Desconocimiento. Esa es quizá la palabra clave. Los rosarinos viven el río, cada vez más, pero lo conocen poco. No saben casi nada de las especies que lo habitan, de sus comportamientos, de los riesgos que pueden correr, por desinformación o desinterés. Casi todos pueden evitarse o al menos minimizarse.
El del periodista no fue un caso excepcional este año, pero tampoco hubo un récord de picaduras de rayas ni de mordeduras de palometas, los otros peces que fueron protagonistas de muchas historias este verano.
"No es la temporada en el que hemos tenido mayor cantidad de episodios. No estamos ni cerca del pico máximo", aclara Juan Becerra, director general de Servicios de Salud de la Municipalidad. En la Rambla, en la zona privada, se contaron unos 20 casos de personas con lesiones "atribuibles a mordeduras de palometas", cuando hubo años en los que se registraron hasta el triple de heridos.
Respecto de las rayas, los incidentes que registra el área de salud pública se produjeron en la isla. La mayoría de los afectados recurrió a sanatorios privados, por lo que no hay datos precisos, pero "nada lleva a pensar que es una situación alarmante" .
Sobre lo que pasa en el río, existen mucho mitos y temores infundados. Hay poco interés por parte de la población, en general, de conocer cuáles son los verdaderos peligros. Lo bueno es recordar que el saber salva, que conocer evita males mayores.
"De las 52 especies de ofidios que hay en Santa Fe, sólo cuatro pueden ser peligrosas para el humano" "De las 52 especies de ofidios que hay en Santa Fe, sólo cuatro pueden ser peligrosas para el humano"
Clara Mitchell es ingeniera. Es la responsable de la parte técnica acuariológica del Acuario del Paraná. Una conocedora del río y sus habitantes. En una extensa charla con LaCapital dio detalles de las conductas de rayas, palometas (o pirañas, de más impresión pero son sinónimos) y yararás, tres especies animales que conviven con los rosarinos en el agua y la costa, y que, a veces, podrían generar accidentes y problemas de salud, algunos más graves que otros.
"Por ejemplo, de las 52 especies de ofidios que tenemos en Santa Fe tan sólo cuatro (yarará chica, yarará grande, coral y cascabel) pueden ser realmente peligrosas para el ser humano. De esas, 22 son muy poco peligrosas y 26 absolutamente inofensivas", comenta la especialista.
Mitchell destaca que todos los animales son sumamente importantes para el ecosistema —que tienen equilibrios muy delicados— y "al que deberíamos cuidar". Lo fundamental es conocer con "quiénes convivimos y que hay mucho que puede hacerse para no ser lastimados, mordidos, picados".
Protección
Respecto de las picaduras y mordeduras, Gonzalo Ratner, subdirector de Defensa Civil explica que es importantísimo bañarse en zonas permitidas, responder a los pedidos de los guardavidas cuando alertan sobre la necesidad de salir del agua porque una palometa mordió a alguien (algo que la gente no siempre se cumple).
"Hay mucho desconocimiento sobre qué hacer frente al incidente. Por ejemplo, en el caso de que uno pise la cola de una raya, el pez va a reaccionar y te clava esa especie de chuza que tiene. Es muy doloroso y puede tener complicaciones. Pero es una urgencia, no una emergencia. Eso quiere decir que no hay que desesperarse, que hay que colocar el pie (porque es ahí donde pican generalmente) en un recipiente con agua caliente a una temperatura que la persona pueda tolerar, y así, con el pie en un balde o lo que se tenga a mano, sumergido, hay que llegar al centro asistencial más cercano", agrega.
Becerra suma otro consejo: "En un primerísimo momento conviene lavar con agua fría y luego colocar el pie herido en agua caliente, sumergirlo, no tirarle agua". Aunque tiene una toxina en la chuza, la picadura de raya no requiere suero ni medicamento específico. Los médicos deben controlar la evolución de la herida para que no haya mayores complicaciones. Hay personas que piensan que si les pasa algo con una raya deben dirigirse a un hospital en particular, y no es así. La recomendación es ir al más cercano. Y aunque la herida sea pequeña a la consulta hay que hacerla.
Si se trata de una yarará entonces sí: el Hospital Provincial, de Alem y 9 de julio, es el que cuenta con el suero antiofídico necesario para estos casos. La herida producida por esta serpiente puede ser mortal y, por lo tanto, la persona que fue picada tiene que llegar lo antes posible al centro asistencial. Sin hacer torniquetes ni nada raro. Sólo lavar la herida y cubrirla hasta recibir la atención adecuada. Aunque el tiempo es un factor de riesgo importante y se trata recibir atención rápidamente, hay unas cuatro horas de margen para empezar a actuar.
El subdirector de Defensa Civil no deja de mencionar la importancia de la prevención, de contar con la información correcta para saber qué no hacer o qué hacer frente a un hecho complicado.
