Santa Fe.- En seis horas llovieron 260 milímetros y la capital provincial se anegó casi por completo. Fue a partir de las 19.30 del lunes. Al caer la tarde de ayer todavía unas 30 familias evacuadas no habían podido regresar a sus hogares, no pocos barrios seguían con agua en sus calles y casi no había servicio -luz, agua, teléfono, colectivos, taxis y remises, atención en oficinas públicas y escuelas o centros asistenciales, transmisiones radiales y de televisión, etcétera- que no estuviera resentido sino totalmente cortado en alguna zona.
Luego de la trágica inundación del año 2003 en que 150 mil hogares quedaron bajo las aguas y 21 personas perdieron la vida en pocas horas a raíz de un desborde del río Salado, los esfuerzos públicos, provinciales y municipales, se orientaron a amurallar la ciudad con taludes defensivos.
Olla gigante.Esa medida destinada a proteger el casco urbano de las creciente cíclicas de los ríos Salado -que marca sus límites oeste y sur- o Paraná -en el borde este- convirtió a la ciudad en una gigantesca olla que ante una fuerte lluvia que se abata en poco tiempo se llena, literalmente.
Eso pasó este lunes en que al momento pico del extraordinario temporal el volumen de agua que precipitó sobre la ciudad fue de 120 milímetros por hora, según reveló el secretario Obras Públicas de la Municipalidad de Santa Fe, Roberto Porta.
Se trató de una tormenta con intensa actividad eléctrica que cubrió toda la zona, no sólo la ciudad de Santa Fe, acompañada de vientos fuertes que ocasionaron cortes de cables, caídas de árboles y que coadyuvaron a demorar el escurrimiento.
La lluvia no fue pareja en toda la ciudad de modo que el pluviómetro del Jardín Botánico en el centro norte del ejido urbano registró 266 milímetros, el del Hospital de Niños en la zona oeste de la ciudad marcó 146 milímetros y el ubicado en el distrito costero de Alto Verde, 168. En todos los caso la intensidad del fenómeno fue pareja y contundente.
Momento clave.Al desatarse el vendaval en una hora pico (a las 19.30, el comercio, la administración pública vespertina tanto como los Tribunales locales están cerrando sus puertas y los empleados regresan a sus hogares) y dado que rápidamente las calles se llenaron de agua, decenas de vehículos se fueron quedando atascados generando un caos importante sobre todo en algunas arterias del microcentro.
Ni siquiera en el 2003 se inundó el microcentro de la ciudad de Santa Fe. El lunes algunas plazas, tal el caso de la Constituyentes, quedó cubierta y numerosísimos hogares para los cuáles el ingreso del agua en su interior no había sido una realidad verificable, se vieron afectados.
Mal humor general.De modo que la tormenta sorprendió a los santafesinos volviendo a sus hogares, los dejó sin luz y anegó sus viviendas haciendo que el malhumor social trepara también de manera extraordinaria aunque sólo fuera canalizado a través de reclamos hechos oír en los medios de comunicación. Fueron muchos los que debieron postergar cualquier catarsis ante la urgencia de arremangarse y, escurridor en mano, intentar resistir la invasión hídrica en sus casas.
Si bien el municipio cuenta con un sistema de bombas extractoras (destinadas a tirar el agua fuera de la "olla") que funcionaron todas y correctamente, aunque se vieron superadas en su capacidad, la ciudadanía siempre teme que las autoridades les mientan al respecto.Un síndrome que esta presente desde hace mucho tiempo.
El agua en Santa Fe, sea que llegue por el suelo o caiga del cielo, lo primero que trae aparejado entre los santafesinos es un estado generalizado de inquietud y zozobra que dispara profundos temores que anidan en el subconsciente de esta comunidad.
Mucha lluvia en la región. También resultó muy afectada la ciudad de San Javier y localidades linderas a Santa Fe como Monte Vera o Recreo.
Esas poblaciones registraron, en todos los casos, precipitaciones que fueron superiores a los 130 milímetros y desaguan, por vertiente natural del terreno, más del 60 por ciento de sus acumulaciones sobre el ejido urbano capitalino, agregando un elemento extra de complicación a la situación generada.