Ayelén Beker logró lo que en la comunidad travesti trans es una excepción y un privilegio. La música, su formación y una carrera artística, le permitieron tener trabajo y vivienda. Así y todo, tampoco para "La Gilda de las Travas", como la llaman, su habitar en la ciudad está exento de violencias. El hostigamiento y acoso que desde hace una semana sufre en su vivienda del macrocentro rosarino por parte de sus vecinos, que le negaron el acceso al departamento que alquila y le vandalizaron parte de la propiedad para dejarla sin servicios, la empujó a hacer una denuncia Penal en la Justicia. Todas las preguntas que quedan rondando ante las agresiones que sufre una artista popular que incluso será distinguida por el Concejo en las próximas semanas, cuál es la situación extrema vulnerabilidad y violencia en la que habitan el resto de las personas travestis trans en Rosario.
“Esa violencia habla de que las compañeras no tienen pleno derecho a la ciudad y la sola presencia de sus cuerpos interpela. ¿Cuántos vecines travestis conocemos? ¿Cuántas travestis te cruzás en la vereda y en la calle libres y expresándose?”, interpela Joaquín Gómez Hernández, arquitecto, becario de Conicet y especialista en la situación habitacional de esta población en Rosario.
El disparador del conflicto en este caso fue la acusación del ejercicio de la prostitución por parte de Ayelén, una situación a la que se vio empujada por la pandemia y la falta de trabajo en ese contexto. El planteo quedó plasmado en notas amenazantes en el palier del edificio, la obstrucción de su ingreso a la vivienda a través del cambio de la cerradura de la puerta del palier y, a posteriori, la vandalización del tablero de energía eléctrica de su departamento para evitar que tuviera el servicio.
A través de su cuenta de la red social Instagram, la propia artista visibilizó “el constante acoso, hostigamiento, discriminación, amenazas y ataques de odio” que este martes la llevaron a dejar asentada una denuncia penal en el Centro Territorial de Denuncias de Moreno al 1900 e incluso a avanzar también en un proceso civil en la Justicia.
Sin embargo, Ayelén, que dejó su casa a los 16 años, que vivió de la prostitución hasta que la música logró darle un trabajo formal del que cubrir sus necesidades básicas y acceder a una vivienda, no es la primera vez que pasa por estas situaciones. Eso también quedó expresado en el relato donde recordó su paso por pensiones, donde como le sucedió a ella y aún le sucede a sus compañeras y compañeros son víctimas de violencia constante y deben enfrentar costos que se elevan el doble y hasta el triple del resto de los habitantes con el solo objetivo de expulsarlos.
“Sigue habiendo gente decidida a privarnos de ese derecho tan elemental”, señala Beker y agrega: “Las travas casi nunca podemos pagar un alquiler y yo el mío lo pago con mi trabajo, teniendo por tanto el derecho de habitarlo de forma libre y sin que nadie viole mi derecho a la intimidad".
Para el arquitecto e investigador Gómez Hernández, la situación que Ayelen atraviesa por estos días no es más que un botón de muestra. “Si le pasa a ella, hay que imaginar la situación del resto de la población travesti trans”, dice el especialista y agrega: “Acceder a una vivienda, trabajo formal y educación, esos que son derechos elementales, son privilegios en esta población; y llegar a poder pagar un alquiler es el sueño de cualquiera de ellas”.
Estudioso de la situación habitacional de esta población, no solo recalca que las violencias que atraviesan para poder acceder a una vivienda a través de un alquiler formal, sino incluso en pensiones. “Les quieren cobrar el doble o el triple, hay una expulsión constante y en el caso de las inmobiliarias también se plantean precios exorbitantes para que desistan o se les exigen garantías imposibles de conseguir para cualquiera”, detalla.
Gómez Hernández señala que “la vulneración del derecho a la vivienda es la concatenación de la vulneración de otros derechos, la educación y la salud, sobre todo”. De hecho, la marginación a la que esta población es sometida y que definen como “travesticidio social" no solo empuja al 90 por ciento de ellas a la prostitución, sino que hace que aún hoy tengan una expectativa de vida que no supere los 40 años.
Sin embargo, el arquitecto suma “el derecho a la ciudad”, algo que de lo que afirma “se habla menos, pero sucede todo el tiempo”.
“Las compañeras travestis y trans no tiene derecho pleno de acceso a la ciudad. ¿Cuántos vecines travestis conocemos? ¿Cuántas te cruzás en las veredas y en las calles libres y expresándose?”, dispara y añade: "Son pocas y por eso están vinculadas a la nocturnidad, con ciertos espacios asignados de donde estar y transitar y ese también es un derecho vulnerado".
Y a ese elemento suma otros, poco nombrados, pero presentes en la construcción de la imagen de las travestis y las travas, plagado de prejuicios.
“Hay una idea de que no saben habitar o de que habitan de modo violento, que son unas constantes desbordadas porque hay una construcción de esa imagen desde la violencia y de hecho, por años son ellas las que incluso en democracia han sido víctimas constantes de persecuciones y violencias institucionales”, agrega.
Un punto que remite, justamente, a los carteles que aparecieron en el palier del departamento de Ayelén. “Ahí dice que las viviendas son de «uso familiar», cuando podríamos remover qué sucede en esas unidades habitadas por familias cis heterosexuales donde los modos de habitar también están plagados de conflictos y violencias, pero quedan dentro del pacto de lo aceptado”.
La voz de otres
Aunque esta vez hable por ella misma en las denuncias, Ayelén hace tiempo que desde el escenario, como artista emergente y popular, es la voz de muchas otras y otros. De hecho, es "su aporte a la cultura popular y disidente de la ciudad y su compromiso con la visibilización y la lucha por la ampliación de derechos del colectivo travesti trans" la que hace se haya aprobado en el Concejo Municipal y por unanimidad la entrega de un diploma de honor por su trabajo y militancia.
Criada en barrios del sudoeste rosarino, formada en el instituto de Comedias Musicales del Teatro El Círculo, Ayelén que comenzó cantando tangos y boleros se comenzó en 2017 una carrera que la llevó a ser una referente música popular donde el trabajo sexual, el cupo laboral trans, la cotidianidad de travas y trans, los derechos ganados y los que faltan conquistar son parte del repertorio en su primer disco "Furia".
Y fue parte de la presentación del Primer Cancionero Trans que se llevó adelante en el Centro Cultural Kirchner y que organizó en marzo de este año el Ministerio de Cultura de la Nación.
“Ayelén es una aliada de las luchas feministas y estuvo en todos los escenarios: por la legalización del aborto, en los 8M, en los Ni Una Menos y es una referenta no solo de la música, sino del movimiento feminista y de la cultura popular”, señaló la concejala Luz Olazagoitía (Frente Social y Popular), una de las impulsoras de la ordenanza a partir de la cual el Concejo le entregará el diploma de honor.
“Esa distinción se aprobó en la misma sesión donde también votamos el cupo laboral trans para las economías populares”, recordó la edila remarcando la necesidad de políticas públicas concretas y articuladas. Ahora ya se programa para la semana próxima un recital en streaming, que será "a la gorra virtual", donde la cantante recibirá su diploma.