“Gatilló tres veces. Una en la cabeza y dos en el pecho. Mi hija se salvó de milagro
porque luego se supo que la pistola calibre 22 largo tenía puesto el seguro, pero había tres
proyectiles”. La voz entrecortada de Rubén Gómez reflejaba anoche lo que el jueves por la
tarde pudo haber sido una masacre similar a las ocurridas en colegios de Estados Unidos. Su hija,
de 13 años, que asiste al 2º año turno tarde de la Escuela Manuel Belgrano (en el edificio del
Normal Nº 3, Entre Ríos al 2300) fue amenazada y agredida por un compañero (14 años) de su curso,
quien además amedrentó a otras cinco chicas de la clase. El agresor prestó declaración en la
comisaría 5ª, se le secuestró el arma y fue entregado a sus padres en medio del temor generalizado
y la promesa de asistir el lunes a la escuela con la intención de exigir garantías para las chicas
amenazadas.
Los pesquisas aún tratan de establecer cómo llegó una pistola
semiautomática GMC 22 larga a la mochila del adolescente y, por ende, hacia la aulas del colegio.
Lo que sí está acreditado es que hacía una semana que acudía con el arma en su poder. Prueba de
esto son las fotos que sus propios compañeros sacaron con sus celulares.
Según comentaron fuentes policiales, el chico prestó declaración en
presencia de sus padres, no manifestó cómo obtuvo el arma, pero hizo referencia a que dentro del
salón y en una hora libre amenazó a sus compañeras con la pistola para que no delataran a quién
había tirado una bombita de olor en el curso. Al agresor se le imputa portación de arma de fuego y
la causa quedó radicada ante el juzgado de Menores Nº4.






























