
Jueves 26 de Octubre de 2017
Pese al movimiento que tiene la avenida Uriburu, a la hora de la siesta las calles que cruzan el barrio Matheu suelen parecer desiertas. La cuadra de Pueyrredón al 4600 no es la excepción. En esos cien metros donde conviven algunas casas de familia con talleres y fábricas, el lunes al mediodía un problema relacionado con el tránsito finalizó a los tiros.
El incidente quedó asentado en la comisaría 21ª. Allí los vecinos relataron que no habían pasado las tres de la tarde cuando el empleado de una sodería estaba haciendo unas maniobras para entrar la camioneta del reparto al garaje de la fábrica. Y que cuando iba a subir la chata a la vereda, una moto con una pareja a bordo se cruzó en su camino. El encontronazo produjo sólo una discusión entre los conductores de los dos vehículos, pero el intercambio de palabras fue subiendo de tono.
Según testigos, la pareja que viajaba en la moto se fue hasta la esquina de Uriburu, desde donde arrojaron piedras a la camioneta mientras su conductor insistía en entrar a la sodería.
La peor sorpresa, relataron, llegó algunos minutos después, cuando el trabajador salió de la fábrica, esta vez a pie. Entonces, en la esquina de Estado de Israel y Pueyrredón lo esperaba el conductor de la moto con el arma con la cual disparó por lo menos cuatro tiros que impactaron en tres vehículos que estaban estacionados en la vereda. "Volví a nacer"
Ayer, a mitad de cuadra de Pueyrredón al 4600 todavía estaban estacionados el Peugeot 207 azul y el Renault Clio que recibieron tres disparos. El primero, exhibía la ventanilla del conductor y en la ventana trasera del acompañante. El segundo, en el parabrisas y en la ventanilla del conductor.
El Peugeot es el auto que el dueño de un taller que fabrica prótesis médicas utiliza a diario para hacer trámites. El lunes, segundos antes del incidente, Mario había estacionado el coche sobre la vereda y se había bajado. "No alcancé a llegar a la mitad del taller cuando escuché los tres disparos", contó el hombre robusto y recordó que cuando volvió a salir a la calle sólo encontró al empleado de la sodería guarecido detrás de los vehículos.
El automóvil azul tiene un orificio redondo sobre el parabrisas y otro más pequeño en el asiento del conductor. "Si en lugar de bajarme rápido del coche me quedaba hablando por teléfono, me podrían haber volado la cabeza. Volví a nacer", agradeció Mario.