La Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Santa Fe resolvió que el niño Kiki, de tres años, vuelva a quedar bajo el cuidado de Cristina Morla y Sergio Gigliotti, a quienes la Subsecretaría de Niñez de la provincia les había quitado al nene en el mes de enero pasado. El pequeño fue entregado a la mujer en el marco del programa Familia Solidaria, en el cual los niños son alojados por plazos que no deben exceder los seis meses, pero que en este caso se extendió a casi dos años. Así el vínculo se fue fortaleciendo y esta pareja comenzó a intentar ser los adoptantes definitivos de Kiki. El argumento del cambio de familia cuidadora del chico fue que se habían excedido los plazos del programa Familia Solidaria, lo que ocurrió por responsabilidad de los organismos intervinientes, ante lo cual la pareja Morla Gigliotti comenzó una batalla judicial que ayer dio sus frutos.
"La Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de la Primera Circunscripción judicial resuelve: 1) Declarar procedente el recurso de apelación extraordinario y, en consecuencia, casar el pronunciamiento de fecha 27 de febrero de 2018, haciendo lugar a la medida cautelar peticionada. 2) Disponer la remisión inmediata de los autos al Tribunal inferior a los efectos del cumplimiento urgente e impostergable de la cautela".
Ese párrafo, al pie de nueve folios, puso fin a un drama familiar que, con epicentro en Santa Fe, tuvo amplia repercusión en el país con pronunciamientos en el Congreso argentino, la Defensoría del Pueblo de la Nación Argentina, organismos de derechos de humanos, partidos políticos y dirigentes sociales que se solidarizaron con el matrimonio de Cristina Morla y Sergio Gigliotti a quien el Estado santafesino le quito un niño en guarda cuando, contrariando las normas, pidieron a la Justicia ser adoptantes. Aunque el caso fue mucho más complejo.
Eran cerca de las 20 de anoche cuando Gigliotti, periodista de LT10 Radio Universidad, habló con LaCapital en la sede de la Subsecretaría de Niñez de la provincia. En ese lugar en el microcentro de la ciudad de Santa Fe fue citada la pareja para reencontrarse con el pequeño llamado Kiki y llenar las fórmulas administrativas de rigor.
"No estamos pisando el suelo", le dijo Sergio a este diario mientras unas pesadas y gruesas lágrimas corrían por su rostro. "Hacía cuatro meses que no lo veíamos y el último tiempo teníamos poca información. El desarraigo fue de Kiki pero también nuestro", aseveró.
Un rato antes en la misma emisora en que trabaja Gigliotti, y mientras se cubría periodísticamente un acto gubernamental, se informó que el gobernador Miguel Lifschitz no haría declaraciones sobre el caso que para entonces ya estaba en las tapas de los diarios y las pantallas de TV nacionales. En su lugar habló el ministro de Desarrollo Social, Jorge Alvarez, de quien depende la Subsecretaría de Niñez.
La provincia no apelará
Alvarez anunció que la provincia no apelará la resolución de la Sala Segunda de la Cámara. Con lo que, y hasta tanto se resuelva la cuestión de fondo —el pedido para convertirse en adoptantes de Kiki hecho por Morla y Gigliotti— el nene, como desde anoche, vivirá en esa casa.
Gigliotti y Morla eran un matrimonio de guarda. Se llama así a aquellas personas cuidan niños hasta tanto alguien los adopte. Para evitar que se produzcan vínculos afectivos luego difíciles de restañar, la ley es taxativa: un niño no puede estar en guarda en un hogar más de seis meses.
Pero a Kiki el Estado lo "olvidó" casi dos años. De hecho, su conciencia se hizo en esa casa y con esos padres a quienes empezó a llamar mamá y papá. Tiene tres años. Frente a esto el matrimonio, sabedores de las prohibiciones legales, pidieron a la Justicia que los considere adoptantes del menor por vía de excepción. Ese pedido movilizó a la Subsecretaría de Niñez que les retiró el menor y lo mandó a vivir con otra familia en un hogar de la localidad de San Carlos. Uno de los argumentos fue para que creara lazos con otro hermano menor, pero Morla y Gigliotti ayer volvieron a repetir que nunca los tuvieron juntos.
