En una decisión controvertida que revivió viejos fantasmas, el gobierno provincial anunció ayer la creación de la Policía de Seguridad Vial, una fuerza integrada por 200 hombres que saldrán a las rutas santafesinas para controlar el tránsito.
En una decisión controvertida que revivió viejos fantasmas, el gobierno provincial anunció ayer la creación de la Policía de Seguridad Vial, una fuerza integrada por 200 hombres que saldrán a las rutas santafesinas para controlar el tránsito.
El anuncio se hizo de manera bastante caótica, muchos funcionarios relacionados al área de seguridad no querían ayer dar pormenores de esta flamante fuerza, y corrió por cuenta del ministro de Gobierno de Santa Fe, Antonio Bonfatti.
Comenzará a trabajar a fines de abril, actuará bajo la órbita de la Agencia Provincial de Seguridad Vial y los efectivos estarán distribuidos y rotando en todo el territorio santafesino.
La Policía de Seguridad Vial También tendrá incumbencia en el control del delito y tanto los uniformes de sus integrantes como los treinta móviles que utilizarán tendrán un logotipo especial para identificarlos.
La decisión de volver a instalar policías para controlar las rutas santafesinas hizo recordar el triste pasado de la policía caminera en esta provincia, que fue intervenida en 2005 por el ex gobernador Jorge Obeid y luego disuelta tras una catarata de denuncias por coimas (ver aparte).
En detalle.Bonfatti explicó que la preparación de estos agentes ya lleva seis meses tras una exhaustiva selección entre los voluntarios egresados del Instituto de Formación de Seguridad Pública.
La Policía de Seguridad Vial comenzará a trabajar con 200 jóvenes agentes que operativamente estarán a disposición de una institución civil, la Agencia de Seguridad Vial. "No se trata de un cuerpo autónomo", aclaró Bonfatti. Y dijo que además de concientizar y controlar el tránsito, estarán armados y también podrán intervenir para impedir situaciones de cariz delictivo.
Según el ministro de Gobierno, la fuerza tendrá como función de máxima dar apoyo a los operativos organizados por la Agencia Provincial de Seguridad Vial. A modo de ejemplo, en estos controles se tendrán en cuenta los excesos de velocidad, luces reglamentarias, consumo de alcohol y observación de las trazas amarillas.
"Van a estar presentes en los cruces donde haya mayor cantidad de siniestros", comentó el secretario de Seguridad, Horacio Ghirardi, y dijo que durante los primeros cuatro meses no se labrarán actas para las infracciones. "Se hará prevención y se ayudará a la toma de conciencia por parte de los conductores hacia las normativas viales", señaló.
"Nos interesan agentes que tomen esto como un desafío profesional", dijo Ghirardi y aclaró que además de la función específica, los policías viales también podrán aportar a la seguridad general porque "sabemos que el delito se mueve entre localidades y provincias".
La titular de la Agencia Provincial de Seguridad Vial, Hebe Marcogliese, explicó ayer que la Policía de Seguridad Vial es “una fuerza incipiente pero fundacional, como todo el trabajo que realizamos en este área, donde no existía nada”.
La funcionaria señaló además que estas brigadas estarán presentes en los lugares y momentos en los que se potencie el riesgo en las rutas ante distintos imprevistos, una función similar a la que existe en la provincia de Córdoba.
Según destacó, en las rutas el nivel de siniestralidad se pondera de acuerdo a ítems específicos como la cantidad de kilómetros y el número de accidentes.
“Se habla de Tramos de Concentración de Riesgos (TCR)”, ilustró y dijo que en la zona sur de la provincia están localizados en la autopista a Buenos Aires, Circunvalación y la ruta AO12.
En otro sector de la provincia también es muy complicado el tramo de la ruta 11 que va desde la localidad de Vera hacia el norte.
“Todos esos tramos son números puestos a la hora de rankear la incidencia de los siniestros. Pero es un mapa dinámico”, aclaró la funcionaria provincial.
Marcogliese pasará ahora a tener un rol fundamental ya que bajo su órbita estarán los 200 agentes que integrarán la Policía de Seguridad Vial.
Una fuerza infectada por la corrupción
“En materia de seguridad vial, en Santa Fe no existía nada”
El anuncio de la creación de la Policía de Seguridad Vial revivió ayer el viejo fantasma de la policía caminera santafesina, un organismo infectado hasta la médula por la corrupción que fue intervenido y luego disuelto en 2005 por el ex gobernador Jorge Obeid en medio de un sinnúmero de denuncias por pedido de coimas contra sus integrantes.
Por esos días, la gota que colmó el vaso fue el pedido de una coima que los policías le hicieron a un alto funcionario provincial y derivó en que Obeid tomara la decisión de controlar los puestos camineros con efectivos de las unidades regionales, de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) y de la Dirección Provincial de Asuntos Internos.
Las denuncias por pedidos de coimas por parte de los policías camineros a los automovilistas eran tantas que el gobierno provincial prohibió efectuar controles en ruta y detener automóviles si no existía autorización expresa de la Jefatura provincial y la presencia de un oficial superior en el lugar.
Los altos jefes policiales confirmaron en esa oportunidad que habían llegado denuncias que indicaban que los policías solicitaban determinadas prestaciones, dinero o mercadería a los automovilistas y transportistas.
La situación había llegado a tal límite que la por entonces jefa de la policía provincial, Leyla Perazzo, había admitido que se había desvirtuado la función de la policía caminera.
Aunque resulta muy difícil comprobar el pedido de coimas en los puestos camineros, cualquier viajero atento podía observar que en muchos casos, cuando era detenido por un control policial, el efectivo que se ubicaba en el centro de la ruta después de dialogar con el chofer extendía su mano y la recogía con rapidez para disimular la acción.
Esa actitud, que para concretarse necesitaba de la otra parte dispuesta a pagar para no ser molestado por transportar algunos kilos de más sobre el camión, o por estar fuera de lo previsto en las leyes de tránsito, no era ni más ni menos que la famosa coima encubierta tras clásicas excusas: "Tirame algo para la yerba", "ayudame para el café" o "dejame algo para el asadito".
La conducta dejaba su tenor caritativo si se tiene en cuenta que en algunas rutas como la 34 circula un promedio de dos mil vehículos diarios.
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