un maestro hindú súper reconocido en el mundo, que destaca el trabajo de Morlachetti, director de la Escuela Argentina de Té, quien puso todos sus conocimientos al servicio de este flamante trabajo gráfico que fue editado por el sello local Homo Sapiens.
En una charla con Más, el autor dio detalles sobre la "cocina" de este interesante producto ilustrado con fotografías de Gustavo Goñi y Flavia Morlachetti y diseño de Guillermo Buelga. "Me acerqué con la propuesta a la editorial y me encontré con que su titular, Perico, es un apasionado del té, algo que no sabía. Me contó un montón de anécdotas, de situaciones que vivió en viajes. La verdad es que fue, al principio, una conversación más asociada al té como bebida que al proyecto. Creo que hablamos como dos horas de los tés que cada uno había probado, de los que nos habían regalado", dice con una sonrisa.
Y de eso se trata también el té, de ser un acompañante ideal en la soledad o en los encuentros. "Si, suele suceder que me cruzo con personas que no saben a qué me dedico y por una razón u otra terminamos hablando de esta bebida", y agrega: "Lo que sucede es que el consumo es muy habitual y está cada vez más extendido. Las estadísticas muestran que en la Argentina, en cada hogar, se compra un kilo de yerba mate por mes, pero también un paquete de té. Obvio que uno pesa un kilo y el otro 50 gramos, pero que está incorporado a la cotidianeidad es algo cierto".
Incluso, revela el experto, los millennials están encantados con el té y lo incorporan a su día a día mucho más de lo que uno imagina. "El té encuadra perfecto en la movida saludable, en el deseo de hacer algunas pausas en una vida agitada, y muchos jóvenes, aunque parezca contradictorio, están en este camino".
El libro, dice Morlachetti, está destinado a los conocedores pero también a los que desean experimentar por vez primera con las diversas variedades de la infusión y sus distintos modos de preparación. "Están los que toman té desde hace 40 años y los que tienen nuevos intereses.
De hecho, en la publicación hago un perfil de los consumidores", relata.
El capítulo 5 está justamente dedicado a descubrir ¿cuál es el paladar de té de cada uno?. "En muchos alimentos la gente sabe cómo les gusta y lo describen con exactitud: la carne jugosa, las pastas al dente, el mate dulce, la salsa fuerte, las verduras bien cocidas. Pero cuando uno pregunta sobre cómo les agrada más el té empiezan las dudas, o las respuestas son esquemáticas", señala el autor.
"El paladar de un alimento determina la relación con ese alimento, por eso es tan relevante el autoconocimiento. Así que se me ocurrió invitar a los lectores a que definan su paladar del té, y para eso propongo algunos caminos sencillos, que incluso se pueden ir perfeccionando".
La temperatura del agua, el tiempo en el que el saco o las hojas sueltas deben permanecer en contacto con el líquido son cruciales en este camino de descubrimiento, más allá de los sabores y aromas.
"La intención, también, es que cuando invitamos a alguien a nuestra casa podamos ofrecerle, de acuerdo a su personalidad o perfil el mejor té para esa persona. ¿Parece casi imposible? No lo es, porque uno se puede volver casi un experto si sigue algunos pasos", menciona Morlachetti.
Sin dudas la palabra almacén o despensa trae recuerdos para muchos adultos. En el libro, Morlachetti invita a armar la propia despensa de té, casi como un juego. Aparecen allí recomendaciones precisas sobre tés variados e infaltables.
En la lista se anotan blends (mezclas) de té, Earl Grey, Masala Chai, Genmaicha, Jasmine Tea, Mango Black y muchos más. "Los alimentos preciados, los de culto, si se quiere, deben ser guardados celosamente. Creo que es importante que tengan un lugar especial en nuestros hogares", agrega el autor.
Propuestas para el calor
El té frío está incorporado en muchos hogares, pero también ha sido un descubrimiento no tan lejano para las nuevas generaciones. "Es una bebida divertida, accesible a toda hora y que se puede encontrar también en los bares, en los restaurantes", comenta Diego Morlachetti.
