“De lunes a domingos podés venir a disfrutar de las mañanas de otoño”, dice la promoción en redes sociales de un bar de Montevideo al 2100 que busca generar estrategias para atraer clientes en todos los horarios y sostener un negocio con 40 empleados. El último “gancho” para seducir a los comensales ofrece un descuento de hasta 200 pesos por mesa para los que presentan el ticket del taxi con el que llegaron al lugar. Otros apelan al “drunch”, comida intermedia entre la merienda y la cena.
Las restricciones a la circulación, las limitaciones horarias y de aforos en locales gastronómicos obligan a repensar estrategias y apelar a la imaginación para sostener un rubro que viene muy golpeado desde hace un año.
El “horario inglés” (cenar entre las 19 y las 20.30) se impone lentamente, aunque no tan riguroso y con un costado “argento” para aquellos que eligen sentarse en un bar o restaurante. La necesidad de socializar con amigos o en familia en un contexto de agobio por la pandemia tiene correlato directo en el rubro gastronómico.
200 por ticket y mesa
Una propuesta que saltó en las redes sociales es la del bar Espiria (Montevideo al 2124). Con rapidez de reflejos y tomando como referencia que los traslados en auto están permitidos solo hasta las 21 y que aquellos que quieran salir a comer hasta las 23 lo pueden hacer caminando, en taxi, bicicleta o transporte público, ofrecen un descuento de hasta 200 pesos por mesa para los clientes que presenten el ticket del taxi.
“A partir de las 20, por mesa devolvemos hasta 200 pesos de lo consumido si se muestra el ticket del taxi. No nos queda otra que buscarle la vuelta para seguir trabajando. Además promocionamos desayunos, almuerzos, delivery y reducción de precios”, explicó Enzo, encargado de Espiria, que apela a la imaginación y a múltiples estrategias para no perder ventas y sostener la fuente laboral de los 40 empleados.
En Jimmy, el clásico bar de Pichincha (ex Riccheri) y Brown, punto de encuentro nocturno en el corazón del barrio Pichincha, apuntan a los desayunos y a los menús ejecutivos del mediodía. “Buscamos mantener esa estrategia, pero esto nos toma de nuevo de sorpresa. El tema es que la gente venga, también a los happy hours (promos de bebidas al caer la tarde).
Merienda casi cena
Desde la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica y Afines de Rosario (Aehgar) advirtieron que la gente adopta conductas más diurnas para reunirse, sobre todo en medio de las restricciones por la abrumadora segunda ola de contagios de Covid-19.
Por eso la semana pasada lanzaron una campaña: “Sumate a la hora del #druncheo (término inglés que refiere a una comida intermedia entre la merienda y la cena), de 18 a 21, en cafeterías, bares y restaurantes de Rosario. Las ofertas incluyen tragos fríos o calientes, cocktails, picadas, aperitivos dulces o salados y variada alternativa, según cada establecimiento, disponibles en redes sociales de cada local o en el Instagram de Aehgar.
Carlos Mellano, presidente de la entidad, explicó que el panorama actual pone al rubro nuevamente en una situación compleja. “Entre las 21 y las 23 no hay demanda por obvias razones. Como entidad queremos que quede claro que entendemos la situación difícil por la segunda ola y, aunque podemos discutir las restricciones, las aceptamos. Pero el eje de la discusión con las autoridades pasa por otro lado”, recalcó.
Reinventarse en una temporada difícil
En ese sentido, el dirigente y empresario apuntó que la cuestión pasa por saber “cómo van a ser las ayudas para sostener la capacidad instalada del sector. A las 23 te sacan en segundo turno y el porcentaje de comensales. El clima influye mucho sobre los que tienen mesas al aire libre. Se avecina el invierno, una temporada difícil, hay mucha incertidumbre. No sabemos qué puede pasar el 1º de mayo, y ni hablar el 15 de ese mes”.
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Lo que sí interpreta Mellano es que se aprendió mucho y se acumuló experiencia en un año de pandemia. “Algunos lugares se fortalecen al mediodía, buscan estrategias. Tenemos que apelar a la imaginación, como lo del ticket del taxi, sobre todo para los bares que están alejados de la zona central, como La Florida, o el druncheo que lanzamos con la Aehgar”.
La gastronomía se reinventa en un contexto sanitario asfixiante, pero que obliga a tomar medidas para que merme la circulación del virus y se plane la curva de contagios. “Es el camino de una rotonda compleja, por eso hay que ser creativos, porque a esta película ya la vimos y algo aprendimos”, graficó Mellano, quien evalúa como indispensables las tratativas con el gobierno para canalizar ayudas económicas.
“Las condiciones sanitarias son muy preocupantes pero es difícil tener el negocio cerrado, las deudas se acumulan y hay que cubrir gastos operativos. Salir cero a cero es un golazo”, sintetizó con una metáfora futbolera.
Finalmente, observó un “futuro complejo, creo que se deben reasignar partidas sin tocar lo fundamental: salud, educación, seguridad u obra pública que mueve la economía. Pero nosotros no estamos en igualdad de condiciones que un empleado público. Es el Estado es el que debe analizarlo”.