Con algunos minutos de atraso, a las 7.50 de ayer el vuelo de Sol Líneas Aéreas salió del Aeropuerto Internacional Rosario (AIR) Islas Malvinas con destino a la Capital Federal. Pero el viaje que debía durar 55 minutos se redujo cuando la nave emitió una declaración de emergencia y, en pocos minutos, aterrizó nuevamente en la terminal local con un sólo motor en funcionamiento. La falla se produjo en uno de los impulsores, que comenzó a perder aceite y, según explicó el vicepresidente de la compañía, Juan Nyffenegger, "la situación se resolvió satisfactoriamente dentro de las pautas y protocolos previstos". Entre los 30 pasajeros no hubo escenas de pánico, aunque uno de ellos, Marcelo Cuña, reconoció a La Capital que "fue una sensación fuerte, porque cuando te bajás se te aflojan las piernas".
El vuelo de Sol que va de Rosario a Aeroparque sale a diario a las 7.30. El despegue se había producido sin inconvenientes, pero el problema en uno de los motores apareció cuando la aeronave llevaba no más de 15 minutos en el aire.
"El piloto tuvo una alarma de presión en un motor, con pérdida de aceite, entonces cumplió con el protocolo de seguridad de la empresa frente a esa indicación y procedió a cortar el impulsor y a retornar el aeropuerto de origen para aterrizar", detalló Nyffenegger.
"Todo estuvo bajo control, no hubo pánico, sólo un poco de sorpresa", expresó.
Pero lo cierto es que arriba del avión algunos pasajeros ya habían notado que uno de los propulsores había dejado de funcionar.
"En un momento me doy cuenta de que tengo el río Paraná del otro lado y que estábamos volviendo. La azafata, que había empezado a servir el café, dejó de hacerlo y avisó que íbamos a regresar a Rosario", relató Marcelo. Y aportó un dato clave: "De la ventanilla se veía cómo perdía aceite".
Poco después, el propio piloto el que avisó que iban a aterrizar. "Empezó a decir que estaba todo bien, pero no tuvo mucha seguridad para hablar y darnos tranquilidad. Sí para aterrizar, porque la verdad es que en ningún momento se notó que estábamos con un solo motor", continuó Cuña.
Luego, Marcelo admitió que tomó dimensión de la situación "cuando en la pista estaban los bomberos y las ambulancias". Por eso añadió. "Se te aflojan las piernas".
Frente a la emergencia declarada por el piloto del avión de Sol, en el aeropuerto se pusieron en marcha todos los dispositivos de seguridad.
"Estuvieron disponibles tanto las autobombas necesarias como las ambulancias, al igual que el personal médico y los equipos de rescate", detalló,a su turno, el presidente del directorio del aeropuerto, Raúl Garo.
Sin embargo, el funcionario destacó que "nada de esto fue necesario utilizar porque se pudo superar la situación".
Ya de nuevo en tierra, los pasajeros pudieron elegir entre tomar un nuevo vuelo (a las 11) o bien trasladarse por tierra.
Por otra vía. "La verdad es que preferimos ir a Buenos Aires en auto, porque ya habíamos tenido nuestra cuota de suerte diaria", dijo Marcelo.
Respecto de los controles (ver aparte), Nyffenegger indicó que la empresa tiene cinco ingenieros aeronáuticos que se ocupan de la revisión de los aviones.
En ese sentido,el directivo explicó que "los motores marca General Electric son monitoreados on line por la misma fábrica, e incluso cuando cumplen con las horas de vuelo establecidas se envían a Estados Unidos para que los pongan en total condiciones".
El avión que sufrió el inconveniente en Rosario es un SAAB 340, el mismo modelo que en mayo pasado se precipitó a tierra en Río Negro. En ese accidente murieron 22 personas, entre ellas la azafata rosarina Jésica Fontán.
Pocas horas después de la tragedia en el sur del país, el titular de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), Ricardo Freccia, reveló que Fontán había realizado varias denuncias por las condiciones de trabajo, en especial respecto de las normas de protección de los tripulantes.
Por lo pronto, la máquina que protagonizó el incidente tras despegar de Rosario será sometida a los peritajes, según indica el protocolo para este tipo de caso.
Investigan las causas de la falla
Si bien en los últimos cuatro años es la primera vez que la empresa Sol tiene que realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Rosario, el hecho ocurrió a poco de cumplirse seis meses del accidente aéreo con epicentro en el paraje de Prahuaniyeu, 45 kilómetros al sur de la localidad rionegrina de Los Menucos.
En ese vuelo, que iba desde Córdoba a Comodoro Rivadavia, murieron 19 pasajeros y 3 tripulantes.
El vicepresidente de la compañía, Juan Nyffenegger, señaló que “se están investigando las causas de la falla en el motor”.
Pero destacó que “se cumplen todas las condiciones de mantenimiento de la aeronave y de los motores que exigen las autoridades aeronáuticas, además de los parámetros establecidos por la fábrica de los motores”.