La inauguración de una muestra de fotoperiodismo comenzó a esbozar, tras cuatro
meses de incertidumbre, la nueva programación cultural de la Plaza Cívica que el gobierno de Hermes
Binner pretende orientar hacia lo sociopolítico. Ese perfil, que apuesta al cruce de la
comunicación y las artes con temáticas sociales, solidarias y de derechos humanos, se coronará con
la creación de una escuela de participación ciudadana. La idea general sería vincular aún más el
uso de este espacio con su historia ligada al terror y al autoritarismo.
El proyecto fue resumido a LaCapital por la ministra de Innovación y Cultura de
la provincia, María de los Angeles "Chiqui" González, y responde de alguna manera a versiones que
levantan vuelo entre los muros de Moreno y San Lorenzo, donde artistas y vecinos se habían
acostumbrado a la programación de actividades culturales y espectáculos cuya ausencia en lo que va
del año llama la atención.
Es que más allá de las dependencias de la delegación del Gobierno y de las
oficinas prestadas al Sistema Integrado de Accidentes de Tránsito (Sideat) y al Instituto Nacional
de Teatro, la Plaza Cívica parece un predio sólo aprovechado por estudiantes chupineros que ni
siquiera se dan una vuelta por el primer piso, donde está el Museo de Ciencias Naturales Angel
Gallardo.
Ese panorama desató una serie de rumores surcados por la incertidumbre. Sin
embargo, hasta los prematuros detractores reconocen que el gobierno requiere más tiempo para
implementar nuevos proyectos. Sobre todo en un espacio complejo en lo institucional, que fue
montado por una coyuntura política que hoy no existe y sobre las ruinas de una historia todavía
controvertida.
Perfiles. Si bien a partir del uso se la asemejó a espacios como el Centro de
Expresiones Contemporáneas o la Sala Lavardén, en realidad la Plaza Cívica no fue ni es un centro
cultural. Pero fue allí donde en 2005 el ex gobernador justicialista Jorge Obeid estableció su
posición para tratar de competir con el más distintivo ariete del municipio socialista: el área de
cultura.
La recuperación, planteada entonces, de la plaza como espacio público de la
sociedad civil agregó una oferta paralela al menú que venía monopolizando la marca MR. Ciclos de
cine, recitales multitudinarios de rock, fiestas temáticas y hasta tribus de skaters que
aprovechaban las rampas para ir a practicar incorporaron el sufijo "provincial" a la palabra
cultura. Todo surcado con un texto aggiornado, pero no excluyente, en cuanto a derechos
humanos.
Al margen de distintos puntos de vista sobre la recuperación de un espacio como
de la ex Jefatura, sería muy inocente negar su utilización política como terreno de convocatoria a
vecinos-votantes siempre ávidos del servicio público de un buen espectáculo gratuito. En este
aspecto, al incorporarse al mismo equipo en el que juega el Anfiteatro Humberto De Nito, suena
lógico que a la Plaza Cívica se le busque otro puesto en la cancha.
Y a juzgar por las palabras de González, más que ignorar el espacio la apuesta
parece ser distinguirse de la gestión anterior con un perfil que no compita con otras propuestas
también —y como todas— oficialistas. En esta línea, cada centro cultural de la
provincia tendrá características marcadas y complementarias entre sí (ver página 5).
Giros. Lo primero que aclaró la funcionaria al dialogar con LaCapital fue que la
Plaza Cívica no pertenece a la órbita de Cultura sino a Gobierno. Así, desgranó sus ideas en el
marco de un proyecto "más integral" que incluye a su par Antonio Bonfatti y a la ministra de
Educación, Elida Rasino. González adelantó que la programación tendrá un giro "hacia lo
sociopolítico" y destacó como "primera acción fuerte" la muestra de fotos iniciada el jueves (ver
aparte).
El proyecto podría abordarse en dos ejes: uno a mediano plazo, que es el de la
escuela de participación ciudadana, a cargo de las tres carteras mencionadas. El otro es la
programación que se daría a conocer a partir del mes que viene y que "será diseñada teniendo en
cuenta lo que fue la Jefatura como lugar de detenciones y tormentos".
Así, los ciclos de cine con debate, teatro social y político, música y danza
seguirán una línea marcada por la historia y actualidad sociopolítica argentina y latinoamericana,
"para una ciudadanía con memoria, solidaria y que esté en contra de toda exclusión", ejemplificó
Chiqui, pensando tanto en el público como en los creadores, en ONG como en grupos de artistas, en
espectáculos como muestras.
El complemento para esto será —en unos cinco meses— esa escuela que
prevé cursos y seminarios con el objeto de "procurar humildemente a la formación teórico-política
de la población". La ministra aclaró que no se persigue convertir a la plaza en un lugar para un
pequeño grupo con determinada formación intelectual sino que "el principio de la escuela es que sea
de gran accesibilidad para todo público".
Cuando Binner designó a su gabinete, una de las sorpresas más grandes apareció
justo donde no había dudas: tan obvio era el nombre de Chiqui González en cultura, como inesperado
terminó siendo el rango de ministerio para esta cartera. En cuanto a la "innovación" que se sugiere
desde el cargo, la Plaza Cívica podría convertirse en el primer ejemplo de lo que significa esa
palabra. Lo que parece seguro es que este espacio, más allá de los perfiles que se propongan, ya
fue recuperado por una sociedad que lo prefiere de puertas abiertas, para la música y la memoria,
la fiesta o la reflexión, pero sin clandestinidades.