El avance de la exclusión social golpea con fuerza en Rosario y prueba de ello
es un dato demoledor: la Municipalidad triplicará la asistencia social que brinda en los Centros
Crecer. "Nuestro objetivo es lograr que a esos centros acudan unos 10 mil chicos", indicó la
subsecretaria de Acción Social, Andrea Travaini. Entre los ejes figura la prevención y contención
escolar para chicos de 4 años en adelante y el compromiso de un adulto en relación a este niño en
cuestiones básicas como la alimentación.
El municipio también aspira a impulsar desde esos organismos la resolución de
conflictos socio-familiares a través de gabinetes interdisciplinarios.
En efecto, en cada Centro Crecer trabajará un gabinete interdisciplinario
compuesto por educadores, psicólogos, auxiliares de cocina y promotores socioproductivos. A su vez,
el municipio buscará articular su oferta cultural y social en los barrios en donde se conjuguen los
centros de salud, las bibliotecas, ludotecas, programas para jóvenes, economía solidaria y
microemprendimientos.
Esa red estará compuesta por los 31 Centros Crecer, los 50 centros de salud y
los 13 playones polideportivos. "Será una reingeniería de recursos humanos y no presupuestaria,
porque Rosario es un ejemplo en políticas de infancia", remarcó Travaini.
"El objetivo es trabajar integralmente, abrir el abanico, y si el problema es la
violencia doméstica, analizar desde la deserción escolar en ése núcleo hasta la documentación de
cada uno de sus integrantes", graficó la funcionaria.
La Secretaría de Promoción Social presentó ayer los alcances de la Dirección
General de Infancias y Familias, una dependencia creada en diciembre del año pasado que se ajusta
la leyes nacionales y provinciales en relación a la minoridad.
A partir de esta estructura administrativa, la repartición hará hincapié en el
trabajo social a desarrollar en los 31 Centros Crecer, transformándolos en Centros Territoriales de
Referencia.
En revisión."Sentíamos esta necesidad de revisar políticas de infancias, nos
veíamos fragmentados en el territorio. Faltaba una respuesta integral a los problemas en sectores
carenciados y vemos que las situaciones familiares se complejizaron mucho", confesó Travaini.
El abanico que presenta una familia puede ser amplio y va desde situaciones de
abuso sexual, violencia familiar, hacinamiento, conflictos con la ley penal y drogadicción hasta
ruptura del tejido social.
Economías delictivas. Uno de los abordajes "ásperos" es el referido a las
economías delictivas. "Es muy difícil romper con estas redes, porque muchos pibes son carne de
cañón de las organizaciones, hacen mucha plata y establecen una cuestión de identidad y
pertenencia", destacó el director municipal de Infancias y Familias, Daniel Catania y remarcó: "Hay
que aceptar que muchos jóvenes se crían en circuitos delictivos y pensar en alternativas atractivas
para sacarlos de este círculo". Por eso se apunta a conectar políticas con Economía Solidaria, la
Secretaría de la Producción y el Centro de la Juventud.
"Las redes delictivas están en los barrios 24 horas por día, de lunes a lunes.
Por eso desde el Estado es necesario llegar con calidad y presencia, optimizando todos los
recursos", indicó.
La crisis que sacudió el país en 2001, es para los funcionarios otro elemento
para leer la realidad. "Aparecieron organizaciones que no estaban, familias sostenidas por las
mujeres, abuelos que crían nietos y bisnietos y hermanos que crían a los más pequeños", recordó
Travaini.
Sin pausa.Catania indicó que antes de los saqueos que promovieron la salida del
gobierno de De la Rúa, el Estado había logrado emparejar el territorio a través del programa
Hábitat. "Se instaló la idea de que desaparecía un asentamiento y aparecía un barrio organizado.
Pero de ahí en adelante, aparece una oleada de asentamientos precarios que desacomodaron todo",
sentenció el director de Infancias y Familias.