El bar Tokio, de Santa Fe 1730, dio que hablar nuevamente a los vecinos. Todos se quejan no sólo
por los altos decibeles de la música, sino también por los “desastres” que hacen los
chicos en la vereda. “Están alcoholizados, se drogan, vomitan y hacen sus necesidades”,
manifestaron molestos.
El local ya fue clausurado varias veces y ayer a la madrugada otra vez
apareció la policía por el lugar. Dos mujeres llamaron al Comando Radioeléctrico. No quisieron
radicar una denuncia, pero dijeron que se vende droga y que hay menores. Los policías cerraron el
lugar sin clausurarlo.
Según un oficial de la comisaría 3ª, “a las 9 (de ayer) cuatro
autos policiales estacionaron frente al bar”. En el lugar, dijo, “los efectivos no
constataron nada ni detuvieron a nadie porque al llegar ya estaba vacío”. Aun así, dieron
cuenta al juzgado de faltas en turno por la supuesta presencia de menores y a otro federal por la
presunta venta de drogas.
El local es uno de los llamados “after”, que trabaja jueves
y viernes de 3 a 5 y los sábados permanece abierto hasta el mediodía siguiente.
“Dan pena —se lamentó una vecina—. Voy a la panadería
temprano y están todos tirados en la vereda, borrachos y vomitando. Las chicas están arregladitas,
pero destruidas”. La mujer ironizó: “Siempre dicen que los que hacen líos son los
pobres, pero aquí viene gente de dinero, con buenos autos y motos”. Otro lindero fue más
allá. Dijo que en la entrada de su edificio “los chicos (menores y mayores) se drogan y hacen
pis en la puerta”.
El bar se clausuró varias veces, pero siempre volvió a abrir. Los
vecinos presumen que sus dueños son “pesos pesados”, como “policías, ex agentes o
hasta algún juez”.