“Gobernar en contra de la salud y la vida es, sin duda, uno de los actos más aberrantes que puede cometer un funcionario público”, sentencia un comunicado emanado por los vecinos de Andino nucleados en organizaciones que trabajan para visibilizar el desamparo de quienes están expuestos a la aspersión de agroquímicos. Las situaciones que describen dan cuenta de la impotencia que les produce la vulneración de la normativa vigente y la indiferencia de quienes deberían velar por el cuidado de la salud de la población.
Para ellos, resulta inaudito que una ordenanza local reglamente asperjar agroquímicos a magros 100 metros cuando la antigua ley provincial -sancionada en 1995 y cuando se utilizaba aproximadamente el 10 por ciento de la cantidad de agroquímicos que se aplican actualmente- ordena 500 metros y especial cuidado por el cuidado de los habitantes, los cursos de agua y el ambiente.
“La ordenanza no tiene el fin de resguardar la integridad física de las personas, sino que lisa y llanamente busca legalizar un acto que atenta contra sus derechos constitucionales. Viola la ley provincial y sus decretos reglamentarios que disponen un mínimo de 500 metros de resguardo. Una ley provincial de por sí añeja que data del año 1995 y que es anterior al boom de la sojización”, esgrime el escrito.
El 18 de febrero los vecinos del barrio Quebradas de Andino II se levantaron de sus camas a las 6.30 y notaron que, una vez más, estaban siendo fumigados. “Algunas personas decidieron incluso abandonar sus viviendas. En un barrio habitado por familias, niños, mujeres embarazadas, ancianos, enfermos”.
Según contó a La Capital, Sergio Gorosito, uno de los vecinos que encabeza los reclamos, hay muchas denuncias. Pero tanto desde el poder judicial como de la comuna, las respuestas se amparan en que las fumigaciones no son contrarias a la ordenanza local. “Hecha la ley, hecha la trampa. El actual presidente comunal, José Abraham, fue uno de los tantos que apoyó el proyecto de ordenanza presentado por un grupo de vecinos años atrás en el que se pedía 800 metros de resguardo, totalmente libres de fitosanitarios. Y se mantuvo fiel ante un pedido por demás justo hasta que fue electo presidente comunal y decidió simplemente cambiar de bando. Hoy por hoy, al reclamo de los vecinos lo califica de antojadizo y conspirativo”, contó y añadió que “incluso envía a agentes comunales a controlar que respeten la ordenanza de 100 metros para simular que cumple su función”.
En Andino los vecinos solicitaron en reiteradas oportunidades la realización de un campamento sanitario en el cual se relevaría el estado de salud de la población, la calidad del suelo, del agua, del aire. “Nunca se pudo realizar porque se requería el aval del presidente comunal y esto no se logró nunca. Tampoco se pudo acceder a información en relación a los dueños de los campos, a excepción de la identidad de uno de ellos que es vecino de este mismo pueblo”, dijo Gorosito.
La situación vivida en Andino el 18 de febrero desembocó en nuevas denuncias y la presentación de un proyecto de comunicación mediante el cual la Cámara de Diputados de la provincia solicite al Ejecutivo provincial información en relación a este hecho.
“Andino pone de manifiesto la necesidad imperiosa de sancionar con carácter de urgencia una nueva ley provincial de agrotóxicos. A través de los años diversos proyectos de reforma de la ley 11273 ingresaron a la Legislatura provincial sin resultado favorable”, destacó el comunicado emanado por la multisectorial Humedales Rosario y además señalaron que “actualmente un nuevo proyecto de reforma, impulsado por Paren de Fumigarnos e ingresado en julio de 2020 se encuentra en tratamiento en la comisión de Medio Ambiente de la Legislatura santafesina. Se continúa con los reclamos correspondientes para que en este 2021 dicho proyecto logre la media sanción de la cámara baja. Solo nos resta confiar en un pueblo de pie y unido por la vida”.
“Las fumigaciones, al igual que las quemas que tantas veces denunciamos, son parte de un modelo productivo que arrasa los ecosistemas y la salud de los seres humanos. No hay salud en ambientes enfermos. No hay valor en un modelo que se lleva puesta la vida”, concluyeron los vecinos.