El centro de salud municipal "San Marcelino Champagnat", ubicado en Castellanos al 3900, tuvo que cerrar sus puertas la semana pasada luego de que el personal sufriera varios hechos de violencia y robos. Después de intensas tratativas con autoridades, la actividad se reanudará hoy.
"El personal está asustado, tiene miedo", reconocieron varios habitantes de la zona, que pagan también los costos de una violencia de la que no escapan los centros de salud.
La gota que rebalsó el vaso, y que motivó el cierre del centro de salud, fue el nuevo caso de una paciente con numerosos antecedentes violentos que golpeó a un enfermero.
Las agresiones y robos no eran nuevos, pero la última semana fue particularmente violenta para el grupo de trabajo del Champagnat.
Todo comenzó con el caso de un acuchillado que motivó el presuroso cierre de las puertas del centro de salud porque personas armadas lo estaban buscando en la zona con intenciones de concluir el ataque. Posteriormente, la portera sufrió el miércoles el robo de sus pertenencias. Aunque los golpes y amenazas que el viernes recibió un enfermero sobrepasaron los límites de tolerancia.
Se trata de un centro de salud ubicado en un barrio colmado de carencias, como la mayoría de los cincuenta que dependen de la Municipalidad de Rosario.
El crecimiento de personal de seguridad en los centros de salud (actualmente hay en treinta de ellos) no parece haber disminuido la problemática de la violencia hacia los profesionales. De hecho, el Champagnat cuenta con una persona que oficia de custodio desde hace tiempo.
En el último año crecieron los cierres de centros de salud debido a la violencia y los robos, que al mismo tiempo implican el aumento de los pedidos de traslado de personal.
En ese sentido, los trabajadores del centro de salud del barrio Toba (Rouillón al 4300) decidieron cerrar también el dispensario como protesta frente a los robos que vienen sufriendo.
Los delegados de los centros de salud denunciaron la semana pasada que, tras la salida de Gendarmería de los barrios, volvieron los robos, pero con mayor intensidad debido a que la presencia policial no suplió el repliegue de las fuerzas de seguridad nacionales.
En los cincuenta centros de salud se desempeñan diariamente unos mil trabajadores, los cuales atienden a alrededor de un tercio de la población de Rosario.
Los trabajadores de esos centros ya ni recuerdan el respeto que en su momento despertaron los profesionales de la salud que llegaban a los barrios de la ciudad con el objetivo de ayudar a sus habitantes, intentando morigerar desigualdades que, en la actualidad, no dejan de crecer.