Marcelo Díaz, uno de los referentes de la Cámara de Titulares de Licencias de Taxis de Rosario (Catiltar), sostuvo este martes que desde el sector prefieren "arriesgarse" a pedir un aumento del 30 por ciento de la tarifa a no poder subsistir en el corto tiempo debido a la escasez de viajes diarios y a los costos que deben enfrentar.
En declaraciones al programa "El primero de la mañana", que se emite por LT8, Díaz ratificó que la situación del sector es "gravísima" y que con tal motivo expusieron esa situación en una reunión que mantuvieron este lunes con representantes de la comisión de Servicios Públicos del Concejo Municipal. "Planteamos la necesidad de aumentar la tarifa de taxis por lo que estamos viviendo. El sector se hace insostenible, ni hablar de cambiar las unidades, por eso pedimos prórroga para cambiar los modelos de las unidades".
La cantidad de viajes en taxis cayó estrepitosamente durante la pandemia y los taxistas denunciaron que recaudan apenas 2.500 pesos por 12 horas de trabajo. Ante esta situación, Díaz fue consultado acerca de si el hecho de pedir aumento no agregaba una cuota extra de temor a la situación ante la posibilidad de que más pasajeros se sigan bajando de los coches: "Al principio en todos los rubros pasa lo mismo. Pero la única manera de subsistir y poder mantener nuestras unidades es arriesgarnos y pedir que aumente un 30 por ciento la tarifa".
Acerca de qué panorama podría presentarse para el sector en caso de no haber consenso entre los ediles para convalidar el pedido de aumento, Díaz recordó que la situación de los taxistas "implicó que a esta altura ya hayan unas 1.000 unidades que no trabajan porque se han roto, porque se han quedado sin choferes, porque hay choferes mayores de 60 años que deben quedarse aislados por ser personal de riesgo. Y lo que vemos es que muchos de los compañeros que estaban ahorrando para para cambiar la unidad hoy ya no pueden hacerlo".
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Díaz continuó con su desglose y ejemplificó con números la situación del sector: "El año pasado el precio de una unidad estaba en 470 mil pesos, hoy están valuadas en un millón. Un juego de cable y bujía que hace seis meses costaba 2.000 pesos hoy está en 3.800; las baterías, que se consumen rápidamente por el uso del aire acondicionado, antes costaban 5.000 y ahora 8.000. Entre la caída de viajes, el desfasaje, y el no poder aumentar la tarifa, la verdad es que es algo insostenible. Hay autos que se están cayendo a pedazos, por eso les pedimos a los concejales que tengan consideración. Estamos recaudando 2.500 pesos diarios. Con eso no podemos mantener el coche, cuando de movida tenés 500 pesos de GNC".
Acerca de si notaba que entre los concejales había consenso para aceptar el pedido de aumento de la tarifa, Díaz recordó que en mayo pasado el estudio de costos había dado un desfasaje del 80 por ciento en la tarifa: "En ese momento nos pareció prudente pedir un aumento. Y hoy creo que a los ediles les pasa algo parecido, tienen un poco de temor por cómo pueda repercutir en la sociedad. Pero seguiremos charlando".