Un conductor que en 2014 provocó la muerte de un nene de 3 años cuando conducía con 1.69 gramos de alcohol en sangre, a 115 kilómetros por hora y sin anteojos por la avenida General Paz, donde chocó al auto donde viajaba la víctima, fue condenado hoy a tres años de prisión pero en suspenso y a 10 años de inhabilitación para conducir, informaron fuentes judiciales.
El fallo de la jueza Ana Dieta de Herrero, del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 causó indignación en los familiares de la víctima, Bautista Jara, que generaron algunos disturbios en la sala del sexto piso del Palacio de Tribunales.
El imputado, Juan Manuel Sánchez Villar (34), quien había llegado en libertad al juicio, fue condenado como autor del "homicidio culposo agravado" a 3 años de prisión pero de ejecución en suspenso, lo que significa que no irá preso y que sólo cumplirá esa pena en caso de que en el futuro sume una nueva condena.
La jueza condenó además a Sánchez Villar a una inhabilitación de 10 años para conducir vehículos y dispuso que fije un domicilio, se someta al control del patronato de liberados por cuatro años y realice 20 horas mensuales de trabajo en Cáritas durante ese tiempo, además de cursos de educación vial.
Los fiscales del juicio, Sandro Abraldes y Fernando Fiszer, habían solicitado en sus alegatos una pena de cuatro años y diez meses de prisión efectiva, y los abogados de la querella de los padres de Bautista había pedido una condena por "homicidio simple con dolo eventual", con penas de 8 a 25 años.
La defensa de Sánchez Villar había solicitado que la lectura del veredicto se haga a puertas cerradas y sin público, ya que la familia de la víctima estaba acompañada por amigos y asociaciones como Madres del Dolor, pero la jueza lo rechazó y sólo ordenó reforzar la seguridad en la sala, que es la misma donde en 2015 fue juzgado y condendo a prisión perpetua el portero Jorge Mangeri por el crimen de Ángeles Rawson.
Tras la lectura de la parte resolutiva de sentencia, que no incluyó los fundamentos, hubo disturbios, la madre de Bautista, Lorena Cecilia Monzón, se descompensó y el padre del nene, Gastón Hernán Jara, rompió un vidrio y se cortó la mano, por lo que tuvo que intervenir personal policial y ambos fueron trasladados al Hospital Argerich.
El hecho ocurrió cerca de las 8 del 27 de julio de 2014 en avenida General Paz -mano al Riachuelo- y el cruce con la bajada de avenida San Martín, a la altura de Villa Devoto.
Cuando elevó la causa a juicio, el fiscal de instrucción Pablo Recchini dio por acreditado que Sánchez Villar, quien conducía una camioneta Kia Sportage, dominio GDS 574, embistió en su parte trasera a un Fiat 147, patente BEU 981, en el que transitaban el matrimonio Jara y su hijo Bautista.
El accidente ocurrió cuando la familia había salido de Tigre, donde vive, y circulaba en caravana detrás de un micro donde iba su hijo mayor, de 7 años, rumbo a un torneo de taekwondo en la localidad bonaerense de San Justo, partido de La Matanza, del que iba a participar.
De acuerdo a los peritajes, lo declarado por testigos y lo que quedó registrado en los videos de la autopista, la camioneta Kia iba a 115 kilómetros por hora -cuando el máximo a esa altura es 80-, y se pasó de los carriles rápidos hacia el lento de la derecha, donde impactó al Fiat 147 de la familia Jara.
Ante esta colisión, el auto comenzó a dar trompos hasta impactar con una columna de iluminación, momento en el que Bautista, que viajaba con su mamá pero sin cinturón ni silla para niños en el sector trasero, salió despedido por la luneta y golpeó su cabeza contra el asfalto en la banquina, lo que le produjo la muerte por "traumatismos múltiples, fractura de cráneo y policontusión visceral", según la autopsia.
Varios testigos que se acercaron al lugar luego del accidente declararon en la causa que Sánchez Villar "no se podía mantener en pie", que "olía a mucho alcohol" o que "se cayó al piso" cuando descendió del rodado.
El informe de laboratorio reveló que el imputado tenía 1,69 gramos de alcohol en sangre y 2,42 en orina, es decir, que había bebido entre tres y cuatro veces el máximo de lo permitido que es de 0,5 gramos de alcohol en sangre.
Además de estar ebrio y de conducir a superando la velocidad máxima, Sánchez Villar lo hacía sin los anteojos que su habilitación a conducir exigía.