El hantavirus también puso en alerta a los rosarinos. Tanto es así que esta semana la Dirección de Vectores de la Municipalidad tuvo el teléfono al rojo vivo y se multiplicaron por siete las llamadas de consulta de los vecinos. "Antes no entraban más de siete llamados por día, y hoy estamos en alrededor de 50", dijo el responsable del área, Guillermo Palombo, quien coordina los trabajos de unas 40 personas que trabajan en la vía pública y tres cuadrillas que llevan adelante las operaciones de control tanto de roedores como de otros vectores. Si bien hubo unas 50 intervenciones ante presencia de ratones o rastros de los mismos en diferentes barrios de la ciudad, el especialista indicó que "por ahora en ninguno de los casos se encontró el llamado ratón colilargo, que es el que transmite esta enfermedad". Y, a la hora de prevenir, lo mejor es eliminar lo que para los roedores es alimento: sacar la basura en horario y colocarla dentro de contenedor, levantar los excrementos de las mascotas de la vía pública, no acumular agua, alimentos para animales, escombros y maderas. "Para prevenir hay que cambiar hábitos", dijo (ver parte).
Los casos de hantavirus registrados primero en Epuyén, en el sur de país, y en los últimos días en las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos encendieron aún más los niveles de alerta. La minista de Salud de la provincia, Andrea Uboldi, indicó ayer que Santa Fe no está exenta y la definió como "un área endémica". Así, explicó que "hay varias regiones en el país que tienen este virus: una es el norte, otra la que corresponde a Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires, y el sur".
Más allá de la presencia del virus en la zona, aclaró que en Santa Fe, a diferencia de lo que sucede en los distritos del sur, el mecanismo de transmisión más común no es el interhumano, sino el que se da a través de un vector. Y puntualizó: "En la provincia todos los años tenemos hanta". Detalló que 2018 "cerró con 15 casos y 2 pacientes fallecidos".
Ese escenario generó que, ante la aparición de cualquier roedor o indicio, en Rosario las consultas a la Dirección de Vectores se dispararan, fundamentalmente a partir del martes pasado, indicó el responsable del área. Sin embargo, dejó en claro que "eso no significa para nada que haya mayor número de roedores, sino que la gente los ve más porque, ante la preocupación, está más atenta".
Así, la oficina, que habitualmente responde unas siete llamadas, esta semana recibió más de 50 diarias. En muchos casos son de vecinos que piden la intervención ante espacios abandonados o domicilios donde vieron o sospechan de la presencia de las alimañas, o incluso consultas para sus propias viviendas.
Si bien hay tres cuadrillas trabajando en la vía pública que realizan entre tres y cuatro intervenciones diarias vinculadas a lo específico de los roedores, "atender esos casos demanda mucho tiempo, fundamentalmente ante las denuncias que requieren ir al lugar, evaluar la situación y desratizar en el caso de que sea necesario".
En ese punto, Palombo explicó que "no se interviene en los domicilios particulares", pero sí en la vía pública, donde al detectarse la presencia de un roedor o rastros, como excrementos o madrigueras, se lleva adelante la desratización a través de la instalación de cebos sólidos, que son los únicos permitidos.
Hasta ahora, en ninguna de las situaciones se halló la presencia de los ratones que son responsables de la transmisión del hantavirus, sino que mayoritariamente se trata de la llamada "rata noruega, que es la más frecuente en la ciudad y que los vecinos identifican por ser grande y hocicuda, a diferencia del ratón colilargo que es más pequeño y que tiene una cola que es el doble del tamaño de su cuerpo".
Las situaciones que relatan los vecinos en los barrios exponen la preocupación. Un hombre de 87 años que vive en un departamento de pasillo en Montevideo al 3300 comentó que los roedores ingresaron desde la calle a un galpón que tiene al fondo de su vivienda. "Pusimos veneno y encontramos una rata muerta, pero nos dicen que todo viene de un subsuelo que tiene el edificio de la Universidad Católica, que ocupa gran parte de la manzana", dijo el sobrino del hombre.
En Ludueña, Verónica, tiene un verdadero foco de roedores en la casa lindera, que está cerrada y abandonada desde hace ya varios años, sin limpieza, llena de malezas y sin nadie que responda ni se haga cargo de la situación. "Yo no sé si son las que transmiten el virus, lo que sí sé es que las veo caminar por la medianera de mi patio", contó la mujer, quien ya hizo una presentación en el Distrito Noroeste.
En pleno centro, en Mendoza casi esquina San Martín, los vecinos aseguran que hay un terreno baldío, abandonado, lleno de malezas y del que nadie se ocupa. "Una vergüenza", se quejaron.
Ocuparse, en vez de preocuparse
Más allá de la situación excepcional de alerta que se vive por los casos de hantavirus en distintas zonas de país, el director de Vectores, Guillermo Palombo, explicó que anualmente "se recorren los puntos claves de la ciudad haciendo desratizado, en barrios con zanjas y espacios verdes abandonados, que son los más vulnerables a la presencia de los roedores". A eso se suman las denuncias puntuales. "Ese recorrido se hace al menos tres veces al año y en los puntos más difíciles, se aumenta la frecuencia", afirmó. Sobre la preocupación de los vecinos, Palombo convocó "a cambiar de hábitos y ocuparse", lo que significa "no dejar nada que represente comida para los roedores. Sacar la basura a horario, no tirarla fuera de contenedores, no acumular escombros, levantar los residuos de las mascotas y no colocarles comida todo el día, sino en el horario en que la consumen".