Dicen que es quien les ata los cordones de las zapatillas, quien les alcanza los útiles que se olvidaron en casa y siempre se las ingenia para buscar una solución a sus problemas. Por todas esas cosas, y seguro varias más, los chicos de 7º A del Colegio Padre Claret decidieron cambiar de hábito cuando se les propuso elegir a una persona para que les entregue los diplomas. En el lugar que generalmente ocupan maestros o directivos estará Walter, el portero de la escuela, a quien los chicos quisieron homenajear en su último día de clases del nivel primario.
Walter Alarcón no lleva mucho tiempo trabajando en el colegio, apenas 7 años, ni tiene a su cargo grandes tareas. Cumple con la limpieza, pequeños arreglos de mantenimiento y lleva todos los días a los salones los registros de asistencia y las notas para pegar en el cuaderno de comunicaciones. Pero, indudablemente, su presencia constante hizo huella entre los chicos que ayer recibieron el diploma que avala su paso por el nivel primario.
"Es una persona muy respetuosa, que los chicos quieren mucho", aseguraron los papás que ayer se comunicaron con LaCapital para contar que sus hijos habían elegido al asistente escolar para que les entregara el certificado.
Y, a pedido de los alumnos, por primera vez en la historia del colegio no fueron sólo los docentes quienes se subieron al escenario montado en el patio central del colegio de Viamonte al 1500, donde los séptimos grados fueron indiscutidos protagonistas. Junto a las maestras de séptimo y los directivos, Walter emocionado entregó diplomas y repartió abrazos.
Gloria Salas tiene 33 años como maestra de la escuela. Y este año le tocó estar a cargo de los séptimos. Como es tradición, el mes pasado les propuso a sus alumnos que eligieran a tres personas para que les entregaran su diploma. Y, con sorpresa, varios niños propusieron a Walter.
"Generalmente quienes entregan los diplomas son docentes o directivos. Pero creo que los chicos valoraron el compromiso de Walter y consideraron muy bien que todos somos personal de la escuela y tenemos oportunidad de despedirlos", señaló.
A Marisa Oroño, la vicedirectora del colegio, la elección no la sorprendió tanto. "El tiene muy buena relación con los chicos, está siempre atento a lo que necesitan y quisieron reconocerlo", explicó.
Muy generosos
Walter, sin embargo, esgrime otros motivos para la elección. "En realidad creo que los chicos me eligieron porque son muy generosos. Yo cumplo con una tarea, con mi trabajo, lo mejor posible. Nada más. Ellos fueron muy generosos", afirmó unas horas antes del acto, cuando con su ropa de trabajo acomodaba las sillas donde se sentarían alumnos y padres.
Después, para subir al escenario, se pondría el jean y la camisa que llevaba en un bolso. "Para mí, esto es un doble orgullo. Primero por el reconocimiento y el afecto de los chicos, y segundo porque es la primera vez que eligen a personal de la escuela que no es docente", indicó.
Walter llegó a trabajar en escuelas casi de casualidad. Su pasión es la cocina y durante más de 20 años trabajó en distintos restaurantes. El último fue "Sana, sana", un restó de comidas naturales, donde aprendió a preparar las empanadas vegetarianas que ahora vende por la web como parte de un emprendimiento familiar.
En el colegio Padre Claret está hace siete años, después de responder a un anuncio publicado en LaCapital. La escuela no le era ajena, de adolescente había participado de un grupo juvenil que funcionaba en el establecimiento. Justamente allí conoció a su actual compañera de vida.
"En las escuelas hay mucha gente y muchas historias", concluyó Walter. La suya es apenas una de ellas.