El grupo empresario Asgar, que tal como reflejó el domingo La Capital avanza en un contexto de crisis y se quedó con la gestión de varios emprendimientos gastronómicos en la ciudad, está liderado por dos exfutbolistas de 34 años que conformaron una sociedad hace dos años con un capital de apenas 40 mil pesos. Los deportistas constituyeron en mayo de 2019 una sociedad por acciones simplificada, la cual permite ciertas flexibilidades, que compró algunos bares y se fue asociando en otros con varios propietarios históricos del rubro.
La pandemia puso en jaque al sector gastronómico y el grupo Asgar se fue haciendo de la administración de comercios que la están pasando mal en los dos principales corredores de la ciudad, Pichincha y Pellegrini. Así, rediseña el mapa de la gastronomía rosarina en pandemia y desata rumores por sus movimientos expansivos en medio de la crisis, que bajó el precio a esquinas y fondos de comercio que en otro momento valían millones.
La sociedad, que no para de crecer, ya posee varios emprendimientos en Rosario, entre los que se cuentan ocho bares y restaurantes, 10 marcas de delivery, una de cerveza artesanal, estacionamientos, canchas de fútbol 5, barberías, marcas de ropa y emprendimientos inmobiliarios. Su irrupción se dio poco después de que aparecieran en el rubro algunos actores que enrarecieron el negocio, y esa circunstancia simultánea hizo que ciertos competidores comenzaran a deslizar en voz baja la ligazón económica con grupos delictivos, que fue descartada de plano por los protagonistas pero también por otros jugadores de peso con años en el paño.
Lo cierto es que, de acuerdo a lo publicado en el Boletín Oficial de la provincia, la sociedad por acciones simplificada (SAS) Asgar se conformó en mayo de 2019, con un capital de base de 40 mil pesos, con dos exfutbolistas a la cabeza: Santiago Gassmann y Ramiro Uriel Fernández.
El primero fue arquero de, entre otros equipos, Atlante de México y Cremería de Carcarañá; mientras que el segundo fue un delantero de área que estuvo en las filas de Argentino de Rosario, Ferro de General Pico (La Pampa) y Coronel Aguirre de Villa Gobernador Gálvez, entre otros.
Los principales beneficios de conformar una sociedad bajo esta figura son que se puede hacer con celeridad, cuentan con menos controles y no se piden grandes requisitos. De hecho, a diferencia de una sociedad anónima donde el capital inicial debe ser acorde a la actividad a desarrollar, una SAS solo debe contar con un monto de inicio en sus arcas igual o mayor a dos unidades del salario mínimo, vital y móvil (actualmente es de $25.572; en la época que se conformó la sociedad, llegaba a $12.500).
Desde el grupo aseguraron que no se aprovechan de la situación que vive la gastronomía local (en Pichincha se fundieron alrededor de 20 establecimientos en el último año, pero no se sabe cuántos son cierres y cuántos venta del fondo de comercio, mientras que sobre Pellegrini se vendieron dos: la parrilla Don Leo y El Born), sino que afirman que el nicho se fue creando: "Al tener organizada como una empresa la parte operativa y administrativa, terminamos brindando un servicio. Hay mucho marketing. Laburamos mucho toda la cuestión de la comunicación. Eso llevó a que nos buscaran", explicó el director de Prensa, Gabriel Palermo.
En este contexto,el grupo juntó inversores (según un vocero además de los socios conocidos, hay un industrial metalúrgico, muebleros y jugadores activos actualmente) y comenzó a administrar bares que estaban financieramente muy mal, en algunos casos como dueños, y en otros asociados con los titulares que venían teniendo problemas. Aseguran que apuestan a aguantar y que en septiembre u octubre la pandemia afloje y les permita llegar a un mejor momento del negocio con una decena de bocas estratégicas de Rosario en sus manos, de la mano de la planificación, la economía a escala y el autoabastecimiento de, por ejemplo, los panificados y la cerveza artesanal.
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Otra de las estrategias por las que se rigen apunta a las “dark kitchens”: cocinas sin local a la calle para satisfacer la demanda de personas que dejaron de ser clientes físicos para convertirse en usuarios de apps. Es así que largaron diferentes “marcas” que solo existen para envíos a domicilio. Así, cuentan con los delivery de lomitos Peaky B., Rico Sazón (Carnes y quesos sazonados al vacío), La Bondioleta, Mucha Milanesa, Empanadas Argentinas 1810, hamburguesas The House, pizzas estilo neoyorquino Crunchy's y Bunker pizza al molde, y la tienda de comida natural D-Tox; cuyos productos salen desde las cocinas de los locales gastronómicos que poseen en Balcarce 866 y en Córdoba 2095.
Según el propio sitio web del grupo, también tienen los estacionamientos de Balcarce 857, Montevideo 2074, y Balcarce 860; las canchas de fútbol Coliseum (Iriondo 340 y Ovidio Lagos 1031); la peluquería y barbería Fratello (Balcarce 866), la barbería y salón de damas Il Figlio Della Donna (Montevideo 2074); y la marca de ropa interior masculina Jack Hamilton. En tanto, tienen inversiones inmobiliarias en los condominios Ayres De Fisherton, Paraje El Ombú de Arroyo Seco, el proyecto Casas de Esther y el barrio residencial abierto Jardines de Esther, ambos en Pueblo Esther. Como se ve, un pulpo que tiene cada vez más tentáculos y no para de crecer.