El avance en el Concejo de un proyecto que prohíbe la instalación de nuevos criadores de perros y gatos y le da 5 años a los actuales para dejar de existir echó luz sobre un mercado que avanza a pasos agigantados a partir de las redes sociales y las plataformas de comercio digital. Se trata de la venta de animales de compañía, en particular de los perros de raza, un negocio que mueve mucho dinero y tiene sus aficionados, sus detractores y sus aprovechadores.
Basta con entrar a Mercado Libre y OLX para ver que es un negocio muy rentable. Por el volumen de la venta ilegal, Facebook ya no deja publicar venta de animales, aunque se intenta en algunos grupos. Un can puede cotizar, en la ciudad, desde 5 mil hasta 70 mil pesos, dependiendo de la raza (los que están de moda siempre son más caros) y del grado de formalidad del criadero. Hay de todo: desde personas que crían en el fondo de su casa, criadores registrados con documentación que prueba la pureza del perro, e instalaciones clandestinas más organizadas que son verdaderas “fábricas de perros” en pésimas condiciones.
Hay razas que son las clásicas y nunca pasan de moda: labradores y golden retrievers, salchichas, beagles y caniches. Hace tiempo eran los rotweiller, pitbull, doberman, ovejero alemán y siberianos, hoy un poco más abajo en el ranking. Los últimos años vienen pisando fuerte los perros los de hocico corto: el bulldog francés, que puede valer hasta 70 mil pesos, se ubica primero, seguido del pug (reconocibles por su cara arrugada) y el más clásico bulldog inglés. Shitzu y pomerania son otras razas buscadas más exóticas. Las modas muchas veces están influenciadas por el cine y la televisión: con Lassie aumentó la búsqueda de collies, con Rin Tin Tin la de ovejeros, y lo mismo pasó con 101 Dálmatas.
Las proteccionistas acuerdan ciento por ciento con la iniciativa. Las organizaciones que consultó La Capital reconocen que no todos los criaderos son iguales, pero de todos modos creen que desde un punto de vista ético representan una explotación de los animales y deben ser prohibidos. “Hay que erradicar la idea de que los animales son un producto que se compra y se vende”, afirman. Y cuentan que “se ha hecho una práctica común albergar en domicilios particulares animales en estado deplorable, como rehenes a los fines de procrear y comercializar sus cachorros de forma ilegal. Al no estar habilitados, no tienen controles veterinarios ni edilicios. Los perros son mera mercancía”, comentó a La Capital Verónica López Nordio, presidenta de la ONG Protectora Rosario.
Sobre los criaderos registrados, no tienen casos en donde hayan tenido que intervenir. Pero indican que hay muchos clandestinos y que cuando se hacen denuncias muchas veces se cajonean. Según explican, con la crisis económica se producen muchos casos de robos de animales de raza con el objeto de reproducirlos, que habitualmente se venden por internet de manera informal. “Hemos sacado perritas desnutridas, desmayadas y otras muertas de jaulas en donde no alcanzaban a estar paradas, de lo chiquitas que eran”, contó Cecilia Marina, voluntaria de la organización ONGs En Red, mientras exhibe fotos verdaderamente horrendas de los operativos.
El proyecto, que ya despertó quejas de criaderos registrados y veterinarios, sigue su trámite en el Concejo, adonde fue aprobado en una comisión y resta pasar por Gobierno antes de ser votada en el recinto. Pero no hay lugar a dudas, ya empezó a levantar polvadera.
Los criadores piden que se diferencien clandestinos de registrados
Los que pusieron el grito en el cielo al conocer el proyecto de prohibición de instalaciones donde se reproducen animales, fueron los propios criadores. Señalan que muchos de los criaderos de Rosario son chicos, y no todos están activos. Según datos aportados por el Rosario Can Club, en los últimos 12 meses hubo 209 criadores y nacieron 2.340 cachorros producto de 479 camadas, de 50 razas distintas.
Christian Claus es veterinario y está relacionado con el mundo de los criadores registrados en la Federación Cinológica Argentina (FCA) desde hace años. Si bien criticó la cría clandestina, abusiva y no ética de perros, reclamó diferenciar la “crianza responsable” de las “fábricas de perros". “La gente registrada que cría animales, lo hace de forma responsable, es un hobby caro. Se la pasan viajando para sumar puntos en competencias en todo el país cada fin de semana y obtener títulos de campeón. Los animales tienen pedrigree y documentación que prueba la pureza de la raza”, argumentó. Además, aclaró que la FCA no permite que se anoten perros que sean crías de la misma perra de forma consecutiva, para que la dejen descansar entre ciclos de celo.
En ese sentido, pidió separarlos de aquellos "que se compran un bulldog francés especulando con que en un año venden 8 por el mismo valor". Para el profesional, "el problema es la gente que cría en el fondo de su casa y vende los cachorros por Mercado Libre. Porque son animales que no están en buenas condiciones". El especialista dijo que "los que compran un perro para servirlo con la hembra de la vuelta, le terminan haciendo mal al animal". "La cría sin selección, cruza de cualquier cosa sin tener en cuenta las patologías de la raza o los defectos, genera un mal para los perros", criticó.
Claus se manifestó en contra de "los clandestinos que tienen perros hacinados en jaulitas, para producirlos en cantidad", porque "atentan contra el bienestar y el salud de los animales y lo único que persiguen es el lucro". Pero se quejó de que para el Estado "resulta más fácil prohibir, que reglamentar y controlar. Y en esta bolsa caen todos". En esa línea, recordó que "las carreras de perros se prohibieron y se las sigue haciendo clandestinamente, dándoles drogas y estimulantes para correr. Si se hiciera en un lugar controlado eso no pasaba, y el maltrato es darle sustancias, ya que el perro corre por su instinto predatorio. En cambio, al caballo lo montan y lo castigan para correr, y no está prohibido", cuestionó.