"El Mitre" no es el único club de pesca enclavado en la barranca de la costa central de la ciudad. Desde Corrientes hacia el norte, se le suman la Peña Náutica Bajada España, la Peña Rosarina de Pescadores Deportivos y el Círculo de Cazadores Guillermo Tell. En todos los casos, ocupan terrenos que pertenecieron a Ferrocarriles Argentinos, que la Nación cedió a la ciudad al final de los 90 y que desde 2007, a través de un convenio, la Municipalidad transfirió gratuitamente a los clubes. La promoción de la pesca y actividades vinculadas a esa actividad fue la única "contraprestación" exigida por el Estado municipal para el traspaso, algo no que no estuvo exento de polémica hace dos años, cuando no todas las entidades deportivas respondían a las reglas del acuerdo.
El acta, que rige para los cuatro clubes, se firmó en agosto de 2007 por parte del ex intendente Miguel Lifschitz. Allí quedan regulados los usos de estos predios y muelles de pesca que el municipio les otorga en "tenencia precaria" y gratuita por 20 años.
La primera cláusula de ese acuerdo estipula que los terrenos deberán "ser afectados exclusivamente a la realización de actividades comprendidas en el objeto estatutario de las instituciones"; y en la tercera se detalla: "Los clubes deben garantizar la utilización de las instalaciones por parte de instituciones de bien público (escuelas, entre otras) con las cuales realizarán una tarea formativa con relación al río; como también una tarea de enseñanza de la pesca con criterios recreativos y deportivos".
Se deja en claro más adelante que "queda expresamente prohibido a los clubes ceder, transferir o cambiar el destino para el que fue otorgado el presente uso compartido y tenencia precaria, ya sea a título gratuito u oneroso, bajo pena de dejarlo sin efecto".
La polémica, desatada hace tres años y a la que hizo referencia el presidente del club Mitre al hablar de "modelos" de instituciones, refiere al caso del Guillermo Tell, que no sólo mantiene cerrado su predio a las actividades de la pesca, sino que lo cedió a un tercero, un fideicomiso que es el que explota el bar y restaurante "Los jardines de Hidegarda", que funciona con fines de lucro en ese ámbito otorgado por el Estado. Desde entonces, y pese las advertencias de dejar sin efecto el acuerdo que rigen en el acta, el restaurante continúa en actividad.