Las vuvuzelas se quedan sin aire

Diez días después de la multicolor inaguración del Mundial de fútbol en Sudáfrica, las vuvuzelas parecen haberse quedado sin aire. Desde el comienzo del espectáculo deportivo en Africa, el mundo se sorprende al ver la nieve bajo las palmeras, los espectaculares estadios, escenarios exóticos con gente simpática y el nuevo artículo de exportación, la vuvuzela.

Pero en el país anfitrión, el entusiasmo por el primer Mundial de fútbol en suelo africano decayó de modo sensible desde que el equipo nacional corre peligro de quedar eliminado en la primera fase. El efecto de la derrota de Sudáfrica por 3-0 contra Uurguay es comparada por columnistas locales con la “catátrofe del zepelín Hindenburg: después hubo sólo silencio”. Los vendedores callejeros apenas osan a ofrecer en los semáforos la bandera nacional. El artículo preferido anteriormente por los aficionados se convierte ahora en algo invendible. “Los automovilistas se ponen agresivos cuando intento venderles una bandera sudafricana”, dice uno de ellos. Las esperanzas de la población, azuzadas por la política, han cedido a la amarga decepción del anfitrión y de otros equipos africanos, a excepción de Ghana. Sin embargo, los organizadores del Mundial no notan que haya descendido el ambiente en el país.

“La gente respalda el Mundial. Por todas partes reina una gran alegría”, dijo hoy en Johannesburgo el portavoz del comité organizador, Rich Mkhondo. También la FIFA está “muy satisfecha por cómo discurre el torneo”, tal como subrayó el director de medios, Nicolas Maingot. No está planeada una nueva campaña para incrementar el entusiasmo mundialista, añadió Mkhondo. “El ambiente será bueno hasta el 12 de julio”, prometió.

Los caricaturistas han descubierto una nueva utilización de las controvertidas vuvuzelas: Un aficionado “Bafana Bafana” se hace una harakiri con ellas. No es de extrañar, en vista de ese trasfondo, que el “padre” de la nación, el ex presidente Nelson Mandela, apele a través de su Fundación a no ceder en el entusiasmo mundialista. Sudáfrica se presentó a un soprendido público mundial como un anfitrión capaz y simpático.

Tras un inicial escepticismo sobre el número de turistas que irían al Mundial, las autoridades contabilizaron en las dos primeras semanas de junio 456.000 visitantes, aunque no se sabe a ciencia cierta si todos acudieron por el Mundial. Para la semana próxima se espera una segunda ola de turistas. Los restaurantes están llenos y en los bares se festeja ruidosamente. Reina ambiente de fiesta: en las zona de aficionados, chilenos, serbios y argentinos se abrazan.