En un operativo sorpresa, 31 obras en construcción de Rosario —sobre 33 inspeccionadas—
quedaron suspendidas por incumplir normas básicas de seguridad y salud para sus trabajadores.
“Que ese número represente el 96 por ciento de las obras visitadas habla de la gravedad de la
situación”, afirmó ayer el ministro de Trabajo provincial, Carlos Rodríguez, al frente de la
repartición que encabezó el procedimiento junto a la Superintendencia de Riesgos del Trabajo.
El funcionario dejó bien en claro que la decisión de suspender una obra
obedece al hallazgo de “faltas graves que ponen en serio peligro a los trabajadores”.
Las faltas más frecuentes son la ausencia de barandas, andamios
totalmente fuera de regla, riesgos eléctricos, carencia de elementos de protección personal (cascos
o arneses) y para la maquinaria (las peligrosas sierras circulares) y fallas en las obras de
apuntalamiento estructural.
En alerta. Para Rodríguez, “estas faltas ponen en riesgo la vida y la salud de los
empleados, pero a ellas se suman otras que atentan contra su dignidad”, como las pésimas
condiciones de orden e higiene, la carencia de ropa de trabajo y de sanitarios y las deficientes
condiciones de vivienda.
En Rosario, y en base a datos aportados por la Dirección de Obras
Particulares municipal, los emprendimientos edilicios en marcha (y de diferente envergadura)
superan los 2.800.
Según los datos que maneja la agrupación Manos a la Obra, también
conocida como Cascos Amarillos por pintar esas imágenes donde se han registrado accidentes, las
lesiones por el trabajo en la construcción vienen en aumento en Rosario.
Los accidentes graves, según consignó el titular de la agrupación,
Narciso Canteros, sufridos durante 2006 por el 7 por ciento de los albañiles pasaron este año al 10
por ciento.
Los leves, en tanto, ascendieron del 5 al 10 por ciento, mientras que
las enfermedades profesionales lo hicieron del 8 al 15 por ciento.
En cambio, los accidentes seguidos de muerte continúan en baja. Según
las cifras de Canteros, en 2005 fueron 16, mientras que el año pasado sumaron 14. Y en 2007 se
contabilizaron cinco.
“El número tiene que ser cero”, advirtió el titular de Manos
a la Obra, para lo cual la agrupación emprendió anoche otra pegatina de afiches con cascos
amarillos y la leyenda “Qué lo parió”, del perro Mendieta del recordado Roberto Negro
Fontanarrosa.
Cronología. El megaoperativo se hizo entre el 17 de diciembre y el mediodía de ayer y recayó
sobre 33 obras en distintos niveles de ejecución, la mayoría en el micro y macrocentro de Rosario.
“Preocupación absoluta” fue la expresión elegida por el ministro para definir el saldo
de las inspecciones.
Cada una de las obras suspendidas sólo podrá levantar la medida si
concreta las adecuaciones requeridas durante la visita oficial. Después serán revisadas nuevamente
por las autoridades de Trabajo, que verificarán esos cambios.
Del total de las obras bochadas habían reabierto nueve, que
regularizaron su situación. “Pero otras tantas pidieron una nueva inspección y no fueron
dadas de alta”, contó Rodríguez.
Lo sorprendente, según el funcionario, es llegar a una sanción cuando
resolver esas fallas (o no generarlas) no habría costado nada. “¿Por qué no se solucionó
antes?”, fue la pregunta de rigor. “Desidia y un empresariado poco adulto”,
respondió Rodríguez.
Otro tema que preocupó a los trabajadores son los días caídos por la
suspensión de las obras. Pero tanto Rodríguez como el abogado de la Unión Obrera de la Construcción
de la República Argentina (Uocra), José Alvarez, llevaron tranquilidad a los albañiles.
“Curiosamente, los trabajadores tenían temor por nuestra
actividad: el miedo era a no cobrar, pero por ley deben pagarse todos los días en los que la obra
se suspende por orden de Trabajo”, explicó.
El abogado de la Uocra, por su parte, aclaró el carácter imperativo del
pago. “No les estamos pidiendo a los empresarios sino que se deben hacer cargo porque tienen
la obligación”, afirmó Alvarez.
Ante cualquier problema, ambos recordaron que los trabajadores pueden
recurrir a la sede de la Uocra (bulevar Oroño 870, teléfono 421-4252) o al propio Ministerio de
Trabajo (Ovidio Lagos y San Lorenzo, 472-4146/7).
Todas mal. En rigor, la situación en las obras de Rosario no difiere demasiado de la mayoría
de las ciudades argentinas.
Según la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, los controles
realizados en Córdoba y Buenos Aires no son más halagüeños. La ciudad mejor posicionada fue la
Capital Federal, pero aun así los operativos terminaron con 8 de cada 10 obras suspendidas.
El conurbano bonaerense tuvo una performance aún peor: el 99 por ciento
terminó con suspensión. Y la que se llevó la peor nota fue la provincia de Córdoba, donde ni una
obra se salvó de la sanción.