Nora Montero tenía 39 años y dos hijos de 19 y 16 años. Separada del padre de sus dos adolescentes, había intentado rehacer su vida en pareja con José Román, de 32 años. La relación se volvió tortuosa cuando ella se fue a vivir a Maciel con su compañero. Un vínculo atravesado por la violencia, que la mujer denunció en su momento. Nora lo abandonó y volvió a Granadero Baigorria, de donde era oriunda. Román no lo soportó y la hostigó. No sirvieron ni la detención ni la perimetral que le impusieron. Mediante un ardid, el hombre logró que la mujer subiera a su auto el miércoles 18 de agosto. Y ahí la mató a puñaladas. Detenido ya por femicidio y a punto de ser imputado, Román se quitó la vida. O al menos esa es la teoría, ya que su muerte está bajo investigación y se esperan los resultados de la autopsia, que se hará bajo el protocolo de Minnesota, por tratarse de una muerte de un reo bajo custodia.
Había sido detenido el miércoles en su casa de Maciel, localidad del departamento San Jerónimo ubicada a 67 kilómetros de Rosario. Se le adjudicaba el presunto femicidio de su pareja. La orden de allanamiento de la casa de Santiago del Estero al 700 fue librada el mismo día de la muerte de Nora. Allí se encontraron las llaves del Renault Clío que fue identificado en la escena del crimen, y con el que había huido, y documentación de la víctima.
Según se supo el mismo miércoles, por declaraciones de vecinos de calle Los Plátanos al 400, el hecho ocurrió alrededor de las 13, cuando se vio a la mujer bajarse del auto y caminar tratando de alejarse del agresor, quien la alcanzó, la tomó por el cuello y de pronto comenzó a mover la mano libre “como si le pegara”, dijeron testigos. La víctima se desplomó en el suelo. El hombre siguió pateándola y luego se escapó. “¡Le pegaban en plena calle y nadie paró!” dijo alguien que presenció la escena del crimen.
Las pericias médicas corroboraron que Nora había sufrido heridas de arma blanca en la espalda, la cara y el cuello, en la arteria aorta (la más grande del cuerpo), además de traumatismos varios. Murió en el lugar.
Si bien en un principio hubo dudas la autoría del femicidio, toda la investigación apuntó hacia Román por los datos identificatorios, el nombre de la víctima, su relación con el hombre detenido y los antecedentes de agresiones. Y luego del allanamiento al domicilio del victimario, por el hallazgo de pertenencias de la víctima y las llaves del auto involucrado en el hecho.
Tal cual lo publicó La Capital, ya se habían radicado denuncias por violencia de género el 1° de agosto. Lo había hecho la mujer luego de escapar de la casa de su pareja, a quien acusó de “amenazas calificadas con arma”. Al día siguiente, uno de los hijos de ella también se presentó en la comisaría 24° de Baigorria para denunciarlo. El agresor fue detenido, pero recuperó la libertad al día siguiente, con prohibición de acercamiento, tanto a Montero como a toda su familia.
“Enchufame el calefón, mamá”
Ahora bien, ¿quién era Nora Montero? La mujer de 39 años vivía en Granadero Baigorria y alternaba su vida entre el trabajo doméstico, un comercio en el barrio donde habitaba, la educación de sus hijos y la solidaridad, según contó a este diario Hugo Cravero, responsable del El Urbano Digital.
Se había separado del papá de los chicos y comenzó una nueva relación con Román, vecino de Maciel. Poco se sabe de él, más que fue un femicida, y a la postre, suicida.
Se sabe que el último mensaje antes de morir fue a su madre, a quien le dijo que llegaría “en un rato” y le pidió que enchufara el calefón. No llegó. Fue a las 12.40 del 18 de agosto.
Juan Carlos Montero, apodado cariñosamente el “Negro”, es el papá de Nora, y propietario de la FM La Fortuna. Su actual pareja, Mónica Pared, es precandidata a concejal de la ciudad por la Agrupación 31 de Agosto. “Era una chica muy querida y solidaria. Siempre estaba receptiva en ayudar al prójimo. Queremos justicia. Un fallo ejemplar y una mayor contención a las víctimas”, aseguró Pared en una conferencia en la que, formalmente, se suponía que iban a presentar la lista que integra. "La vida de Nora no vuelve, como las de tantas que sufren la desidia. Tengo que hablar de este dolor, pero tengo que seguir luchando. Veníamos con entusiasmo, con entereza, y ahora nos pegan este cachetazo”, afirmó la mujer.
Juan Carlos fue quien tuvo que ir a reconocer el cuerpo de su hija. “Me mataron al amor de mi vida”, narró a los medios locales.
Allí se supo que la pareja entre Nora Montero y José Román había comenzado como una relación normal, pero a poco de andar, el vínculo se fue enrareciendo, sobre todo luego de que la víctima se mudara a la casa de Maciel, donde vivía quien después fue su asesino. Cuando quiso volver a la casa de Baigorria, él no se lo permitió, la tuvo prácticamente secuestrada, hasta que el 1° de agosto, Nora finalmente se desprendió de la opresión y se fue. El 2 de agosto ya estaba nuevamente en la casa de su madre, en Junín al 1400 de barrio San Miguel, contó el papá. Ramón fue a buscarla y se la quiso llevar. Estaba armado, y terminó detenido, denunciado por violencia de género y tenencia de arma.
El 3 de agosto, con la intervención de área de Género municipal y el Juzgado local, se consiguió la exclusión perimetral del agresor por sus actos de violencia de género contra Nora Montero, consignó El Urbano.
La conferencia de prensa de Mónica Pared iba a ser suspendida tras la tragedia, pero fue el mismo Juan Carlos quien le dijo que no lo hiciera, que había que salir a denunciar y no había que bajar los brazos. En esa reunión, que tuvo lugar el jueves la precandidata recordó que “Norita”, a la que definió como una "hija del alma”, había decidido volver a empezar, “hacer su vida en la casa de su madre y estar con sus hijos”. No pudo, la mataron. "Ya le habían hecho denuncias por violencia, él la mantuvo secuestrada en dos ocasiones, estuvo detenido y liberado, no entendemos por qué”, dijo.
Un ardid
Según pudo saberse, el agresor utilizó un ardid para volver a encontrarse con su víctima: le mandó un mensaje de whatsapp en el que le pedía que lo acompañara a la guardia del hospital Eva Perón porque se sentía mal. Ella accedió, pese a todos los antecedentes. Un acto de inocencia y una muestra de solidaridad, a pesar de lo vivido y sufrido.
Entontes ella accedió a subir al Clío, con tanta confianza que le mandó a la madre el mensaje pidiéndole que le encendiera el calefón. Lo demás fue lo que luego se convirtió en noticia. Una mujer brutalmente asesinada en calle Los Plátanos, en el sur de la ciudad, un auto que se dio a la fuga, la búsqueda, la detención, el encarcelamiento y ahora, la muerte del presunto femicida.
“El trabajo de Fiscalía y de la Policía de Baigorria fue impecable. El rápido accionar, la disposición de la Justicia hizo que lo pudiesen detener con rapidez”, dijo a la prensa Patricia Molina, la responsable del área de Género comunal. Un día después del crimen, un centenar de personas marchó desde el lugar del femicidio hasta la Comisaría 24° donde el asesino estaba detenido.
Ahora, la Justicia dispuso que se le realice la autopsia bajo el Protocolo Minnesota, por haber sido una muerte producida bajo custodia.
Román se encontraba solo en su celda y la investigación por su muerte quedó en manos de la fiscal de Homicidios Culposos Mariana Prunotto.