La Intendencia firmó un contrato millonario, que puede llegar a 760 millones de pesos, para seguir depositando la basura que produce la ciudad en un relleno sanitario de Ricardone. El convenio fue enviado esta semana al Concejo, donde los ediles deben refrendarlo para que el municipio tenga un espacio para alojar al menos unas 800 toneladas diarias de residuos desde enero y por cuatro años. El Ejecutivo aclaró que suscribió este acuerdo de manera directa con la firma Resicom ya que es el único lugar habilitado en la región. Concejales opositores y referentes ambientales ya alzaron voces críticas contra la propuesta oficial.
Los cuestionamientos son varios: el contrato directo millonario, el envío de un documento clave, con un servicio básico que presta el Estado municipal a días de que venza el contrato actual, sin margen para analizar el asunto en profundidad. Y también el incumplimiento de la ordenanza Basura Cero, que exigía a la Municipalidad reducir el entierro de basura y avanzar en mayor medida hacia la separación en origen y el reciclaje.
El mensaje firmado por la intendenta Mónica Fein y la secretaria de Ambiente y Espacio Público, Marina Borgatello, ingresó esta semana al Palacio Vasallo. Y será tratado en las sesiones extraordinarias del cuerpo.
Los tiempos apremian al oficialismo ya que en menos de un mes, el 1º de enero de 2017, vence la prórroga firmada en 2015 por 24 meses. De no ser avalado el nuevo contrato por el Concejo, la ciudad se quedará sin lugar para depositar la basura.
El convenio suscripto por Fein y la firma Resicom, propietaria del relleno sanitario en la comuna de Ricardone, es por cuatro años con opción a prórroga por otros dos para transportar y efectuar la deposición final de los residuos que produce la ciudad.
De mínima se establece que deberán depositarse en el relleno sanitario unas 8.000 toneladas mensuales a un valor unitario final de $984. Si se multiplica este valor por los doce meses del año y luego por los cuatro años de contrato arroja un costo de 377 millones de pesos.
Pero el convenio también contempla la posibilidad de que se envíen más de 20 mil toneladas mensuales, a razón de unas 800 diarias, como ocurre en la actualidad. En ese caso el valor unitario es de $795, lo que multiplicado por ese peso, por doce meses y cuatro años da $763 millones.
Críticas. "Es un contrato corrupto, a medida, directo, por una cifra millonaria, sin licitación porque durante años no se buscaron alternativas y siempre se alimentó al mismo relleno", disparó el concejal Jorge Boasso (UCR).
Boasso fue más allá y planteó que es una "vergüenza que la intendenta mande un contrato tan importante a un mes de que venza el actual para que lo aprobemos sin analizarlo en profundidad".
Y destacó que "Resicom es acreedora de la Intendencia por 100 millones de pesos y en el presupuesto 2017 se refinancia esa deuda y se le pagan intereses".
Desde el PJ, Eduardo Toniolli lamentó "tener que debatir un tema tan sensible para la ciudad con un revólver sobre la cabeza, apretados por el tiempo, sin chances de buscar alternativas".
Y cuestionó al Ejecutivo "por incumplir la ordenanza de Basura Cero que establece metas concretas para reducir la cantidad de toneladas que se envían al relleno sanitario".
Réplica. La subsecretaria de Medio Ambiente municipal, Cecilia Mijich, salió al cruce de las críticas. "Apelamos al contrato directo dentro del marco legal vigente al no haber otra alternativa para depositar la basura", sostuvo.
La funcionaria remarcó que en estos años "se buscaron opciones superadoras y de hecho en menos de un año estará listo el relleno sanitario metropolitano de Villa Gobernador Gálvez. El contrato contempla enviar menos toneladas así coexisten ambos rellenos".
Sobre las metas de Basura Cero, Mijich reconoció que "no se han cumplido, pero se ha avanzado muchísimo en reciclaje, separación en origen y en la planta de compostaje que instalamos en Bella Vista".