Paremos la ideología del odio
La educación sexual integral frente a la embestida de discursos que atentan contra el respeto a la diversidad.

Sábado 22 de Septiembre de 2018

En los últimos tiempos asistimos a una impactante embestida de grupos conservadores que, bajo el lema "Con mis hijos no te metas", impulsan una fuerte marcha atrás frente a diversos avances en materia de sexualidad, igualdad de género y derechos humanos que hemos conquistado tras décadas de lucha.


La visibilidad de los colectivos LGBTIQ (Lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex y queer) y la Educación Sexual Integral (ESI), aprobada por ley en nuestro país desde el año 2006, son dos de los principales focos de esta embestida que no sólo se da en la Argentina, sino que se articula a nivel de toda América latina.

"Un tipo disfrazado puede creerse mujer, pero nunca lo será realmente", "es biología no ideología" o "el matrimonio igualitario no existe, es sólo una ficción jurídica" son algunas de las consignas que se escuchan en las declaraciones de las y los referentes de este movimiento reaccionario que preocupantemente cobra cada vez más visibilidad.

Escudados en la lucha contra una supuesta "ideología de género" difunden discursos discriminatorios y violentos que llegan incluso a negar la propia existencia de las, los y les otres, menoscabando el respeto a la propia dignidad humana y desconociendo el marco jurídico vigente en nuestro país y nuestra provincia.

Esos discursos constituyen sin duda una "ideología del odio" que debemos detener urgentemente porque pone en riesgo la esencia misma de la democracia en que vivimos: el respeto y la valoración de las diversidad, y la protección de los derechos de las minorías o colectivos vulnerados en derechos.

Dentro de esos colectivos en los que debemos centrar la protección y promoción de derechos se destaca el de las niñas, niños, niñes y adolescentes. Son elles quienes tienen el derecho a recibir una educación sexual integral que les permita ejercer con libertad y responsabilidad su vida sexual, independientemente de su orientación sexual, identidad o expresión de género.

La ESI no es un tema de lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex ¡Es un tema de todes! Y en el ejercicio del derecho a recibir información correcta, con rigor científico y que eduque en el respeto a la diversidad, en el ejercicio pleno de una sexualidad para el placer, en el cuidado del propio cuerpo, en la prevención de la violencia y el abuso sexual infantil, hay un deber indelegable que el Estado debe asumir en todos los niveles y modalidades educativas.

Desde ya que las madres, padres o tutores pueden educar a sus hijes en los valores en los cuales crean, pero así como nadie les preguntaría antes de enseñar matemáticas, literatura o historia, tampoco corresponde "validar" con elles el enfoque de derechos humanos en la enseñanza de los aspectos de la sexualidad.

¿A alguien se le ocurriría consultar a padres, madres o tutores sobre qué piezas literarias leer en clases? ¿Alguna persona cree opinables los contenidos de álgebra o historia? ¿Por qué deberíamos consultar antes de enseñar a las niñas, niños y niñes sobre el respeto a la otra o el otro, a la convivencia, a la inclusión o la no discriminación?

Sin lugar a dudas el debate que se da en estos momentos es un debate que busca perfilar un sistema educativo para el desarrollo, el avance, la diversidad y la igualdad, o un sistema educativo que perpetúe la discriminación, que promueva el odio y la violencia y que siga expulsando a esas otras, otros y otres que por ser diferentes no tienen cabida en la "normalidad" del sistema.

Décadas han pasado en nuestros países para que siquiera se comience a debatir sobre la relevancia social de abordar estas temáticas con seriedad, profundidad y transversalidad. Décadas de luchas y vidas truncadas, de suicidio adolescente, de abandono escolar producto del acoso, de espacios expulsivos y promotores del odio. Y recién en estos tiempos estamos comenzando a dar pasos firmes hacia una sociedad libre de prejuicios y discriminación.

Es tiempo de no dar ni un paso atrás, ni siquiera para tomar impulso. Es tiempo de profundizar los avances, de defender los derechos conquistados, de organización y lucha para lograr todo lo que aún nos falta.

Porque en la correcta implementación de la Educación Sexual Integral, en el fortalecimiento del perfil laico de la educación, en la apertura de espacios abiertos e inclusivos a la diversidad, nos va la vida. Y no lo planteo en sentido figurado.

En una sociedad que aún hoy discrimina, señala y estigmatiza, el contar con espacios educativos inclusivos y promotores de la diversidad puede significar para muchas niñas, muchos niños y muches niñes y adolescentes, la diferencia entre la vida y la muerte.

Sin dudas hemos avanzado enormemente. Pero ha sido un avance sobre el dolor, sobre la discriminación y sobre la vivencia del odio en el propio cuerpo.

Avanzar y conquistar todo lo que falta hará que ese largo y difícil camino recorrido, que ese enorme esfuerzo realizado valga la pena.

Paremos la ideología del odio: la sociedad del arco iris que queremos construir nos lo demanda urgentemente.