Catorce días después de la trágica fiesta electrónica en Costa Salguero, en la que murieron cinco jóvenes, Rosario tuvo anoche su versión local, fuertemente custodiada y con puestos de hidratación gratuitos. En medio de la polémica que generó el hecho, y que llevó a la ciudad de Buenos Aires a prohibir la realización de estos eventos, al cierre de esta edición los rosarinos bailaban al ritmo de DJ Solomun en el Salón Metropolitano del Alto Rosario Shopping.
La fiesta llegó precedida de múltiples reuniones en las que se ultimaron detalles de seguridad y hasta de una polémica en el Concejo Municipal, donde se había aprobado un proyecto que preveía el testeo de pastillas que después hasta fue fustigado por el propio Ejecutivo.
Toda la polémica y la tragedia derivaron en un fiesta plagada de controles. Anoche, en el interior del Salón Metropolitano estaban dispuestos estratégicamente cuatro puestos de hidratación en los que se podía solicitar agua de manera gratuita.
Además, en cada barra y ubicado bien visible arriba de la caja, había mapas luminosos interactivos en los que se podía observar la ubicación de los baños y los puestos sanitarios.
Dos de estos puestos de atención médica estaban dispusieron en el sector principal de la fiesta, al tiempo que había un tercero en el área para invitados VIP.
En el exterior, en tanto, también se dispuso otro puesto sanitario y estaban apostados cinco patrulleros de la policía provincial y una ambulancia de una empresa privada de emergencias.
Al cierre de esta edición, se estimaba que unas 4.800 personas estaban disfrutando de la música de Solomun, lo que cubría el 80 por ciento de la capacidad de la sala.
Horas antes de que comenzara la fiesta, personal de la Dirección General de Prevención y Control de Adicciones de la policía detuvo en pleno centro de la ciudad a un joven de 21 años que estaba vendiendo pastillas de éxtasis y tenía en su poder una entrada para una fiesta electrónica.
La detención se produjo en Rioja y Mitre, en el ingreso a la galería Calle Angosta, donde policías que recorrían el lugar posaron sus ojos en la “actitud sospechosa” de dos jóvenes, lo que los hizo presumir que estaban ante una típica conducta de compra y venta de estupefacientes.
Al detectar esta acción, los interceptaron y al realizarle la requisa descubrieron que uno de ellos tenía en su poder una entrada a la fiesta electrónica time warp, 50 pastillas de éxtasis, 5 dosis de ácido lisérgico y 6 bochas de marihuana con un picador.
El joven vendedor, de 21 años, quedó detenido a disposición de la Justicia.