La recurrencia de lluvias fuertes sobre la región reactivó el debate sobre estrategias urbanas para evitar anegamientos de calles e inundaciones de casas en muchos barrios de la ciudad de Rosario, una postal que se repite de forma reiterada sobre todo en los meses de calor.
Desde Los Verdes recordaron que desde hace dos años existe un proyecto, nunca aprobado, que recorrió varias comisiones del Concejo Municipal y que propone instalar reservorios en edificios para acumular agua de lluvia, un dispositivo poco oneroso que tendría dos beneficios inmediatos: disminuir el volumen de agua que escurre hacia la calle, y además ahorrar agua potable para riego o baldeo de veredas al poder utilizarse la que se recoja en esos tanques.
Gonzalo Gorostarzu, miembro de la junta directiva de esa agrupación, recordó que el proyecto fue presentado en octubre de 2014, se derivó a Planeamiento y Ecología para terminar en Gobierno y ser revisado por el Ejecutivo.
"Se trata de una optimización de una ordenanza que ya existía y que proponía un sistema de retardo para el agua de lluvia, con la idea de que el agua que juntan los edificios no vaya al sistema de forma inmediata", explicó Gorostarzu, quien agregó que el nuevo proyecto le agrega un área de reservorio que puede tener entre 2.000 y 4.400 litros pensada para recolectar la lluvia.
Señaló además que si bien 4.400 litros en un edificio "puede parecer poco", si se suman los reservorios de todo lo construido "hablaríamos de un volumen importante de agua que no drenaría hacia la calle".
Respecto al derrotero del proyecto en el interior del Concejo, explicó que lo último que supieron fue que lo tenía que revisar el Ejecutivo: "Lamentablemente, incluso si las ordenanzas salen, el problema es que después no se ejecutan", señaló, para agregar: "El digesto que existe es espectacular, si se cumplieran el 50 por ciento de las ordenanza seríamos como Suiza".
Otra ciudad
El nuevo patrón climático para esta zona del país (veranos más largos con lluvias más intensas) obliga a volver a pensar la forma de enfrentar ese escenario. Para Gorostarzu la idea de resiliencia "no es más una palabra, es un hecho", ya que necesariamente las ciudades "tienen que adaptarse para ver de qué forma pueden enfrentar este tipo de eventos".
Respecto a las dificultades de poner en marcha un sistema de reservorios en edificios, consideró que "no es un sistema oneroso" y que además sería de fácil aplicación.
También señaló que para incentivar a dueños y constructores a llevar a delante esta iniciativa pueden pensarse incentivos fiscales que en todos los casos "saldrán más baratos que los costos de reparar luego lo que se daña por anegamiento o inundación".