A pesar de algunos inconvenientes de carácter climático, anoche volvió a brillar el tradicional árbol de Navidad, ubicado en la intersección de avenida Pellegrini y bulevar Oroño. Una vez más, un 8 de diciembre sirvió para acompañar la elevación de este rito urbano, que ya se convirtió en una de las postales más representativas y celebradas del tramo final del año en la ciudad.
Con shows musicales en vivo para toda la familia, y con una gran cantidad de rosarinos que se animaron a desafiar las adversidades climáticas, se encendió esta estructura que cuenta con más de 3 mil bombillas de tecnología LED, que es utilizada por primera vez desde este año.
La distensión y la alegría fueron los denominadores comunes de una jornada que tuvo un tinte claramente familiar. Durante algunos pasajes, en los que la lluvia se vistió de amenaza, muchos se resguardaron bajo techo. Y, apenas se recomponía el clima, volvían a acercarse con bolsos y reposeras a la zona donde estaban ubicados el árbol y el escenario principal.
En esta ocasión, a pesar de algunas lluvias ocasionales, una multitud se acercó a la tradicional rotonda y le dio brillo y color a una auténtica fiesta.
Es que alrededor de las 20, el cielo se despejó y permitió que muchos se acercaran con las últimas luces del día.
Con bandas con fuerte acento local, hubo shows durante todo el evento. En esta oportunidad, el escenario principal, de estructura metálica, se dispuso contra el Museo de Bellas Artes.
Y ya con la noche como cómplice, un Papá Noel arribó para encender la última bombilla de este verdadero ícono navideño de la ciudad, que tiene 24 metros de ancho por 15 metros de alto.
Vale precisar que con el paso de los años varió en su aspecto y tuvo varios formatos. La modificación más perceptible fue de tamaño ya que, en los inicios de este rito, el árbol sólo abarcaba el perímetro de la rotonda de Oroño y Pellegrini; pero luego, en la década de 1990, se extendió hasta las veredas que conforman esas esquinas.
Muy instalado
Este árbol de Navidad, ya muy instalado en la memoria colectiva de los rosarinos, se ubicó en la intersección de Oroño y Pellegrini en la década de 1970, por una iniciativa de integrantes de la Dirección de Alumbrado Público. En la actualidad, esa misma repartición se sigue encargando, como todos los años, de su mantenimiento.
Ayer, una vez más fue Papá Noel el protagonista principal del evento en el parque Independencia, ya que tuvo en sus manos la acción más esperada: encendió la última bombilla del árbol de Navidad.
La organización del encuentro estuvo a cargo del Paseo Pellegrini, la Asociación de Amigos del Parque Independencia, el gobierno provincial y la Municipalidad de Rosario.