Totoras.— La basura que tiran los vecinos de esta localidad comenzó a
depositarse en un nuevo relleno sanitario controlado, ubicado a unos 800 metros de la planta
urbana. Con esto, el municipio local comenzó a desterrar definitivamente el viejo depósito a cielo
abierto uricado a la vera de la ruta 34.
La habilitación de este relleno no es un dato menor. Se produce en medio de la
polémica por la generación de basurales cercanos a las rutas del sur provincial, y a pocos días del
trágico accidente que se produjo en la autopista Rosario-Santa Fe, en la zona de San Lorenzo donde
—según testigos— persistía el humo de un incendio producido dos días antes en una cava.
Una problemática común a muchos municipios, que están buscando la forma de resolver el viejo
problema de la disposición final de sus residuos.
El problema volvió a instalarse esta misma semana, luego de que se produjeran
dos incendios más, uno muy cercano al lugar del choque múltiple del lunes 6 —aunque esta vez
ardieron los pastos al costado de la autopista— y otro en un basural de Monje (ver
aparte).
Según explicó Germán Castellani, a cargo de la Secretaría Legal y Técnica de
Totoras, el proyecto tomó forma a partir del contacto con las autoridades de Medio Ambiente de la
provincia "para conocer los planes que tenían en el tema de residuos domiciliarios". De esos
encuentros y de la visita de especialistas a esta ciudad, se llegó a la conclusión de que era
necesario "explorar la posibilidad de comenzar un relleno sanitario controlado en algún terreno no
muy grande y cerca de la ciudad".
La Municipalidad puso a disposición un terreno contiguo a la laguna
estabilizadora de cloacas, y luego de una recorrida por el basural histórico en la ruta 34, la
planta de reciclado y el terreno donde funcionaría el nuevo relleno sanitario, las autoridades
dieron el visto bueno para comenzar los trabajos.
Las obras. A partir de allí se encararon las obras necesarias para acondicionar
el predio, que incluyeron alambrado perimetral, construcción de puente de ingreso con alcan tarilla
de hormigón armado, la plantación de cipreses lambertianas para cercar el perímetro, el cavado de
la primera trinchera, la colocación de un producto especial para impermeabilizar el fondo de la
cava y la preparación de un tractor que sirve para compactar la basura.
Asimismo, comenzarán las tareas de estabilizado granular en el camino que lleva
al relleno para que el camión recolector no encuentre dificultad los días de lluvia. Cada trinchera
tiene 10 metros de ancho, por 40 de largo y 3 de profundidad, procurando respetar la distancia de
la napa freáctica. Una vez que la trinchera se llena, la basura se acumula en una segunda cava, y
así sucesivamente, utilizando la tierra de la nueva cava para tapar la anterior.
Paralelamente, comenzaron las tareas para ir tapando el basural de la 34, que
está siendo utilizado en un 50 por ciento. "Con el paso del tiempo iremos clausurando el espacio
restante", prometió Castellani.