Feriantes de diversos barrios populares de Rosario salieron a pegar el grito en el cielo frente a la avanzada de una feria La Salada en las inmediaciones de la ciudad. Mientras su impulsor, Jorge Castillo anuncia que podría abrirse una feria o paseo de compras para el Día de la Madre, los emprendedores locales lo cruzaron con dureza. “Es competencia desleal para nosotros que somos ferias chicas”, advirtió Mary Cácerez, referente de la Mesa de Ferias Populares Rosarinas.
Desde que se instaló la idea del desembarco de una La Salada en la región, las repercusiones están a la orden del día. Entre las críticas contra una réplica de lo que funciona en provincia de Buenos Aires figura la sospecha de ir contra la ley de grandes superficies, deslealtad comercial y contravenciones tributarias, impositivas y hasta relacionadas a la ley de marcas.
“El poder administrativo de la provincia no puede oponerse a algo que no sabe de qué se trata. Tengo el derecho constitucional de hacer un emprendimiento y él tiene el derecho de reglamentarme y ordenarme para que yo pueda trabajar y generar bienestar y trabajo”, expresó Castillo este lunes, en declaraciones a La Ocho.
Por ahora, el lugar elegido es aún un misterio, pese a que se multiplican las opciones. El corredor de la autopista a Córdoba es lo que motivó el interés por su conectividad con localidades del Area Metropolitana y su enlace por colectoras y caminos y rutas con asfalto. “Los empresarios no quieren competencia, porque venden un jean a 6 mil pesos y quizás lo compraron en negro en La Salada por mil pesos. Quieren seguir viviendo como reyes con el esfuerzo de la gente a la cual no le alcanza para comer”, azuzó Castillo en relación a los viajes que cientos de colectivos de la zona hacían a Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora.
“A nosotros nos perjudica. Sabemos que nos va afectar en las ventas, ya que no estamos para competir con semejante negocio. Somos el sector más vulnerable. Nuestras ferias nacen de la necesidad genuina de laburo, nos inventamos la fuente de trabajo cuando no teníamos nada”, replicó Cácerez en representación de al menos 7 ferias que funcionan en las barriadas rosarinas,
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“Estamos muy enojados y preocupados con Castillo, que quiere venir para acá cuando nosotros hemos luchado por nuestro laburo haciendo peligrar nuestras fuentes de trabajo, es competencia desleal a un sector el más desprotegido. Este señor viene a hacer un desastre con nosotros, porque los clientes están en nuestras ferias trabajando. Viene a cagar a los que le dan el plato de comida. Quisimos siempre trabajar en la legalidad, y Castillo con el dinero quiere venir a hacer un caos con el laburo”, indicó la vocera de la Mesa de Feriantes de Rosario.
La emprendedora señaló que entre los feriantes locales existen revendedores, y que se sumaron muchos que confeccionan barbijos y ropa para mascotas. También hay muchos que van con lo usado que ya no les queda a los chicos, grandes y electrodomésticos que se sacan de casa.
Se estima que en cada una de las al menos siete ferias populares rosarinas hay alrededor de 1.000 feriantes. Hay en forma fija, puestos montados en Zona Cero, barrio Ludueña, Génova y Chaco, Casiano Casas, y la imponente de zona sur en plaza Homero Manzi. También al suroeste en barrio El Eucaliptal, en el Tanque (Rouillón y Maradona), y la de la Quinta en el oeste.
Pese a esta actividad que permanece hace décadas en las barriadas rosarinas, el empresario bonaerense redobló la apuesta. “Será un paseo de compras; no una feria”, aclaró para revelar que tiene “ofertas de unos 11 lugares, más cerca de Rosario que en Córdoba”. Desafiante y provocador, Castillo no dudó: “Planeo que esté funcionando el Día de la Madre”.
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Según sus cálculos el terreno elegido debe estar cerca de una colectora de la autopista a la capital mediterránea, para poder entrar y salir rápido. “Será a cielo abierto pero con un techo de chapas en V y con ruedas, para caso de lluvias”, prometió. Además de ropa, se venderá comida, frutas, verduras. Habrá unos dos mil locales con una dimensión de dos metros cuadrados cada uno, con pasillos de unos diez metros y un precio promedio de 50 mil pesos por mes de alquiler.
“Dentro de 15 días tendré noción de cuál será el terreno y, definido eso, me presentaré a solicitar la ordenanza para la habilitación”, adelantó Castillo.