El crimen de Julieta Del Pino (19), a manos presuntamente de su ex pareja Cristian Romero (29), es quizás el hecho más resonante en la historia de la pequeña comunidad de Berabevú, con alrededor de 2.200 habitantes y ubicada en el departamento Caseros. Y mientras se espera esclarecer el hecho para que no quede impune, un grupo de mujeres autoconvocadas encabezaron en la tarde de ayer una marcha por el pueblo, en la que cientos de vecinos recorrieron las calles desde la plaza San Martín hasta el club Deportivo Berabevú, donde las cámaras registaron sus últimos movimientos.
Al regresar a la plaza San Martín se hizo un pequeño acto en homenaje a Julieta, habló su madre pidiendo justicia y agradeciendo a todos por el apoyo en tan duro momento, se pegaron carteles en las columnas y se pintó un mural con la leyenda “Ni una menos”.
Apenas pasaron un puñado de días desde la vorágine informativa y periodística que se generó desde el sábado pasado en esta localidad, tras hallarse el cuerpo sin vida de Julieta. Lo encontraron enterrado en el patio de la casa que Cristian comparte con su esposa, embarazada de algunas semanas. El asesino al parecer mantuvo o mantenía alguna relación con la chica asesinada según se desprende del testimonio de dos amigas de Julieta.
La zaranda informativa inicial dio paso a la cautela porque más allá del espantoso crimen cometido, la cosa no fue como circuló en un primer momento. En los medios, fundamentalmente los de Buenos Aires, las primeras versiones daban cuenta de un asesinato a puñaladas luego de romper una botella en la cara de la chica. Se habló, y se dijo, que había sido salvajemente violada y hasta se insinuó que pudieron participar más de una persona.
Nada de esto está acreditado en la investigación de los fiscales Susana Peppino y Matías Merlo. Sí está claro, por si fuera poco, que la joven fue “levantada” a 300 metros de su casa luego de salir del trabajo en un kiosco ubicado frente a la plaza principal. Eso sucedió alrededor de las 23.30 del viernes 24 de julio.
La última imagen de la chica en su bicicleta fue captada por una cámara de seguridad colocada frente al Club Deportivo Berabevú; ubicado en calles Simón de Iriondo y Pasaje Padre Galeano, uno de los que une al pueblo; dividido por las vías del ferrocarril.
De la investigación se desprende que la joven fue muerta por estrangulamiento mecánico, previo a recibir fuertes golpes en el rostro, entre los últimos minutos del viernes y los primeros del sábado. Es decir al poco tiempo de que supuestamente fue “levantada” u obligada a ir con su bicicleta hacía algún lugar no precisado por la Justicia.
Se sabe que su cuerpo fue encontrado el sábado a la noche; es decir más de 20 horas después de haber desaparecido. Fue hallado gracias a la división de canes de la policía y estaba enterrada en la patio de la casa de quien en algún momento fue su pareja; el principal sospechoso.
Es altamente probable, aunque hasta el momento no está acreditado en la investigación, que el joven femicida no haya tardado mucho tiempo en consumar el crimen si se tiene en cuenta que la joven desapareció a las 23.30 horas del viernes y para la Justicia fue asesinada entre los últimos minutos de ese día y los primeros del sábado.
Tampoco se descarta que haya sido muerta dentro del vehículo de Cristian, un Gol Trend, y que una vez consumado el crimen; rápidamente fue hasta su casa, arrastró el cuerpo hasta el patio y allí la enterró para luego echarle cal encima. Las laceraciones en los glúteos de la chica dan cuenta de que fue arrastrada por el femicida.
El misterio sigue siendo la no aparición de la bicicleta en la que se transportaba Julieta y la de su celular. En cambio, el teléfono de Cristian sí fue hallado y había mensajes a Julieta del tipo de querer verla para charlar, según se desprende de la investigación judicial.