Reacciones defensivas
Los peces y los ofidios en cuestión no atacan por atacar, explica Clara Mitchell, del Acuario. Ese es uno de los mitos que circula con frecuencia. Simplemente tienen reacciones defensivas si se sienten amenazados. Las películas que mostraban, por ejemplo, a personas comidas por un cardúmen de palometas, siendo devoradas hasta que sólo quedan sus huesos, son el primer recuerdo que uno tiene cuando observa a estos animales que tienen unos dientes filosos y por qué no, "pinta de ser malos".
No atacan a propósito ni se alimentan de humanos. No vienen a morder. Una palometa no se comporta de un modo distinto a una mojarrita sólo que pueden generar una lastimadura que en algunos casos puede ser importante.
"Con las altas temperaturas del agua, aumentan su metabolismo y por lo tanto necesitan comer más. O pueden estar cuidando su nido", explica la experta.
Mitchell dice que hay un montón de mitos, y también ideas o acciones inapropiadas por parte de los seres humanos que no llevan a ninguna solución ni evitan algunas mordeduras de palometas. "Hay gente que quiere eliminarlas. Eso no es posible y de serlo sería absolutamente dañino y contraproducente para el ecosistema. Solemos querer eliminar lo que nos da miedo o no nos gusta", detalla.
Obviamente, las personas que han sido lesionadas o presenciaron un hecho desagradable pueden tener posteriormente más temor, lo que es lógico, pero eso no significa que hay que eliminar a las palometas.
No hay datos precisos, pero es probable que haya más cantidad de estos peces por la desaparición de los yacarés, uno de sus principales depredadores.
Hay que tener en cuenta que un día de verano, en plena temporada, puede haber hasta 8 mil personas en La Florida. De acuerdo a la cantidad de episodios con palometas, el número de casos no constituye una situación de alarma.
Para conocerlos más
Existen en zona riberña aledaña a Rosario tres especies diferentes de palometas, según explicaron desde el Acuario del Río Paraná. La mora, que es la más grande y que está en lugares con mayor correntada. La brava, que es la que anda en cardúmen y la Marginatus, que no suele moverse en cardúmen.
"Si hace mucho calor lo mejor es no meterse en el agua en lugares con mucha vegetación. Si alguien fue mordido, los demás deben salir del agua, pero tampoco quiere decir que si hubo un episodio habrá otro de manera inmediata", remarca Mitchell.
Respecto de las rayas comentó que se trata de peces muy particulares. Son los únicos cartilaginosos de la zona, lo que los hace "primos" de los tiburones. Pero atención, ni siquiera los tiburones andan por la vida buscando humanos para alimentarse. Otro mito.
"Con las altas temperaturas del agua, las palometas aumentan su metabolismo y necesitan comer más" "Con las altas temperaturas del agua, las palometas aumentan su metabolismo y necesitan comer más"
Existen en la zona cinco especies de rayas, algunos estudios indican que están disminuyendo en número. La gigante es una de las especies más comprometidas.
Hay lugareños que no son muy amantes de las rayas y a veces cuando las pescan o las encuentran las devuelven al agua con la cola cortada. Ese animal difícilmente sobreviva.
"Si uno entra al agua arrastrando los pies, las rayas se espantan. Lo que pasa es que si la pisás, se va a defender con su chuza (que está en su cola). El problema es que no sólo tiene una toxina, sino que además se puede infectar la herida. Es realmente muy doloroso y debe ser controlado por un médico rápidamente, en cualquier nosocomio", insisten tanto Clara Mitchell como Juan Becerra. Las rayas, remarca la ingeniera, no "atacan", sólo se defienden.
"Suelen ser muy tranquilas, pero es como si a nosotros nos quisiera pisar un gigante. Vamos a reaccionar como podemos. Y en este punto es bueno aclarar algo: no hay bondad o maldad en los animales, no atacan por venganza o porque son malvados. Somos nosotros los que estamos ingresando en su ecosistema, en su territorio habitual en el que están todo el año. Todas estas especies de las que venimos hablando están cerca nuestro todo el tiempo, aunque no las veamos. No sólo cuando hay ataques. Están siempre".
Yararás
Hay 26 especies de ofidios en la región. Cuatro de esas variedades pueden ser peligrosas y están en la tierra. Son las yararás coral, cascabel, la grande y la chica. Las serpientes que pueden generalmente verse nadando en el agua suelen ser culebras, que no son venenosas.
"Las picaduras de yararás se dan cuando alguien se acerca mucho o las pisa. Es la interacción con el humano la que puede generar el problema. Por eso siempre se recomienda no tratar de matarlas si uno las advierte. No hay que meter las manos en troncos, en lugares húmedos, o detrás o entre las piedras y no pisar en zonas donde uno no ve bien dónde está pisando", dice Ratner, de Defensa Civil.
Mitchell remarcó que "la educación, la información y la toma de conciencia evitará no sólo lastimaduras o malos momentos, sino también un mayor cuidado del ecosistema, de la naturaleza, algo que es fundamental para nosotros y las generaciones que vienen".