Acuciados por el pandemonio que les significa el permanente ingreso de camiones al pueblo, sobre todo en esta época de cosecha gruesa, los vecinos de Villa La Ribera decidieron pasar a la acción y se concentrarán este sábado en el cruce de las rutas 11 y 91 (esta última, la que atraviesa la pequeña localidad).
La movida será el 8 de este mes a las 12, cuando los habitantes de La Ribera y quizás de otras localidades que también fueron convocadas se desplacen hasta el cruce, epicentro de la gran movida de transporte que afecta a la región, ya que allí se genera un gran embudo al que pueden llegar a confluir hasta 15 mil camiones diarios.
La actividad se promociona como “abrazo simbólico para visibilizar la problemática de la cosecha gruesa y exigir soluciones definitivas urgentes para todos los afectados”. Entre ellos están, por supuestos quienes viven o tienen propiedades de uso eventual en la pequeña localidad del departamento Iriondo, ubicada a unos 43 kilómetros de Rosario.
Pero también invitaron a otros pueblos, como Serodino, e incluso quieren hacerlo con el Sindicato de Camioneros de Santa Fe, con la convicción de que todo este problema no sólo afecta a los vecinos sino también a los mismos choferes, que sufren largas horas de espera para llegar a los puertos. Y a veces, como ellos mismo lo han denunciado más de una vez, los camiones se convierten en una suerte de “silos rodantes” con el que el sistema regula el ingreso del cereal a las terminales.
Mientras tanto, el pedido a las autoridades nacionales para que los atiendan y escuchen el reclamo llevaba juntadas a la hora de escribirse esta nota unas 1.835 firmas. El sábado, y en coincidencia con la movilización, sus impulsores cerrarán la convocatoria. Esperan llegar a las 2 mil firmas, una cantidad que puede parecer menor, pero que supera en varias veces al número de habitantes del pueblo. “Hay gente de la región que nos apoya, pero también de otros puntos de Santa Fe, de Córdoba y de Entre Ríos. Y esto seguramente es así porque ellos también enfrentan el problema cada vez que circulan por esta zona”, afirmó a La Capital la vocera del grupo de vecinos autoconvocados Gisela Signorelli.
Lo creyeron un paraíso
Villa La Ribera es uno de los tantos pueblos que crecieron de la mano de gente que compró o construyó casas pensando en encontrar un “paraíso” cerca de Rosario y otras ciudades. Pero los terminó sorprendiendo un pequeño infierno de vehículos pesados, accidentes, dificultades para circular, movimiento y ruidos.
“La gente que reside normalmente en Rosario o en otros lugares no se compromete tanto a la hora de hacer declaraciones públicas, pero es también gente muy afectada, porque lo que para ellos era un paraíso natural, se convirtió en un peligro incesante, y ellos también lo viven y lo sufren cada vez que vienen”, abundó Signorelli. Y advirtió que “además, esto les implica una desvalorización de las propiedades. Por eso, aunque no son parte de lo cotidiano, esto los afecta y los compromete”.
El abrazo del sábado será casi simbólico, los vecinos prometen cuidar las distancias y los protocolos que impone el Covid-19, pero no quieren dejar de estar presentes. Se leerá una declaración y quizás haya una intervención de tipo artística, aunque prefieren no adelantar detalles.
Problema singular
Tal cual lo publicó La Capital el miércoles 28 de abril, los vecinos de Villa La Ribera atraviesan una situación que al momento les resulta desesperante, y que se viene repitiendo con cada cosecha gruesa.
Ocurre que el pueblo es un centro de paso para miles de camiones que, desde distintas rutas que atraviesan el sur santafesino, confluyen en la provincial N° 91 que llega a las cinco terminales portuarias de Timbúes. La inseguridad vial es un riesgo permanente para vecinos y choferes, los servicios públicos, incluso los más esenciales como ambulancias, bomberos y la misma policía, tienen dificultades para transitar, y el riesgo de accidentes es latente.
Así las cosas, vecinos del pueblo, con el apoyo de otros pobladores, están pidiendo al presidente de la Nación, Alberto Fernández, una audiencia para pedir soluciones inmediatas.
Ellos dicen que, a muchas obras de gran envergadura que se vienen prometiendo desde hace mucho tiempo, hay también soluciones más inmediatas, como desviar en curso de la 91 antes de llegar a la localidad y hacer fluir el tránsito por caminos alternativos que llegan directamente a las terminales. “Son obras de pavimentación que tampoco implican distancias tan largas, más un puente que habría que construir sobre el río Carcarañá, que sería el emprendimiento más oneroso”, aclara Signorelli.
Para colmo, la cosecha gruesa se extiende cada vez más, y ahora hasta septiembre se ven camiones trasladando cereales y oleaginosas.
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El comunicado
“Vivimos en Villa La Ribera, Santa Fe, sobre la ruta provincial N° 91 y su unión con la ruta nacional N° 11. Aquí se genera el embudo que los 15 mil camiones diarios que llegan desde autopistas y rutas santafesinas generan al ingresar a las empresas portuarias ubicadas en la localidad de Timbúes”, afirma el comunicado que elaboraron los habitantes, en el afán de que “alguien” (el presidente o quien él designe) los atienda.
“Desde el año 2005 luchamos para que se genere la infraestructura y organización del tránsito acorde a la importancia económica que tienen los puertos para todo el país”, continúa. Y agrega: “Durante toda la cosecha gruesa, las rutas y accesos a nuestro pueblo quedan colapsadas, poniendo nuestra vida en peligro, ya que debemos conducir en contramano, por banquinas, sin visión, esperando colectivos en mitad de la ruta, sin accesos a ambulancias, bomberos y policía. Y también quedan expuestos los camioneros a largas horas de espera sin lugares adecuados para colmar sus necesidades básicas, estacionados en banquinas y calzadas, siempre en peligro de vuelcos o choques, incluso cuando pagan para que las rutas estén en condiciones”.
Además, La Ribera tiene un problema que es común a otras localidades pequeñas: sufre las consecuencias de la cosecha pero no recibe dinero a cambio, algo que genera un “lucro cesante”, por ponerle un nombre, a las arcas locales.
Villa La Ribera quiere visibilizar su problemática. Empezó juntando firmas, quiere elevar a la Nació la problemática, y ahora, sus vecinos se dispusieron a ocupar las rutas.