Tal fue la movilización que el caso generó en Santa Fe que se juntaron miles de firmas para presentar ante las autoridades. Una versión —no confirmada por el matrimonio aunque si por algunos legisladores— que ayer fue muy comentada, sostenía que el gobernador Lifschitz le había dado garantías al matrimonio de que si conseguían la restitución de Kiki, la provincia acataría de inmediato el fallo y ordenaría no apelarlo. Y eso fue, precisamente, lo que anunció el ministro Alvarez.
Los fundamentos del fallo
La discusión sigue siendo si el Estado al haber incumplido en retirar a Kiki del hogar de Morla y Gigliotti a los seis meses habilitó a que éstos pudieran reclamar la adopción. La ley dice que debe prevalecer siempre el interés superior del niño. Los camaristas Eduardo Sodero, Luciano Pagliano y Armando Drago entendieron que la restitución del menor fue el modo de hacer prevalecer su interés superior.
Los jueces enfatizaron que "sabido es que, conforme lo ha señalado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, los procedimientos administrativos y judiciales que conciernen la protección de los derechos humanos de niñas y niños, particularmente aquellos procesos judiciales relacionados con la adopción, la guarda y la custodia de niñas y niños que se encuentra en su primera infancia, deben ser manejados con una diligencia excepcional por parte de las autoridades" , teniendo presente "la importancia que el factor tiempo tiene en estos asuntos" .
E insistieron en que la Subsecretaría de la Niñez "debe poner todo el esfuerzo que esté a su alcance para respetar los tiempos de los procedimientos" respectivos —el programa de Familias Solidarias establece plazos de 6 meses — lo que no ha sucedido en este caso y tampoco en otros que también llegaron a esta instancia judicial, porque está "en juego, de modo primordial, los derechos humanos fundamentales de las niñas, niños o adolescentes".
El texto detalla los argumentos de cada voto en las cuestiones puestas a consideración. Aunque anoche frente a la Subsecretaría de Niñez adonde se había juntado gente, convocada por redes sociales que ardían con la noticia, poco importaban. Todo fue lágrimas pero a diferencia de hace cuatro meses no fueron de desgarro sino de alegría.
Las huellas en los niños
La Sociedad Argentina de Pediatría, filial Santa Fe, advirtió hace un par de meses que "los trances por los que debe pasar un niño en estas condiciones no siempre pueden ser superados con el paso tiempo". En abril se sumó un pedido del defensor del Pueblo de la Nación que destacó, entre otras cosas, que Kiki tiene derecho a "un hogar estable y a un vínculo continuo".
La semana pasada, diputados nacionales y legisladores de Santa Fe presentaron una carta a la Corte Suprema de Justicia de la provincia en donde piden una medida excepcional "y que se tengan en cuenta las dilaciones que contribuyeron a un afianzamiento de las relaciones y vínculos similares a los parentales".
En cinco meses Kiki cumplirá cuatro años. De su madre biológica, por su edad, no tiene recuerdo, después estuvo institucionalizado en un hogar; luego con Morla y Gigliotti, y luego con otra familia solidaria en San Carlos. Anoche volvió con la primera familia solidaria. Un derrotero notoriamente extenso para una criatura de tan corta edad.
Pero hay más para sorprenderse. La Cámara debe resolver la recusación de la jueza de primera instancia porque no puede decidir que el niño está listo para ser inscripto en el Registro Unico de Adoptantes (Ruaga). La misma jueza que había negado que Kiki volviera con Morla y Gigliotti ya puso a su hermanito menor en el Ruaga pidiendo que se busque una familia que pueda sumar a Kiki. Así las cosas, el calvario podría no haber terminado.
llanto. La imagen registra cuando Morla y Gigliotti debieron entregar a Kiki. Ayer las lágrimas fueron de alegría.