El proyecto de los diputados Rubén Giustiniani y Agustina Donnet que apunta a prevenir y tratar la ludopatía tuvo una profunda discusión y tratamiento en comisiones en la pasada composición de la Cámara de Diputados y logró en dos ocasiones un dictamen favorable de la Comisión de Salud, pero que no obtuvo despacho unificado para ser tratado en el recinto. “Creemos que en el marco de turbulencia económica por la pandemia de Covid se profundizó este tipo de conductas adictivas, que pueden recrudecer acuciadas por la desesperación. Damos fundamentos que dan cuenta de la convicción de abordar el juego compulsivo como una problemática de salud pública y de establecer servicios de atención, la necesidad de campañas educativas para la prevención y la prohibición de instalación de cajeros automáticos en las cercanías de las casas de juegos”, dijo el legislador.
Giustiniani y Donnet piden a través de la iniciativa que el Estado provincial desarrolle actividades de prevención de la ludopatía, incluyendo al menos una campaña publicitaria anual en los medios de comunicación masiva donde se informe a la población sobre la falacia de los mitos más comunes respecto a los juegos de azar y los indicadores para reconocer cuando el juego es una adicción. “Además, el Ministerio de Salud incluirá en sus registros la ludopatía a fin de conocer la magnitud, distribución y su evolución en el conjunto de la población”, dijeron los autores.
El proyecto crea también el Registro de Autoexclusión voluntario donde podrán inscribirse las personas que decidan autorizar que su ingreso a las salas de juego sea rechazado. También se admitirá la propuesta de inscripción por parte de familiares o personas convivientes a partir de la que se desarrollarán entrevistas con la persona posiblemente ludópata para ofrecerle atención y la posibilidad de inscripción en este registro.
Ingreso prohibido
La nómina de personas inscriptas será comunicada periódicamente a los casinos y bingos, que deberán prohibir el ingreso a las salas de estas personas. El incumplimiento de esta disposición será sancionada por la Caja de Asistencia Social de la Lotería de Santa Fe.
El proyecto además insta a que “en los casinos y bingos habilitados por esta ley quede prohibida la entrada a menores de 18 años. Asimismo, se deberá prohibir el ingreso de toda persona inscripta en el Registro de Autoexclusión”.
Además, incorpora el artículo 8 bis a la ley 11998 con el texto: “En todo el territorio de la provincia el horario máximo permitido para el funcionamiento de bingos y casinos será de 18 a 4 los días de semana y de 13 a 5 fines de semana, feriados y vísperas de feriado.”
La iniciativa promueve que quede prohibida la instalación de cajeros automáticos, casas de empeño, o cambio de valores tanto dentro de los locales donde funcionen bingos y casinos como en un radio de 300 metros de su ubicación.
La ludopatía está incluida como una enfermedad o trastorno mental en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-IO Capítulo V) de la OMS, y en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) de la Asociación Psiquiátrica de EEUU.
El tratamiento de las personas con ludopatía comienza con el reconocimiento del problema. Dado que se asocia a veces con la negación del problema, estas personas se niegan a aceptar que están enfermas o que necesitan tratamiento.
Giustiniani dijo que “existe una relación directa entre las crisis socioeconómicas, la proliferación de bingos, casinos, máquinas de monedas y el crecimiento de esta adicción. Es conocido que en la ley del mercado si se aumenta considerablemente y se perfecciona la oferta, la demanda inexorablemente crecerá. Es necesario hacer una revisión crítica de las prioridades que impulsaron este desarrollo desmesurado del juego; y replantear cuáles son los límites. Asimismo, el sistema de salud debe abordar el problema en los aspectos preventivos y asistenciales, y de rehabilitación de las personas afectadas”.
Y agregó: “Como cualquier otra conducta adictiva, la ludopatía debe ser considerada un problema de salud pública que concentre la preocupación y atención de una variedad de actores sociales: especialistas, empresarios del sector, organizaciones no gubernamentales, organismos del Estado y la población en general. Es importante en el actual marco de aumento inflacionario y recesión donde muchas personas, fundamentalmente de las capas más pobres de la población, pueden buscar resolver a través de un juego de azar su situación económica; cuando el Estado debe tener una política activa modificando los horarios de funcionamiento y limitando todas las estrategias comerciales que puedan inducir a autoengaños sobre las posibilidades reales de ganar o sobre por qué se está jugando”.