Un trabajo llevado adelante por la Oficina Municipal del Consumidor reveló que los jubilados esperan casi el triple del máximo permitido por ley en las entidades bancarias y mutuales donde cobran sus haberes, así como en oficinas de pagos de impuestos y servicios. Desde el organismo aseguraron que la cantidad de denuncias que recibieron motivaron a llevar adelante la investigación, que concuerda con otra desarrollada por una fundación que, además de mencionar el caso de los bancos y mutuales, suma las largas esperas en los supermercados.
El relevamiento de la Oficina Municipal del Consumidor se hizo en cuatro entidades bancarias y sobre la actividad de 200 jubilados. El registro, en promedio, arrojó que un jubilado tuvo que esperar casi 90 minutos (1 hora y 28 minutos, precisamente) para cobrar sus haberes, cuando el máximo por ley (reglamentado en la normativa provincial 13.712) es de 30 minutos.
“Vamos a habilitar líneas de contacto para que se puedan denunciar específicamente estos hechos”, adelantó a La Capital el titular de la Oficina, Antonio Salinas. Y agregó: “Este mes sacaremos una campaña para exigir el cumplimiento de esta ley. Está prohibida la espera en condiciones indignas, como por ejemplo hacer cola en la intemperie. La gente debería estar sentada y esperando dentro de la oficina o entidad”.
En la Oficina Municipal del Consumidor señalaron que recibieron denuncias por parte de los jubilados sobre el tiempo y las condiciones de espera en los bancos, lo que motivó a realizar el relevamiento.
Mencionaron que, mayormente, quienes padecen estas situaciones son jubilados que cobran el haber mínimo y que no tienen personas allegadas de confianza para que los asistan en la utilización de otros medios para cobrar.
“Las vías remotas y no humanas son opcionales para los jubilados y no pueden ser impuestas por la entidad, mucho menos por métodos extorsivos, como hacerlos esperar horas en la vereda o pagarles con billetes de baja denominación para desalentar el uso de las cajas con atención humana”, remarcó Salinas.
En tal sentido, destacó que “los jubilados se quejan de que no logran hablar con personas y siempre son derivadas a máquinas”. Esto, remarcaron desde la entidad, “resulta poco ético”.
Este relevamiento realizado por la entidad será remitido al Banco Central, a las autoridades provinciales y locales de Ansés y a la Secretaría de Comercio provincial, con el claro objetivo de que se revise esta situación.
Supermercados, también
En paralelo, la Fundación Transformar, a cargo de la ex concejala Renata Ghilotti, también realizó un relevamiento mediante el cual se detectó que estas largas demoras en la atención de los jubilados también se dan en supermercados, donde tampoco hay exhibidos los carteles que indican la prioridad de atención para adultos mayores.
Existe una ordenanza sancionada y promulgada en 2018, la 9.896, que establece que “los establecimientos privados de concurrencia masiva, supermercados, hipermercados, autoservicios, megamercados o cualquier otra denominación que adopten, siempre que superen los 200 metros cuadrados de superficie, deberán contar con un 20 por ciento de cajas destinadas a la atención prioritaria de los adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con necesidades especiales. En el caso de que cuenten con menos de cinco cajas, deberán tener como mínimo una destinada a la atención prioritaria".
La ex concejala señaló: “Solo dos de las grandes cadenas de supermercados cuentan con la cartelería obligatoria que indica la prioridad para la atención de los adultos mayores, las embarazadas y las personas con discapacidad; y ninguna de las cadenas lo contempla en todas sus sucursales. Además, en ninguno de los establecimientos se observa un respeto por parte de los ciudadanos, ni tampoco un conocimiento o reclamo expreso por parte de las personas mayores”.
