Ex combatientes de Malvinas realizarán este miércoles en el cementerio de Pérez la guardia de honor a su compañero Daniel Brito, quien falleció el 25 de mayo a los 58 años mientras cursaba un cuadro de coronavirus y era el encargado de manejar el camión del centro de veteranos. Así lo confirmó su titular, Claudino Chamorro, y se sumó al pesar por la muerte de Brito, reconocido no sólo por conducir el emblemático vehículo con el que se distribuían raciones calientes en distintos barrios sino por su compromiso en la realización de tareas solidarias.
Chamorro contó que tomaron la definición de participar de la despedida a Brito, más allá de lo que disponga institucionalmente la Armada, como una forma de honrarlo y de acompañar a su familia. Junto a otros veteranos consultados coincidió en señalarlo como un hombre alegre, siempre predispuesto y solidario, dedicado a sus hijas y nietos, pero también a prestar servicio a la comunidad cuarenta años después de haber peleado en Malvinas.
Hacía pocos días le había dado positivo el diagnóstico de Covid, por lo que se encontraba en su casa aislado, asistido por Micaela, una de sus cuatro hijas. Estaba vacunado y controlado pero en las últimas horas presentó tos intensa y ahogos. Los médicos que lo revisaron ya sin vida certificaron “muerte natural” como causa del deceso.
Brito había nacido en 1963 y fue a la guerra con apenas 18 años, como cabo segundo de la Infantería de Marina. Pertenecía a la compañía 12,7 milímetros de ametralladoras antiaéreas con asiento en la localidad Baterías, precisó Adrián Marrone, que integraba el mismo batallón en 1982. “Nuestra compañía fue dividida en seis secciones por decisión del suboficial Humberto Enríquez, que estaba en ese momento a cargo y diseñó la estrategia de distribución en distintos lugares de la isla. Justamente a las pocas horas de la muerte de Daniel me llamó. Tiene unos 80 años ya y sigue pensando que somos sus hombres, es como un papá para todos”, contó desde su casa en Funes. Él también fue muy joven a Malvinas, aunque como conscripto. Brito, en cambio, era militar.
“Fue destinado a un lugar cerca del aeropuerto en Puerto Argentino. Estuvo a cargo como jefe de una pieza de ametralladoras, tenía una responsabilidad mayor. Le tocó vivir la muerte de uno de sus soldados en un bombardeo”, evocó Marrone. “Una de las últimas veces que nos vimos nos contaba a varios de nosotros que no había podido salvar a ese hombre, fue algo inevitable y lo seguía recordando”, agregó. No obstante, Brito se mostraba siempre sonriente. “Los veteranos llevamos la conmoción de la guerra en el cuerpo y tenemos tres veces más comorbilidades que el resto de la población”, advirtió el ex combatiente.
“Nosotros vamos a llevar siempre una mochila, las voces de nuestras camaradas que perdimos en Malvinas, su historia, nuestra historia; es un gran peso que llevamos”, dijo por su parte Chamorro. “Hemos tenido la sabiduría de superar todo esto y cambiar el dolor y la bronca que nos dejó la guerra en acciones solidarias. Daniel era así, compartía todo”, lo definió el presidente del centro de ex combatientes, y repasó su propia historia.
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“Después de jubilarme me sumé al centro como intendente, en 2011, y ahí lo conocí. Él empezó a trabajar en la cocina uno o dos años después. Había sido colectivero y era el chofer del camión y del colectivo oficial de nuestra institución”, repasó. Todavía lo está viendo cuidar a los vehículos con un esmero especial.
El camión que los ex combatientes rosarinos consiguieron en la década del 90, primero en comodato, “tiene una historia de militancia, de movilizaciones incluso en otros lugares del país, de acompañar en los actos, en las campañas; es el símbolo del centro, nuestra bandera”. Y Brito estaba al volante. “Es una gran pérdida para nosotros, nunca lo veías triste o enojado. Siempre con una sonrisa, un tipo alegre, muy respetuoso, amable; una gran persona, un compañero fiel, buenudo, solidario, comprensivo”, destacó Chamorro.
“Demasiado joven para morir”, lamentó por su parte Jorge Moschen, quien durante el conflicto del Atlántico Sur también integró la misma compañía que Brito. “Murieron muchos veteranos últimamente, pero esta noticia me descolocó. No me da vergüenza decirlo: lloré mucho”, admitió, y recordó a su compañero siempre dispuesto a encarar la tarea que hiciera falta, desde trabajar en una inundación a repartir comida, levantar una carga o acudir a algún lugar. A pesar de la congoja, Moschen sacó una conclusión: “Hay personas que uno cree que van a vivir siempre, y de alguna manera así es en el caso de Daniel, por eso era tan querido”.