“Tengo la ilusión de que alguien las encuentre y me las devuelva”. Lucas Goro habla de dos carpetas que contienen la historia clínica de Radamel, su pequeño hijo, desde la primera ecografía en la panza de la mamá hasta estos días. Los documentos estaban en su auto. El lunes se lo robaron y si bien el vehículo apareció unas horas después, lo que más le interesa ya no estaba. Aunque también perdió sus documentos personales y algunas herramientas de trabajo, lo que le causa angustia son los papeles referidos a la salud del nene. “Los necesitamos para que pueda seguir con sus tratamientos”, explica.
Goro vive en Zavalla. Tiene 39 años y es pintor. El lunes a la tarde trabajaba en una casa del centro del pueblo cuando su auto desapareció: se lo habían robado. En el vehículo, un Fiat Palio, estaban las carpetas con el historial médico de Radamel. “Habré estado una hora y media pintando en esa casa. Incluso salí varias veces a buscar cosas en el auto”, cuenta. Cuando la tarea estuvo concluida se quedó conversando un momento con la dueña de casa y al salir a la calle, 10 ó 15 minutos después de la última vez, el vehículo ya no estaba.
Lucas no podía creerlo ("Debe ser el tercer o cuarto robo de un auto en la historia del pueblo", comenta), pero su angustia creció cuando recordó que las carpetas en las que él y su mujer, Mari, guardan desde el primero hasta el último detalle de la atención médica que recibió Goro a lo largo de sus tres años de vida habían desaparecido junto con el vehículo.
La pareja tiene razones para sentir angustia. Goro nació con espina bífida y padece hidrocefalia. Una válvula en el cráneo le permite seguir adelante. En estos días intenta aprender a caminar y los médicos dicen que su evolución es “día a día”.
El papá pide disculpas porque no puede evitar la emoción cuando lo describe. “Mi gordito es un nene alegre y tiene mucho amor”, dice. Lo describe como “un leoncito”, porque ya pasó por tres cirugías y es un luchador. “Para nosotros es todo”, resume.
El mismo día del robo del auto habían llevado al nene al médico. “Por eso las carpetas estaban ahí”, se lamenta. Goro y su mujer acostumbran a guardar todo meticulosamente en esos folios. El mismo lunes, en la última visita médica, les preguntaron cosas cuyas respuestas estaban entre esos papeles. “Es la razón por la que son importantes para Radamel”, explica. Aunque el sanatorio tiene retazos de la historia clínica del nene, los padres tenían la tranquilidad de reunir todo en un solo sitio para facilitar la tarea de los médicos y otros profesionales que atienden al nene.
“Hasta recetas de medicamentos teníamos ahí”, dice Goro con la voz entrecortada.
El auto apareció unas horas después en Rosario. Estaba en Sorrento y Cullen, en el noroeste de la ciudad, a unos 20 kilómetros del lugar del robo. Le habían cambiado las cuatro ruedas y lo abandonaron cerca de unos basurales. Lo primero que hizo Goro cuando le avisaron es preguntar por los papeles de Radamel. Así supo que ya no estaban.
Fue hasta el lugar a buscar el vehículo. Es una zona de pobreza extrema, con montañas de residuos en todas las esquinas. “Había gente por todos lados revolviendo la basura. ¿A quién iba a decirle que si encontraba unas carpetas me avisara?”. Volvió a su casa más angustiado que antes.
Ese contexto, cree Goro, hará más difícil recuperar lo que busca, aunque no pierde del todo las esperanzas. “Sería un milagro, pero no me resigno”, confiesa.
En Zavalla, mientras tanto, la gente se movilizó para ayudarlo. La historia del robo circuló por el pueblo, donde es una persona valorada, con la velocidad de un rayo. Las redes sociales de sus habitantes reprodujeron la búsqueda desesperada de Lucas y Mari y hasta el presidente comunal, Guillermo Rajmil, se ocupó del caso. Pero los vecinos también produjeron gestos de solidaridad concretos. “Muchos se acercaron para ayudarme”, cuenta. Desde dinero hasta la posibilidad de comprar las herramientas para pintar que tenía en el auto y desaparecieron, le ofrecieron de todo. Incluso un remise para que pueda seguir llevando a Radamel al médico y a su tratamiento diario de kinesiología.
Pero Lucas y Mari aspiran a recuperar los papeles que hablan del historial clínico del nene. Saben que es difícil, aunque no renuncian a la ilusión de que alguien los llame para decirles que los encontraron. “Como ya dije, sería un milagro. Pero quién dice…”.
Contacto
El teléfono de Lucas Goro para el caso de que alguien quiera contactarse para darle información de la carpeta es 3415762313.