Sólo los alumnos, docentes y no docentes de los tres niveles del Normal Nº 3 representan más de 2 mil personas circulando a diario por el edificio de Entre Ríos y La Paz, a las que se suman las que pertenecen a otras dos instituciones con sede en el mismo inmueble y los operarios a cargo de las obras de remodelación que se están llevando adelante. Esa situación cotidiana, más la convocatoria a reuniones de padres del nivel primario, hicieron que el miércoles pasado nadie notara el ingreso a la escuela de un desconocido, quien le arrebató el teléfono celular a una alumna de 7º grado que estaba en el pati. De inmediato, ante el grito y advertencia de la nena, salió corriendo y lo arrojó al piso antes de escapar. La rectora del establecimiento admitió que se trató de "un episodio grave" que conllevó no sólo reuniones con más de 50 padres, sino un encuentro de todo el equipo directivo para definir una "reestructuración organizativa y medidas concretas con los adultos que ingresan", aseguró la directiva, Silvia Barbieri.
El episodio se produjo en los corredores de la escuela cuando la estudiante, que había salido de una evaluación de matemática, estaba utilizando el celular para mandarle un mensaje a su mamá y contarle cómo le había ido. En ese momento, un hombre le arrebató el teléfono y, ante el grito, salió corriendo por la puerta de calle Entre Ríos, aunque antes tiró el aparato que fue encontrado en el piso del patio.
"Fue un hecho grave", admitió la rectora, que aclaró que "no hubo golpes ni amenazas" sobre la alumna, y señaló que, inmediatamente, se reunió con la afectada y su mamá.
Barbieri señaló que el Normal Nº 3 "fue siempre una escuela de puertas abiertas", pero además recalcó que se trata de un edificio por donde circulan a diario 2 mil personas que pertenecen a esa institución, a las que se suman otras tres: una escuela de vóley al mediodía, la Escuela Belgrano y una tecnicatura durante la noche. En tanto, sobre esos alumnos y personal deben contabilizarse también los operarios que ingresan para llevar adelante las obras de remodelación del patio y los vestuarios del edificio; y ese día en particular los padres del primario que habían sido convocados a reuniones informativas.
"No negamos la gravedad, pero con esa cantidad de gente circulando planteamos la complejidad que tiene el control del ingreso", explicó la rectora, que recalcó que "inmediatamente se recibió a un grupo de más de 50 padres que se habían autoconvocado" y se reunieron los equipos directivos en todos los niveles para tomar medidas.
Más allá de las determinaciones ya establecidas, Barbieri señaló "un cambio de época", e indicó que "este es un llamado de atención al funcionamiento de puertas abiertas a la comunidad que desde siempre se llevó a cabo en el establecimiento, y marca la necesidad de tomar medidas y replantear ese esquema".
En ese punto, coincidió el director de nivel secundario y titular de Amsafé Rosario, Gustavo Terés, al decir: "Esto habla de un momento histórico donde asumimos que hay que extremar cuidados y donde es necesario avanzar un contexto diferente al que veníamos trabajando desde hace 20 años, y eso es lo que se asume desde todo el equipo directivo".
Medidas
Mientras tratan de avanzar en una reforma en el sistema de apertura de la puerta de ingreso, la rectora indicó que ya se definieron medidas inmediatas que tienen que ver fundamentalmente con los adultos que circulan por el edificio.
Así, se planteó la exigencia a los alumnos de secundaria que ingresen con la remera de la escuela, así como a los del profesorado se les requirió que entren al edificio con el guardapolvo y el distintivo correspondiente para que puedan ser identificados. También se reorganizó al personal para tener mayor presencia en las galerías, en las cercanías de los baños y la puerta de ingreso.
Tanto la rectora como Terés recalcaron la necesidad de contar con un números superior de personal, fundamentalmente a la tarde cuando "apenas hay dos personas", indicó Barbieri.