La actividad se inscribe en el proyecto “Sembrar bibliotecas”, que busca incentivar la pasión por la lectura en todos los barrios de Granadero Baigorria. Se recibirán libros nuevos y usados en buen estado en la sede de la cincuentenaria "José Hernández", en Rivadavia 278. “Recibimos libros, novelas, cuentos o material de estudio. Lo que sea es bienvenido, siempre que esté en buen estado de uso", destacó el intendente Adrián Maglia.
No será la única actividad en el marco del cincuentenario. El viernes 21, en la misma sede, habrá una muestra de fotos titulada "Baigorria de ayer" (de Luis Sebastianelli), y el sábado 22, desde las 18, será el gran cierre de las celebraciones en la plaza 9 de Julio.
Los precursores
La historia de la biblioteca se remonta a 1972, cuando un grupo de estudiantes necesitaba reunir varios ejemplares del libro "El inglés de los Huesos", de Benito Lynch, para preparar una obra de teatro. Como no tenían más que uno, surgió la idea de organizar una colecta de libros en el vecindario e iniciar, así, una biblioteca. El único requisito de ingreso era la donación de un libro; y todos aquellos que entregaran al menos uno, antes del 30 de noviembre de esa año, serían nombrados «socios fundadores» de la flamante institución. El 21 de octubre de 1972, comenzó a funcionar la biblioteca.
Aquel 1972 había sido declarado por la Unesco como Año Internacional del Libro, y en la Argentina se lo dedicó a la "Tradición". A partir de una encuesta realizada entre las escuelas de la ciudad, se la bautizó con el nombre de Biblioteca Pública «José Hernández»", en homenaje al autor del Martín Fierro.
La institución tuvo distintas sedes. Primero funcionó en la parroquia San Pedro, luego en un domicilio particular, hasta que en 1977, y tras haber recibido el terreno en donación, comenzó a construirse en donde se emplaza en la actualidad, sobre calle Rivadavia 278. Hubo una persona que se ocupó muchísimo del emprendimiento, el médico Luis María Cicao, quien fue quien acompañó a aquellos jóvenes precursores y les dio el impulso inicial.
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La José Hernández tiene cerca de 35 mil ejemplares.
La biblioteca funcionó desde el principio como institución comunal. Una ley provincial del 28 de noviembre de 1975 convirtió a Baigorria en ciudad, y años después el espacio fue municipal. Los gastos de su mantenimiento y personal corren por cuenta de la Municipalidad, mientras que existe una Comisión de Amigos que atiende las necesidades y bienestar de los socios, la compra de libros y materiales, gestiones contables y eventos no oficiales. Esta comisión está conformada por un grupo de personas que actúan desinteresadamente y ad honórem.
En el año 2002, la Comisión del momento elevó un proyecto de ordenanza al Concejo Municipal con el fin de cambiarle la denominación, para que pasara de ser "Pública Municipal" a "Municipal y Popular". La intención fue dejar expresada la importancia de la participación de los socios en el desarrollo de la institución, y que fuera reconocida por la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (Conabip).
Un lugar de referencia
Hoy, la biblioteca cuenta con más de 34 mil ejemplares, que se distribuyen en los dos niveles del edificio: en la planta baja están los libros de literatura general, tanto de adultos como de niños (con un espacio específico para las infancias), y en la planta alta el material de estudio. La primera cuenta con unos 22 mil ejemplares; la segunda, con 12.397.
La entidad tiene solo tiene 186 socios activos y 38 jubilados, que abonan 300 y 150 pesos mensuales, respectivamente. Es una cantidad que no permite mucha inversión de parte de los responsables, teniendo en cuenta el valor de los libros y las exigencias de los socios.
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En el lugar trabajan de manera permanente dos encargadas de biblioteca, que cubren los turnos mañana y tarde, una persona que recibe a los socios y hace la cobranza por la mañana, dos empleados en la planta alta que atienden a los estudiantes y hacen fotocopias, más una persona en cada turno encargada de la limpieza. Excepto en verano, que trabaja con horario reducido, el edificio está abierto al público desde las 7.30 hasta las 19.
Además de la función específica, la biblioteca viene siendo sede, y desde hace tiempo, de distintas actividades. Allí se dictan talleres de dibujo y pintura, "de la memoria" y dos literarios. Cuenta con un Punto Digital para acceso a internet.
Aislados en pandemia
Como a muchas instituciones, pero sobre todo las de su tipo, la pandemia del coronavirus y el aislamiento social le asestaron un golpe muy duro, y fue necesario poner muchos esfuerzos para levantarla. Fueron casi dos años perdidos para la compra de materiales, y sin gente que se acercara a las instalaciones.
Sin embargo, en el último año volvieron a hacerse actividades, como presentaciones de libros con la presencia de los autores, una muestra fotográfica del Luis Sebastianelli que convocó mucho público, un taller sobre cómo armar un libro y encuentros de los mismos talleres que ofrece la entidad. Además, y junto a la editorial Acuarela que dirige Favio Andrés Ceballos se hizo un concurso literario para llevar las mejores obras a una nueva antología "De Baigorria con amor". Para esto, se presentaron cerca cien poemas, y los resultados del concurso estarán en breve.
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Se fundó en 1972 y es un lugar emblemático para la ciudad.
Pero lo responsables sienten que necesitan todavía más impulso, atraer a los vecinos, comprometer a más gente con la institución y conseguir más libros para ofrecer.
Lucía Pinillos preside la Comisión de Amigos de la Biblioteca José Hernández. Participa de la vida de la institución desde 1985 y ha visto pasar muchos períodos. Pero cree que el actual es uno de los más difíciles y al mismo tiempo más desafiantes, más en cercanías de este cincuentenario.
Dificultades y desafíos
Además de aportar la mayor cantidad de datos que constan en esta nota, Pinillos recuerda que en los últimos años los lectores han sido muy selectivos respecto de los textos, y hoy un libro no baja de 3.500 pesos. "Durante años el dinero alcanzó para comprar a menos diez ejemplares mensuales, sino que también nos permitió adquirir un equipo de audio, un proyector, y guardar para materia prima. Hoy, eso no lo podemos hacer", lamenta.
Cuenta también que la institución tiene un caudal de gente muy lectora, pero que durante la pandemia "tuvimos dos años perdidos para la compra de libros y para asociar gente". El proyecto "Sembrar bibliotecas" le resulta, en este marco, muy auspicioso, ya que no solo permitirá recoger donaciones de libros, sino también relanzar una campaña para nuevas inscripciones. "Tratamos que la gente se acerque a la biblioteca, hay un alejamiento que tiene que ver con la época, porque la informática desplazó el interés del libro tradicional, pero el de la sala de lectura es un espacio irreemplazable", observa.
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Fomentar el interés y el amor por los libros es el objetivo principal de quienes siguen con el emprendimiento.
En cuanto al interés de los socios, dice la referente de la Asociación de Amigos que se piden títulos de Florencia Bonelli, Viviana Ribero e Isabel Allende, además de clásicos como Alfonsina Storni o Alejandra Pizarnik. También se piden autores latinoamericanos, aunque a partir de la pandemia, hubo como un auge de los textos de autoayuda.
"Queremos que la biblioteca avance, hay mucha gente joven en Baigorria, que sepan lo importante que es tener un lugar tan emblemático. No vamos a dejar de fomentar la lectura, aunque esté tan venida a menos. Es nuestro desafío", remata.