El Embudo, ese espejo de agua al que se accede desde el brazo principal del Paraná por el llamado Madrejón, tiene vida propia, necesidades puntuales y también gente dispuesta a dar una mano. Con este espíritu, la vecinal El Embudo, una organización que busca su personería, se ha lanzado a juntar fondos para otorgarle a la Escuela Nº 45 Martín Jacobo Thomson un espacio de recreación. Una iniciativa que no sería sólo para el disfrute de los alumnos, sino de todos los chicos de la zona e incluso de los visitantes. Todo se hace muy a pulmón, los recursos económicos son escasos, pero ya llevan recaudado a través de donaciones el 50 por ciento de los 300 mil pesos que quieren juntar para hacerle a los chicos una plaza de juegos.
El Embudo es un lugar especial. Considerado la Meca de los remeros y kayakistas por sus aguas tranquilas, es una laguna de dimensiones bastante importantes ya que se extiende aproximadamente desde la altura del acuario hasta pasada La Florida, pero enfrente, dentro de la llamada Isla La Invernada.
Tiene un solo ingreso, sólo en épocas de crecida aparecen otras opciones, pero en la bajante, hasta hubo que hacer un dragado -no sin polémica- para que el espejo de agua no quedara aislado. Allí viven los lugareños, dedicados básicamente a la pesca, el cuidado de ganado y animales de granja, muchas veces no de su propiedad, y el mantenimiento de las casitas de fin de semana que quedan deshabitadas durante varias jornadas, y a veces, temporadas.
Parte de la geografía la ocupan, justamente, estas casas de uso temporal, propiedad en su mayoría de gente que habita tierra "continental": propiedades de factura más sencilla que otras ubicadas en el Delta. Además de algunas instituciones deportivas, como el Club Regatas, tiene paradores y despensas de donde se abastecen lugareños y navegantes. Y un establecimiento educativo, que se levanta para el lugar como una marca identitaria.
La Escuela Nº 45 Martín Jacobo Thomson, de la isla La Invernada, tiene 31 alumnos que asisten desde distintos puntos del predelta; ahora, y con la bajante, algunos lo hacen caminando largos trechos, y no faltan. La institución cuenta con nivel inicial, primario y secundario. Los que hacen la primaria en la Marcos Sastre, otra escuela de la isla que sólo tiene nivel primario, terminan sus estudios en la Thomson. Su directora, Miriam Dure, recorre cada 15 días el camino a la ciudad de Victoria (la escuela es entrerriana) para abastecerse de material escolar y de bolsones de alimentos que se entregan desde el comedor escolar, casi la única ayuda con que cuentan las familias de pescadores, sobre todo por las dos desgracias que los viene atravesando desde hace tiempo: la pandemia y la bajante del río. Para esto, Miriam, que vive en la isla, tiene que desandar el Paraná, llegar a Rosario y remontar el trayecto hasta territorio entrerriano.
Es que en La Invernada todo se hace a pulmón. Y con el mismo espíritu trabaja la Vecinal El Embudo, que funciona desde hace unos tres años y busca su personería jurídica, trabaja con recursos mínimos y con empuje. "Los integrantes somos en general personas que tenemos casas ahí, son ranchos de madera, hay dos o tres un poco más importantes pero el estilo es sencillo en el Embudo. Y el perfil de los propietarios no es el de gente de muchos intesos", dice María Laura Savatier, integrante de la comisión. La junta vecinal trabajó mucho durante la bajante para poder obtener vías de navegabilidad en época de bajante, algo que fue posible no sin conflictos con entidades ambientalistas.
Además, hay un viejo reclamo a Entre Ríos para que se abra “El cañito” en la laguna: un paso que siempre existió, que se fue sedimentando. Contar con ese canal alternativo permitiría tener dos vías de acceso al Paraná, con lo que se podría llegar más rápido al Hospital de Niños si algún chico tiene un accidente o, en el caso de los incendios, facilitaría el acceso de los bomberos.
"Todos son isleños"
Ahora, un reconocido negocio gastronómico de Rosario eligió a la escuela Marcos Sastre, de la isla El Espinillo, para donarle una plaza de juegos. El establecimiento educativo fue elegido porque es de jurisdicción santafesina. "Pero los chicos de la isla no ven si el lugar adonde asiste es santafesino o entrerriano, van a la escuela que les toca. Por eso dijimos: «La Martín J. Thomson también tendrá su parque infantil»", recordó la mujer.
Así fue como pusieron manos a la obra. Abrieron una cuenta que está a nombre del presidente de la vecinal, Gustavo Brilloni, y de la misma Savatier (que venía poniendo su cuenta individual para recibir fondos) y salieron a buscar donativos. "Necesitamos una base de 300 mil pesos, tenemos la mitad", afirma la secretaria de la institución.
La idea, contrariamente a lo que ocurre con la escuela vecina, es no dotar a una institución isleña con una plaza de juegos de plástico. "Poner plástico en la isla es un sinsentido, queremos dotar al lugar de juegos que armonicen con la naturaleza. Conocemos un taller que los hace con madera, y nos vamos a abastecer de ahí, porque además nos hace muy bien precio", dice la directiva de la junta vecinal, y aclara: "Esto, además, no será solamente para los alumnos de la escuela, estará en un espacio abierto para que puedan aprovecharla todos los chicos, ya sean residentes o visitantes".
Las escuelas son siempre caras al sentimiento de los lugareños, generan un sentido de pertenencia como pocas instituciones pueden hacerlo. La Martín Jacobo Thomson es parte de la geografía y la cultura del Embudo. Tiene incluso sus representantes, ya que hay alumnos que lograron, una vez terminada la secundaria, continuar sus estudios superiores en territorio continental. Dotal al establecimiento de un espacio recreativo es entonces, para los habitantes de La Invernada, una hecho auspicioso, mucho más valorado que en otras geografías.
Para darle transparencia a la recaudación, la vecinal abrió un muro de Facebook donde oportunamente publicará todas y cada una de las donaciones, los nombres de los donantes y el destino específico que tenga cada peso ingresado a la cuenta. A fin de facilitar las cosas, no solamente difundieron la CBU donde se puede transferir la ayuda, sino el "alias" de la cuenta: "Vecinal.el.embudo".