El Iced Tea se impone también en encuentros de amigos, reuniones de trabajo y hasta casamientos celebrados de día.
¿Una receta rápida? Elegir el té (en sacos o en hojas sueltas). Lo mejor es el té negro, el verde o Pu Erh. Puede ser con o sin aroma agregado.
El Iced Tea requiere una mayor concentración de té dado que el hielo y el frío diluyen la concentración y la percepción del sabor.
Por eso es importante agregar mayor cantidad que en el formato caliente. Para una persona se usarán dos sacos o cuatro gramos.
El paso siguiente es calentar agua. Retirar del fuego. Colocar en otro recipiente (tetera donde esté previamente agregado el té). Llevar a cabo la infusión. Luego volcar el licor resultante de manera lenta en una copa o vaso con abundante hielo.
Ahora, adicionar el zumo de una fruta (lima, limón, naranja, pomelo, mandarina) y el endulzante de preferencia. El té estará frío en pocos minutos.
La receta tradicional implica dejarlo reposar entre 4 y 6 horas. "Si bien lleva mucho más tiempo lo cierto es que el resultado final es muy sabroso", asegura Morlachetti.
Maridajes perfectos
En el último tramo de El Libro del Tea Gourmand, el autor se da el gusto de proponer los que son, a su entender, los maridajes ideales. Para ello recurrió al cocinero Augusto González con quien hicieron "un gran equipo", según mencionó el autor.
Es sorprendente la cantidad de alimentos que quizá uno no imagina y que pueden acompañarse con té. "Muchas personas lo asocian sólo con las cosas dulces", dice Morlachetti.
Así aparecen en el texto preparaciones a base de trigo acompañadas por té de menta. O Masala, típico plato de la India, que va perfecto con una bebida que suavice el paladar. Y por qué no un mini sándwich de pastrón, palta y eneldo con tés tradicionales.
Un acto de belleza
Presentar una buena y delicada mesa, encontrar el momento del día adecuado, buscar el rincón más preciado, invitar con placer, no deberían ser hechos excepcionales, y según Diego Morlachetti, las personas lo saben y lo ponen en práctica cada vez más con el té como protagonista. En libro se detiene especialmente en el ritual de la preparación.
"Para muchos hay una repetición que los hace sentir cómodos y seguros. Para mí, ese instante en el que nos disponemos a prepararnos un té, o a compartirlo con otros, es el puente entre el estrés de la jornada y algo mucho más espiritual y relajado. Esto es algo que, además, suelen comentar muchas personas que toman té de manera habitual, y también aquellos que lo hacen de vez en cuando y que por distintos motivos no lo incorporan a la rutina, pero que si les preguntás, te dicen: es cierto, cuando tomo un tecito bajo un par de cambios".
En el capítulo dedicado a la ceremonia de la preparación hay un montón de opciones. Los recipientes en los cuales preparar la infusión son variados (hay teteras de vidrio, de hierro, de porcelana, de cerámica, de plata, de arcillas).
"Elegir la tetera acorde no es un dato menor", enfatiza Morlachetti.
"Los primeros en hablar en cómo estructurar una reunión en torno al té fueron los chinos, luego los japoneses, y casualmente en estos días, que estuve leyendo un texto sobre ceremonial japonés, decía que para ellos la instancia de encuentro con la infusión se basa en cuatro principios: la armonía, la pureza, el respeto y la tranquilidad, y que la consecuencia de todo eso es poder crear un momento bello entre dos o más personas. Y también dicen que si en medio de las tribulaciones de la vida uno puede rescatar un momento de belleza —no sólo entendida desde lo estético sino sobre todo en relación a lo que damos y recibimos en un intercambio personal—resulta, finalmente muy enriquecedor", apunta el especialista.
"Estoy convencido de que tiene un encanto particular. El té se une a las cosas más simples de la vida, las realza, las completa. Invito a los lectores a que piensen en su propia historia con el té, por más pequeña que sea. Que recuerden, que busquen en su mente situaciones en las que el té fue amigo, confidente. Que se concentren en el recuerdo del aroma. El té representa o puede representar muchas cosas buenas en la vida".
Florencia O´Keeffe