El principal sospechoso del crimen de Katerina Quinteros (18), la joven madre dos mellizas que murió apuñalada, fue imputado por ese crimen y se le dictaminó ayer prisión preventiva. El juez Leandro Martin ordenó la preventiva al presunto femicida Walter C. (25) por pedido del fiscal Horacio Puyrredón y sin oposición de la defensa. El victimario no había podido participar días atrás de la audiencia imputativa por estar en estado de shock, pero finalmente ayer se le dictaminó prisión preventiva.
El fiscal Puyrredón presentó abundante evidencia que permitió imputar al sospechoso por el homicidio de la joven madre de dos niñas de dos años. Walter fue su pareja hasta el 20 de diciembre y, tras reiteradas amenazas se le dictaminó la restricción de acercamiento el 28 de diciembre. Otro de los puntos evaluados fue que la condena que le correspondería sería cadena perpetua.
La defensa del victimario, a cargo de Pablo Domínguez y Cecilia Tosco, solicitó que siga el tratamiento psiquiátrico para evitar que el joven se autolesione, atento al estado de angustia que detenta. Otros allegados a la víctima sostienen que "era altamente probable que pudiera pasar lo que finalmente pasó, y que fue realmente muy triste".
El principal sospechoso del asesinato de la joven Katerina Quinteros, de Rufino, no había podido participar de la audiencia imputativa que se iba a celebrar el sábado en horas del mediodía en Venado Tuerto por encontrarse shockeado.
Walter C. permanecerá entonces internado, con custodio policial y bajo tratamiento psiquiátrico, hasta que se disponga su traslado a Melincué, donde funciona la alcaidía de la Unidad Regional VIII.
La historia
Katerina Quinteros tenía 18 años y vivía con sus pequeñas mellizas, Valentina y Lucía, de dos años, y uno de sus hermanos en la humilde vivienda de Carlos Gardel al 1500, en Rufino, lindera a la de sus padres. Estaba separada desde el 20 de diciembre. Su pareja, Walter C., es oriundo de San Gregorio, localidad cercana a Rufino, donde residía con la víctima hasta la separación, y nunca soportó que la mujer lo dejara para irse a vivir con sus padres.
De hecho, desde fines de diciembre del año pasado tenía dispuesta una restricción para no acercarse a la mujer, a la que había amenazado, según los familiares, con matarla a ella "o a cualquiera de los familiares"; es decir, al padre de la chica, la madre u otro mienbro de la familia Quinteros.
El hecho, que conmocionó al sur de la provincia, ocurrió la noche del miércoles, en una zona casi límite de la ciudad, última adonde llega el alumbrado público y se abre el campo de sembradíos, a metros del alteo del canal Oeste.
Habían pasado las 23 de ese día cuando, aparentemente después de una discusión, el joven apuñaló a la muchacha, escapó con el torso desnudo (aunque cuando lo encontraron tenía puesta ya una remera) y se metió en el campo, donde los familiares de la chica abandonaron su búsqueda.
En la escena del crimen, una muy precaria vivienda contigua a la de sus padres, se encontraba su hermano de 13 años, quien presenció el asesinato de la joven y fue quien fue a pedir auxilio a sus padres al grito de "están matando a Katerina".
La mamá de las mellizas fue llevada a la Clínica Modelo, de esa ciudad, pero los esfuerzos por rescatarla fueron vanos, ya que llegó sin vida al centro asistencial. Tenía una herida a la altura del antebrazo izquierdo de 12 centímetros de largo y dos de profundidad, pero la que le causó la muerte fue la que le asestó a la altura del pecho, y que dañó la arteria pulmonar.
A las 4 de la mañana, Walter C. fue hallado por la policía después de una intensa búsqueda, aparentemente dispuesto a entregarse, en medio de un estado de crisis nerviosa en inmediaciones de la ruta 33.
Durante la audiencia celebrada ayer se ventilaron detalles de los momentos previos y posteriores al asesinato. Entre ellos, que el joven habría manifestado su intención de matar a su ex pareja y de quitarse la vida.