Noelia Ponce parece callada, tímida, pero es sólo su corteza. Después de los primeros minutos de diálogo se enfrenta a las preguntas y responde con firmeza, con fuerza, quizás con la misma seguridad que muestra a la hora de pedir rienda suelta para confrontar las acometidas de cada cabalgadura que le toca en suerte. A poco de comenzar la charla comenzó a derribar mitos y, por ejemplo, dio por tierra con la polémica de alcance nacional que se armó tras la premiación, cuando obtuvo por segundo año consecutivo el primer puesto en el campeonato "La Criolla Argentina" y "La Internacional" en el último Festival Nacional de Doma y Folclore de Jesús María y le regalaron una cocina.
"Nadie contó que a los hombres les regalaron lavarropas", dijo, y con esa frase puso el plano de igualdad que el país le reclamó a los organizadores del encuentro por considerar que reforzaban un estereotipo de género. Para ella no se trató de un mandato patriarcal que llevó a cometer un error a la organización sino simplemente la coincidencia de que el auspiciante que dispuso los premios pertenece al rubro de artefactos del hogar.
Noelia, es una joven de 24 años, nacida en San Jorge, que comenzó a jinetear a los seis, cuando acompañaba a su padre, Juan, a las jineteadas que se organizan en la región. "Además en la casa de mi papá siempre hubo caballos que él traía para amansar y nosotros los montábamos", contó y añadió: "comencé con los ponis y luego, cuando crecí, tuve que tomar coraje y animarme a los más grandes".
Entre mates, la corajuda sanjorgense desgranó su historia, sus proyectos y explicó los detalles de la disciplina que practica. El acto de la doma se desarrolla en varias categorías según el tipo de amarre que el hombre o la mujer jinete tiene sobre el caballo. Son pocos segundos, 14 en categoría bastos, 12 en grupa surera y 8 en crina limpia, en los que el jurado evalúa la técnica, la posición y la actitud del montador.
Pionera
Noelia Ponce se considera una pionera, y tiene motivos para verse como tal. Fue invitada a la edición 2015 del festival cordobés, cuando se instauró la competencia femenina.
"Antes hubo una mujer llamada Rosa Cisterna quien fue la primera que jineteó ahí. En el encuentro de 2015 no pude viajar pero si lo hice al año siguiente y este año. Gané los dos", indicó. Y agregó que "para mí, esta edición fue la más importante. En el primero se cayeron todas las competidoras y ganó la que llegó más lejos. El año pasado sólo pude montar un caballo y sentí íntimamente que me habían regalado el premio. Es por eso que este año fue el mejor".
La familia
Su familia está integrada por su esposo, Maximiliano Paredes, un albañil de 25 años y su hijo Sandro de 5, quienes también jinetean, al igual que sus hermanos Juan, Analía —quien salió en segundo lugar en el encuentro cordobés— y Guillermo. "A Yoana y Rosalía les gusta la confitería, ellas no montan", dijo risueña Noelia.
Noelia y Maxi se conocieron en el ámbito de las jineteadas y luego de un tiempo se fueron a vivir a una humilde casita ubicada en el sector noreste de San Jorge. "Juntos empezamos a viajar, hicimos muchos kilómetros a dedo para poder llegar a las domadas. Es un gran sacrificio pero la gente que nos ve en la ruta vestidos de gaucho, con nuestro bolsito, y se detiene y nos lleva", explicó Maxi, y dijo que junto a su compañera y su cuñada viajaron por ejemplo a Labulaye y a Rosales, Córdoba o a Santiago del Estero, a clasificar para el encuentro de Jesús María.
"Jugábamos a la payana o a pan y queso en la ruta porque no pasaba nadie, pero lo vivimos como una aventura que atesoraremos para contarle a nuestros hijos", dijo Noelia, y dibujó una sonrisa para contar que ahora compraron un auto para poder llegar por su cuenta a las jineteadas. "Más ahora que, con el título de campeona voy a hacer montas especiales", dijo en referencia a que, a partir de la obtención del título, se podrá presentar en los encuentros por un premio acordado y los viáticos pagos.
Pero eso no es todo: "También podremos planificar mejor el año próximo para viajar al encuentro nacional. Este año tuvimos que pedir ayuda a la senadora Cristina Berra y al intendente Enrique Marucci, a quienes agradecemos muchísimo el apoyo que nos dieron, para poder llegar a la competencia", dijo.
La joven sanjorgense también aclaró que durante la premiación lanzó una frase que fue mal interpretada. "Le dije a una fotógrafa
«qué voy a hacer con otra cocina, porque gané una el año anterior, y a mi no me gusta cocinar». Pero eso no es así, solamente hice una broma".
Con una sonrisa dibujada en el rostro, Noelia dijo ante La Capital que "ahora cumplí un sueño. Tuve que esperar porque tenía otras metas que no pude cumplir, pero ahora estoy muy orgullosa por haber logrado esto".
En ese contexto, hizo referencia a un viejo anhelo de cuando trabajaba de cuidadora de caballos en el hipódromo. "Estuve cinco años ahí y mi deseo era ir a Buenos Aires a la escuela de jockey, pero mi padre no me autorizó", lamentó y luego contó que también jugó al fútbol y practicó boxeo.
Defensa
Finalmente, la pareja defendió la actividad y llamó a la reflexión a los proteccionistas que se oponen a la jineteada. "Aunque esto no está reconocido, pensamos que es un deporte milenario, en el que no le hacemos daño al animal. Por el contrario, estos caballos están muy bien alimentados, tienen tarjeta sanitaria con la vacunación al día y cuando no están en actividad viven libres en el campo", explicó Maxi.
A su lado, Noelia agregó que "distinto es con los caballos de carrera, a los que si le aplican suplementos para que corran más rápido. Como sucedía con los galgos, por eso creemos que la suspensión de la carrera de perros está muy bien".
"Esta es nuestra forma de vivir, la aprendimos desde niños y es lo que nos gusta. Hay gente que tienen otras preferencias, deportes que ponen en riesgo a animales y hombres y sin embargo no son cuestionados. De mi parte, seguiré adelante para lograr más objetivos, para defender el espacio de la mujer y la unidad de mi familia", finalizó Noelia.