Los padres de una nena de 19 meses denunciaron maltrato, al menos verbal, en el jardín de infantes al que iba su hija. Como prueba, explicó el abogado que los representa, Martín Frugoli, se presentó ante la Justicia una grabación registrada por un aparato que la criatura llevó oculta en su cochecito, donde se escuchan insultos y gritos, y evidencia la falta de atención a niños que lloran largo rato e incluso piden agua. La directora de Infancias y Familias municipal, Alejandra Subirá (cuya área controla al personal y la propuesta pedagógica de los jardines privados), aclaró que "para denunciar una presunta situación de abuso o maltrato a un niño no hace falta grabar ni filmar nada: basta con la palabra de los padres para que se investigue". Sin embargo, en el gremio de los docentes privados sostuvieron que la inspección de los jardines en manos municipales está "muy fragmentada" y reclamaron una "mesa de control integral" que atienda todos los aspectos: de habilitación, de seguridad, laborales y pedagógicos.
La denuncia trascendió ayer, pero fue presentada en el Juzgado Correccional Nº 7 el lunes pasado, una semana después de que los padres mandaran a la beba al jardín de infantes de Montevideo 1840 (adonde la criatura concurrió sólo 20 días) con un grabador oculto.
La decisión de registrar lo que ocurriera a lo largo de cuatro horas fue tomada por los padres después de que ambos observaran algunas conductas alteradas en su hija. Por ejemplo, llorar a la hora de ingresar y en su media lengua pedir "al jardín no" o incluso volver a usar pañales cuando hacía ya un par de meses que había empezado a controlar esfínteres.
La mamá de la nena recordó, incluso, que la criatura se negaba a saludar a su maestra, "cuando ella es increíblemente afectiva con todo el mundo". Primero, adjudicaron todo a problemas "de adaptación", pero después también les llegó el testimonio de una ex maestra del lugar, que alertó que "ahí no se trabajaba bien".
Entonces, optaron por esconder un grabador en el cochecito y ver qué ocurría puertas adentro. Al revisar el audio, no lo pudieron creer. "Se escucha «pendeja de mierda», «basta», «terminala», «callate enferma, loca como tu mamá», «me cago en todos los pibes», «qué olor a mierda», todo en un tono elevado", aseguró.
Y casi todavía peor fue constatar que, "a lo largo de cuatro horas, no se oye ni una vez que alguien cante, baile o juegue, las cosas que uno supone que los nenes hacen en el jardín".
El audio se adjuntó a la denuncia judicial como "elemento probatorio", además de una pericia psicológica de parte a la chiquita y ofrecimiento de testigos, adelantó el abogado. Los padres declararán hoy en Tribunales y un médico forense evaluará a la nena.
Bajo la lupa. Más allá del caso puntual, lo que volvió a ponerse sobre el tapete es cuáles son los controles, y a cargo de quién, que se realizan sobre los cerca de 200 jardines maternales y de infantes que hay en Rosario, espacios más que sensibles por la población que alojan: nenes de 40 días a 4 años.
Por ordenanza, los organismos encargados de fiscalizarlos son Inspección General y Supervisión de Jardines de Infantes, que depende de Infancias y Familias.
"Inspección se encarga de controlar condiciones físicas y edilicias, como en cualquier comercio, y nosotros supervisamos al personal docente y no docente, y la pertinencia de la propuesta con una mirada puesta sobre lo educativo y lo social", dijo la titular de Infancias, Alejandra Subirá.
El último control al jardín denunciado fue hace un mes. Aun así, admitió que "aunque siempre se trata de observar lo más posible, lo que ocurre puertas adentro es muy difícil de constatar".
De todos modos, el secretario general del Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop), Martín Lucero, no se mostró tan convencido de la eficacia de los controles, a los que definió como "muy fragmentarios" y a cargo de organismos "no idóneos".
¿Sólo un negocio? Para el gremialista, es esencial que el Ministerio de Educación provincial tenga potestad sobre los jardines para dejar de tratar a esos espacios como "simples comercios".
De hecho, recordó que se trata de los ámbitos educativos "más precarizados", con un 35 o 40 por ciento del personal en negro, por lo que volvió a reclamar que una "mesa de control integral" aborde a los jardines en todos sus aspectos.