El abogado de Elortondo Roberto Diez, acusado por la fiscalía de Melincué de estafar a su ex clienta discapacitada Mirta Brancaccio, desmintió ese hecho denunciado por el fiscal Matías Merlo y señaló que “este caso también está siendo fisgoneado en los medios de comunicación y redes sociales por un grupo de profesionales de distintos rubros (periodistas, abogados y escribanos) que mezclan cuestiones personales, laborales y que además no soportan ver mi estudio jurídico lleno de clientes mientras ellos están mendigando trabajo ahogados en su propio fracaso”.
Diez explicó que “junto a la Susana Martínez (ex pareja del difunto Juan Carlos Brancaccio), la cuñada de la denunciante Mirta Brancaccio, celebramos un negocio donde le adquirimos a Mirta la nuda propiedad de una parte indivisa de derechos hereditarios que le pertenecían en la sucesión de sus papas Giro y Elsa. Mirta, que era mi cliente, al celebrar las escriturar nunca perdió el usufructo de sus derechos hereditarios. Solo adquirimos la nuda propiedad de una parte indivisa de derechos hereditarios y jamás adquirimos inmuebles”.
Para el abogado Diez, quien además de estar acusado por estafa por el fiscal Merlo junto a la ex cuñada y un escribano rosarino, “la denuncia se cae con simplemente invocar la legislación civil, que es lo que no hizo Merlo a la largo de toda la causa penal. Si hubiéramos querido desapoderar a Mirta Brancaccio, no hubiéramos celebrado escrituras de cesión de derechos y acciones de nuda propiedad de un parte indivisa de una sucesión porque de acuerdo al código civil, ese tipo de contratos (celebrado entre abogado y cliente) son nulos de nulidad absoluta. no tienen ningún valor jurídico”.
El letrado sostuvo dijo que; “Me considero muy inteligente y estudioso, por lo que resulta muy tonto y ridículo suponer que mi intención era desapoderarla, sabiendo que a los 30 segundos de celebrar las escrituras denunciadas, ante la mínima petición de la denunciante, cualquier juez hubiera decretado la nulidad de los escrituras en cuestión y vuelto atrás el negocio jurídico celebrado, sin tener que efectuar una denuncia penal”.
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Mirta Brancaccio asegura haber sido engañada por el abogado de Elortondo, su ex cuñada y un escriba de Rosario.
Enemigas
El abogado elortondonse explicó que “lo que ocurrió en realidad es que la denunciante Mirta Brancaccio, antes de formular la denuncia, tenía una paupérrima relación con su hermana Olga, que duró por más de 20 años. Ella sabía que a su muerte, su hermana Olga iba a heredar sus bienes y también se rumoreaba de la existencia de hijos no reconocidos de su hermano Juan Carlos a quien tampoco les quería dejar nada a su muerte. Fue en medio de esta situación familiar que negociamos la venta que ella voluntariamente accedió a realizar. Todo el pueblo sabia de los serios conflictos familiares de los hermanos Brancaccio, que también quedaron plasmados en convenios celebrados entre ellos, en causas penales y en denuncias policiales”.
Sostuvo además que “luego de morir Juan Carlos Brancaccio en 2011, Mirta se reconcilió con su hermana Olga, (apodada Nina) quien le habría llenado la cabeza diciendo que la ex pareja de su hermano, Susana Martínez, y yo, la habíamos estafado. Pero ello resulta ridículo, porque si hubiera existido verdadera intención de estafar a la denunciante, hubiéramos instrumentado el negocio con escrituras que no sean pasibles de nulidad para que el negocio sea perfectamente válido”.
El letrado Diez explicó que “el supuesto odio y aberración que tiene la denunciante y su hermana Olga hacia la persona la cuñada, hizo que yo quedara en medio de esta causa penal de la cual soy totalmente ajeno, al igual que su cuñada. Resulta raro que desde el 2010 que se celebraron las escrituras, la denunciante ni siquiera entablo demanda civil de nulidad absoluta de las mismas”.
“Lo que ocurrió es que la denunciante, por presunta presión de su hermana Olga, se arrepintió de un negocio jurídico que celebró voluntariamente con su cuñada Susana Martínez y conmigo, todo a causa de graves conflictos familiares. Las hermanas Brancaccio jamás aceptaron dentro de la familia a su cuñada y la consideraron siempre mala persona”, dijo Diez.
Agregó que “todo Elortondo sabe que fue Martínez la que cuidó como nadie, por más de 10 años, a Juan Brancaccio (hermano de la denunciante). Le cambió hábitos de vida, costumbres alimenticias y de aseo personal. Y eso jamás fue aceptado por la hermanas Brancaccio. Al enterarse Olga de este negocio, hizo todo lo posible para que Mirta nos denunciara con el agravante que nos encontramos con un fiscal que no entiende que el derecho penal no puede ser escindido del derecho civil y más en un caso como el que nos ocupa”.
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El abogado elortondonse, Roberto Carlos Diez, acusado de presunto estafador por el fiscal de Melincué, Matías Merlo.
Contra el fiscal Merlo
“El fiscal Matías Merlo cree que mi accionar de presentar una escritura de cesión de derechos en el juicio sucesorio de los padres de la denunciante es completar un plan de desapoderamiento, desconociendo que la presentación se hace solo para cumplir con un manda jurisprudencial que obliga la publicidad de las escrituras en el expediente sucesorio para tener virtualidad jurídica frente a terceros”.
Agregó que “se agarra el fiscal de que la denunciante es una persona en sillas de rueda y que por su condición resulta fácil aprovecharse de ella. Quien la conoce sabe que es todo lo contrario: es una persona igual a cualquier otra”.
Sostuvo además, con respecto a Mirta Brancaccio, que “maneja sus finanzas inteligentemente. Hace sus operaciones bancarias sola, concurre al acopio de cereales como cualquier persona de campo. Es muy buena criando ganado porcino, baja y sube a su auto casi sin ayuda. Concurre sola a su campo. Por supuesto que recibe ayuda, pero no por esa circunstancia es una persona fácil de aprovechar por su condición como dice el fiscal Matías Merlo”.
Producción Periodística:
Luis Emilio Blanco
Carlos Walter Barbarich