La atención rápida y el tratamiento correcto para alguien con un infarto de miocardio pueden ayudar, y mucho, para que una persona sobreviva. Con el objetivo de mejorar la asistencia de quien está sufriendo un ataque cardíaco, un equipo de cardiólogos del Servicio de Hemodinamia y Cardiología Intervencionista del Hospital Centenario junto con cardiólogos de todos los hospitales públicos de Rosario se propuso en 2014 crear una red entre los hospitales de la ciudad que permita ofrecer al paciente un acceso lo más inmediato posible al centro de atención más capacitado para solucionar su problema. En dos años ya pueden exhibir los primeros logros.
El tratamiento más adecuado (en tanto y en cuanto esté disponible de manera rápida) para un individuo que tiene un infarto —según explica Pedro Zangroniz, jefe del servicio de Cardiología del Centenario— es la angioplastia coronaria con implante de stent, en la mayoría de los casos. Si no se cuenta con este recurso las posibilidades de recuperación se reducen (a pesar de que existen otros tratamientos pero no son tan efectivos).
Dos años después de la formación de la red de atención de personas con infarto en hospitales públicos rosarinos, pueden mostrar resultados concretos: se incrementó el 150% el número de pacientes tratados con intervención coronaria percutánea (más conocida como angioplastia) en personas con Infarto agudo de miocardio y elevación del segmento ST (que implica un riesgo de mortalidad elevado), y se redujeron los tiempos de atención desde la llegada del paciente al hospital hasta su intervención.
"Creamos un equipo llamado Grupo Integrado de Trabajo Municipal y Provincial para mejorar el tratamiento del infarto agudo de miocardio", detalló Zangroniz a La Capital. "Comenzamos con reuniones mensuales tanto con los referentes de los hospitales como con el sistema de emergencias y también con autoridades municipales y provinciales. Redactamos un protocolo de trabajo e iniciamos las tareas de capacitación a médicos de guardia, médicos de ambulancias y estudiantes del último año de Medicina".
El especialista mencionó que hay dos problemas centrales en el tratamiento del infarto, que pueden comprometer la vida del paciente: la demora en la llegada de la persona a un centro de salud cuando tiene un infarto, y el hecho de que no arribe a un hospital que pueda brindarle una angioplastia de urgencia.
Es que no todos tienen la posibilidad de esta intervención que consiste, a través de un catéter, en hacer llegar un pequeño balón inflable a la sección de la arteria obstruida, Luego, se coloca generalmente un stent que es una especie de malla metálica que ayuda que mantener la desobstrucción. En Rosario, es el Hospital Centenario, en el área pública, el que cumple con los requisitos para este procedimiento.
Acción y velocidad
"Antes de iniciar esta modalidad de trabajo muchos pacientes ingresaban al área de hemodinamia del Centenario derivados de otros centros o del Sistema de Emergencias pero sin ningún tipo de organización. Ahora, desde la guardia del hospital Centenario, los que llegan allí son ingresados sin demoradas a Hemodinamia, o bien, ingresan los derivados desde el Heca o el hospital Provincial que cuentan con cardiólogos de guardia y que pueden hacer una evaluación correcta de la situación de esa persona y pedir su traslado con rapidez", agregó el médico.
Zangroniz insiste en que desde el inicio de los síntomas el tiempo es oro. El dolor en el pecho, que se siente como una opresión, es una primera llamada de atención. Y hay que actuar sin demoras. El dolor, dice, puede o no irradiarse hacia el brazo izquierdo. Hay quienes además tienen palpitaciones, dificultad para respirar y mareos. Pero en todos los casos es necesario hacer una llamada veloz al servicio de emergencia o concurrir a una guardia médica, ante la sospecha de un infarto. Los médicos harán una evaluación y un electrocardiograma que determinará la gravedad del cuadro.
"Bajamos en 69 minutos la actuación, desde que el paciente llega hasta la angioplastia que le puede salvar la vida"
"El tiempo de traslado y del inicio del procedimiento médico es crucial", insiste el cardiólogo. "Con la puesta en marcha de esta red operativa logramos reducir en 69 minutos el tiempo de actuación, contado desde que llega el paciente hasta que iniciamos la angioplastia que le puede salvar la vida", dijo.
Se estima que en Rosario hay más de mil infartados por año por oclusión completa de arteria. Según datos de los hospitales públicos, el 83% de los ingresados por infarto son varones (aunque está aumentando mucho en mujeres) y el promedio de edad es de 57 años. Hay que remarcar que la población hospitalaria en estos efectores es relativamente joven ya que los mayores de 70 años son derivados por Pami a los privados.
"Desde ya que debemos seguir trabajando para mejorar. Optimizar los recursos con los que contamos es fundamental, y trabajar en equipo para detectar rápidamente a quienes necesitan una angioplastia, y realizarla sin demoras y con la mayor efectividad. Porque no siempre el cuadro es dramático y no siempre un paciente con dolor torácico necesita una intervención. Entonces, es muy importante saber qué persona debe ser derivada a una sala de hemodinamia y cuál no para hacer un uso correcto de los recursos", remarcó Zangroniz.
La educación del paciente es otro punto clave, y para esto es necesario que se profundicen las políticas de salud en cuanto a campañas que permitan a las personas identificar con mayor facilidad si están o no en riesgo cuando tienen un dolor en el pecho. "La red hospitalaria debe funcionar de manera aceitada desde el principio para que se obtengan los mejores resultados. Los telefonistas de sistemas de emergencia, los recepcionistas de los hospitales, los médicos que hacen el primer contacto con el paciente, los cardiólogos y técnicos intervencionistas, camilleros, el personal no médico de los hospitales, las sociedades científicas y, por supuesto, las autoridades de salud pública deben comprometerse para ofrecer a la persona con un infarto el más efectivo tratamiento posible para que pueda salir del cuadro agudo y recuperar luego su calidad de vida", mencionó el profesional.
"Estamos hablando de la primera causa de muerte en el mundo. En Rosario es exactamente igual. Los problemas cardíacos aumentan de la mano de las enfermedades no transmisibles como la diabetes, la dislipidemia (aumento del colesterol y triglicéridos), la vida sedentaria, el tabaquismo. Hay que insistir en que los ciudadanos tomen medidas para mejorar sus hábitos, y que se hagan los chequeos adecuados de acuerdo a edad, antecedentes y modo de vida. Estamos hablando de vivir mejor y de vivir más, nada menos", cerró Zangroniz.