Claudio Cervín tiene 30 años y lleva colgada de los hombros una bandera con tres imágenes: la de una mujer mayor y las de dos bebés. Debajo de cada foto, están los nombres: Faustina, Ignacio y Baustista. "El maldito Covid se llevó a mi abuela el 4 de septiembre de 2021. Juré que iba a marchar por ella, pero la peregrinación se suspendió. Dos días después de su muerte, nos enteramos que venía en camino mi ahijado (señala la segunda imagen), y en diciembre de ese año, que iba a nacer mi hijo (tercera cara). Por ellos camino", dice.
Cumplir promesas, una de las tantas motivaciones que llevan a los fieles a marchar a San Nicolás junto a la imagen de la Virgen María. Pero hay muchas otras. Agradecimientos, pedidos y homenajes son constantes en la tradicional peregrinación que este año pudo hacerse después de quedar postergada en 2020 y 2021 por el coronavirus. Una manifestación de fe que congrega a miles de personas. Los organizadores calculan entre 150 mil y 200 mil. En rigor, es imposible contar cuánta gente va, pero lo cierto es que muchos se incorporan en el camino, se adelantan, o buscan otros medios para llegar al menos a la mitad del trayecto. En fin, una manifestación que este año tiene la impronta de congregarse en esta lenta salida de la pandemia.
PEREGRINACIÓN CAMINANTES.jpeg
Equipadas. Con bastones, sombreros y zapatillas deportivas, así marchaban estas dos peregrinas.
La peregrinación arrancó este sábado, aproximadamente a las 15, desde Ayacucho y Arijón, en Rosario, y pasadas las 15.30 pasó por debajo del puente de la avenida de Circunvalación: un momento emotivo porque es el lugar desde donde todos esperan para tomar una imagen desde lo alto, y en el que los que marchan redoblan los "vivas".
Sin embargo, y aunque la imagen de María marchó rodeada del compacto de gente, miles de caminantes ya habían salido desde temprano. "A mí me tocó llevar pasajeros hasta Pueblo Esther a la mañana, y ya desde las 7 había gente caminando", contó a La Capital, en medio del trayecto hacia el puente de Circunvalación, Juan Cruz, chofer de una empresa de remises.
Camino al santuario
En esta oportunidad, el lema es "Guiados por María, caminemos juntos, al encuentro de Jesús". Y entre las intenciones están "Por la paz social en la Argentina" y "Por la salud de los enfermos". Este domingo, y después de cuatro paradas en Pueblo Esther, Arroyo Seco, Pavón y Villa Constitución, se espera que la caravana llegue al santuario Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, el imponente templo que se levanta en la ciudad bonaerense, donde el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín, ofrecerá una misa. Antes de llegar a Ayacucho y Arijón, lugar elegido siempre para tomar la ruta provincial N° 21, la imagen de la virgen recorrió el sábado distintos centros de salud, públicos y privados, donde la gente salió a saludarla y los organizadores recogieron las intenciones que pacientes y familiares dejaron depositadas en urnas, para llevar a San Nicolás.
Como al principio de cada procesión, los fieles marchaban distendidos. Muchos de ellos ya iban preparados con bastones para ayudarse en el camino, y con gorros y sombreros para protegerse del sol. Se veían de todas las edades, aunque menos adultos mayores y niños muy pequeños. Había familias enteras, grupos de amigos, parejas y hasta gente que caminaba sola. Y cada tanto se escuchaba un "¡Viva María!" seguido de aplausos. Un musculoso con ropa deportiva y pinta de full back sostenía una pancarta de una agrupación cristiana de rugbiers.
"Los esperamos con el mate", les dijo a los caminantes un ex combatiente de Malvinas desde el camión solidario que arrastraba el tradicional rancho de campaña. La gente lo saludó con alegría.
La "abuela heroína"
- "¿Usted está anotando las intenciones?".
- "No, soy periodista, estoy recogiendo testimonios".
- "Ah, porque yo soy la hija de la abuela heroína...".
La que habla es Jesica R., de 40 años. Confiesa su apellido, pero queda en reserva porque no quiere involucrase, y menos a su familia. A su madre, Graciela Carrizo (58), la mataron el domingo pasado al quedar en medio de las balas que también terminaron con la vida de Jonatan Schneider (31), en un espacio abierto de barrio Molino Blanco que ella luchó para convertir en una plaza digna. Dos disparos le impactaron en la cabeza y el cuello mientras trataba de cubrir a sus nietas de la balacera. Los tiros no eran para ella, ni para los suyos, pero estaba ahí, donde solía cruzar a tomar unos mates.
"No estamos enojados con nadie, y menos con Dios, vinimos todos a saludar a la virgen en homenaje a mi mamá. Queremos seguir sus pasos para mantenerla viva", dice Jesica con los ojos humedecidos. Sólo pide justicia. Y cuenta que este domingo van a descubrir una placa en honor a Graciela, que trabajó hasta el cansancio para dotar a ese descampado de bancos y arbolado. Necesita hablar de su madre, de la extraordinaria persona que era, de cómo hacía todo por los demás. Se acercan su hijo, Jamir, que la abraza, y su tía, que solo mira al periodista.
Detrás de la mujer, debajo del puente de Circunvalación, estaba toda la familia, sentada, esperando a la virgen. Solo esperando. "Vamos a bautizar la plaza con su nombre", dice la hija de Graciela.
Los que sí caminaban a paso firme eran Gastón Saluzzi (43 años) y su hijo Gerónimo (14), que vive su primera experiencia. "Es la primera vez que marchamos juntos, vamos a ver qué sale", dice el padre, y asegura: "Hay que retribuir los bueno que uno ha recibido, y la manera que tenemos nosotros de hacerlo es peregrinando".
PEREGRINACIÓN ADELANTADOS.jpeg
Adelantados. Para no retrasarse, muchos iniciaron su caminata antes de que pasara la virgen.
Otras que van juntas son Belén (36) y Natali (33). La primera manifestó su agradecimiento y "emoción por acompañar a la virgen"; la segunda, su intención de "pedir por la familia".
Detrás de la imagen de la Virgen del Rosario iba, arriba de una pick up, la de San Nicolás, que finalmente tomó por Circunvalación para perderse rumbo a su destino inicial. Esto, previo a un pequeño inconveniente, porque la caja vidriada donde van la virgen y el niño se descolocó y hubo que sujetarla. Allí, medio centenar de feligreses aprovechó para acercarse y acariciar el cristal.
Dos años sin marcha
También muestra su agradecimiento Orlando Acosta, de 54 años y padrino de Claudio Cervín. Orlando participa del acontecimiento todos los años, "salvo cuando no se hizo", y esperaba este sábado llegar a destino.
Es que la última peregrinación había sido el 7 de septiembre de 2019. Después, la pandemia del coronavirus obligó al distanciamiento y frenó esta movida que solamente se había suspendido en 2010, por un conflicto en la empresa Paraná Metal.
Este año, la convocatoria volvió, y con ella, el entusiasmo.
Así marchan los peregrinos, con su fe en bandolera, pidiendo, agradeciendo, mostrando gratitud. Y así se los vio este sábado en Ayacucho y Circunvalación, mientras desde arriba los esperaban para tomar la foto típica de una virgen que pasó en medio de aplausos, arrastrada por una camioneta, rodeada de fieles.